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sábado, 8 de diciembre de 2012

Capítulo XX Los quince años parte IV


-La fiesta-

                -Rápido Iván, ya péinate-decía la madre de Sonia a su hijo-¡Estela baja a que te maquillen, que vamos a llegar tarde a la misa!
            -Ya cálmate madre-replicaba Estela, que bajaba en ese momento las escaleras del tercer piso.

Llevaba un vestido lila con encajes morados, tenía varias mariposas moradas dispersas en él, mantenía la cola del vestido levantada con su mano derecha.

            -Ay Albert-dijo Sonia tras de mí-Que linda se ve mi hermanita.
            -Pues sí, se ve muy guapa-acordé.

Me volteé y la vi, llevaba un vestido negro con la parte superior gris con un bordado de flores negras, ya estaba maquillada y el vestido resaltaba su físico, lo que, digamos, provocó un acelerón en los motores S.

            -Vaya-dije levantando las cejas sorprendido-Tú también estas muy bien.
            -Gracias-respondió con un gesto.
            -Qué bien le queda ese vestido a Estela-comenté viéndola de arriba abajo-Se ve espectacular.
            -Si, si, pero no empieces con tu manía de senos-dijo dándome un golpe en la cabeza-Además si intentas ligártela, yo e Iván nos encargaremos de que no quede mucho de ti.
            -¡Pero si le llevo como 6 años!-contesté sobándome la nuca-Y aún que lo intentara sería una pareja muy fumada.
            -Bueno, pues más te vale-concluyó y me dio una máscara-Por cierto ya cámbiate que nos vamos en un rato.
            -¿Y esto?-dije dándole vueltas a la máscara.
            -El detalle sorpresa del baile ¿Recuerdas?-dijo Sonia con una sonrisa y dándome unos golpecitos en la frente-Es un baile de máscaras.
            -Ah, cierto.
            -Rápido, pasa al cuarto de Iván y cámbiate-decía mientras me empujaba al cuarto- ¿Traes tú frac verdad?
            -Si, está abajo.
            -Ya voy por el-dijo mientras me metía en el cuarto.

Solté un suspiro y me deje caer en la cama, su comentario de Estela me había sacado de onda, me empecé a quitar los tenis y la playera, justo me la terminaba de quitar cuando entró Sonia con mi frac.

            -Huy-dijo al entrar-Ya estas semidesnudo, tenía años sin verte así.
            -Pues no desde esa vez-contesté recordando también esa ocasión-¿Fue en este mismo cuarto no?
            -Si, por que el mío lo dejamos cerrado por dentro al irnos por esos cafés.

Ambos nos quedamos viendo un poco divertidos, me dejó mi traje y se fue a ayudar en el maquillaje de Estela, yo me terminé de cambiar y, al cabo de un rato, salí ya vestido con mi frac negro, la faja y moño grises

            -Listo-dije y levanté la máscara-Y ¿ahora qué hago con esta? ¿La guardo hasta que lleguemos al salón?
            -No-contestó Sonia tomándola de mi mano  y me la puso-Ahora tu ponme la mía y vamos a adelantarnos al salón a recibir a los invitados.
            -Hija, hagan espacio que ya va a bajar tu hermana-dijo detrás de nosotros su madre-a ver Estelita ya pasa.

Estela pasó frente a nosotros, ya maquillada, se veía muy linda y con un aire inocente, mientras bajaba las escaleras al primer piso, le tomaban fotografías y grababan un video.

            -Bueno Albert-dijo Sonia tomándome del brazo-Serás mi bastón humano, no puedo caminar muy bien con los tacones que me acabo de poner y no me quiero caer.
            -OK-dije y le ofrecí bien mi brazo-¿Qué le parece una caminata señorita?
            -Tampoco te creas tanto-contestó-Vamos al centro a dar una vuelta antes de ir al salón.
            -¿Solos?
            -No-respondió-Ya llegaron Jorge y Eva, están esperando afuera.

Bajamos las escaleras y saludamos a los demás, estaban vestidos con sus trajes y ya portaban sus máscaras.

            -Hola Alberto-me saludo de mano Jorge-Vaya, que máscara tan loca te tocó, una de Guy Fawkes.
            -Yo se la escogí-dijo Sonia.
            -Pues te queda bien-añadió Eva-¿Nos vamos?

Salimos y tomamos rumbo al parque del centro, la gran mayoría de la gente se nos quedaba viendo, llamábamos particularmente la atención, hubo un grupo de chicos que hasta una foto se tomó con nosotros. Caminamos dando algunas vueltas y curioseando en una especie de festival que había ahí mismo, por sus tacones, Sonia constantemente se recargaba sobre mi brazo, cosa que me resultaba particularmente agradable, después de haber dado unas cinco vueltas decidimos dirigirnos al salón, pero antes de eso, queríamos pasar a la iglesia para ver la ceremonia de Estela, pero como estaba tan lleno el lugar, optamos por ir directo al salón.

            -Pobre Estela-dije al irnos de la iglesia-Debe estar aburriéndose de muerte ahí dentro.
            -Ya lo creo-dijo Jorge-Esa misa la está dando el padre Conrado y el suele colgarse en sus sermones.
            -¿Albert a qué hora llega tú invitada?-preguntó Sonia-Porque tengo entendido que invitaste a alguien, no regresaste la tarjeta.

Recordé súbitamente a Ingrid y solo alcance a decir

            -Me dijo que llegaría a la fiesta.
            -Pues ya tengo ganas de ver como es esa chica-continuó-Si es linda te la quito.
            -Oye Alberto, ¿tu banda a qué hora toca?-preguntó Eva.
            -Pues según me dijo la mamá de Sonia-dije-Nos toca después del vals, tocaríamos una hora, después de una pausa para el discurso de su papá y seguiríamos por unas horas más, creo.
            -Si, pero tendrán que alternar entre el sonido que de todas maneras contrataron mis padres-dijo algo molesta Sonia-Insistieron que los invitados querrían bailar.
            -Bueno-concilió Jorge-Por lo menos ellos tocarán algo que  nos guste.
            -Más les vale-dijo Eva amenazándome con su puño.

Llegamos al salón, donde ya se encontraban los demás muchachos de la coreografía, los saludamos y buscamos una mesa para que, al terminar, todos estuviéramos juntos, ya una vez que la tuvimos apartada, me fui a ver si ya habían llegado Hugo, Oscar e Isaac, habíamos quedado que para las nueve de la noche ya estarían colocados los instrumentos, y lo estaban,  pero ellos no se veían por ningún lado.

            -¿Buscabas a alguien chambelancito?-escuché preguntar burlonamente a Hugo-Ja ja ja, te ves bien chistoso.
            -¿Quién diría que veríamos al calvo decente?-dijo Oscar entre risas.
-Creo que ha de ser una de las señales del “Apocalipsis”-remató Isaac y se soltaron a reír.
-Ya estuvo bueno-dije-Ya para la hora en que toquemos me cambio.
-No, no-dijo Hugo-Mejor quédate así, sería más loco tener a un baterista formal.
-Bueno, por cierto ¿A quienes invitaron?
-Pues a nuestras novias-dijo Isaac-No todos somos unos lobos solitarios como tú.
-Están en esa mesa-dijo Hugo-Vamos a presentarte, porque no te conocen y como les hemos estado contando de nuestros viejos tiempos, tienen curiosidad.
            -¿Qué les contaron?-pregunté un poco preocupado.

Estuve un rato en su mesa, me presentaron con Ana, la novia de Oscar, “una chica un poco pequeña para la bestia peluda que es Oscar”, pensé, Mayra, la novia de Hugo una chica casi de la misma estatura que él y por último a Isabel, la novia de Isaac, una chica un poco alta y muy alegre que se paso preguntándome, junto con Ana y Mayra, si eran ciertas las historias que les habían contado.

            -Bueno-dijo Ana-Al parecer si eran así de gandallas contigo desde el bachiller.
            -Pues un poco-dije rascándome la cabeza-En ese entonces eran diferentes las cosas.
            -Si, entonces era más molesto-dijo Hugo-Y además eras medio ardilla.
            -Nosotros lo curtimos-agregó Oscar-Lo preparamos para que nadie más lo molestara.
            -¿O acaso alguien te molesta en el colegio al que vas?-me preguntó Isaac.
            -No, nadie.
            -¿Ves Isabel?-se dirigió Isaac a ella-No éramos unos malos amigos.
            -¿Les molesta si les quito un rato a mi bastón?-interrumpió Sonia.
            -Pues llévatelo-dijo Hugo-Pero no te lo vayas a robar, que lo necesitamos para la tocada.
            -¿Robármelo yo?-se hizo la indignada-¿Cuándo lo he hecho?
            -Solías hacerlo-dijo Isaac-Antes, en casi todas las tocadas te encargabas de desaparecerlo y siempre llegaba derrapándose.
            -Bueno pero eso fue hace tiempo-dijo Sonia e hizo un gesto con la mano-No pasaría de nuevo, vamos Albert.

Me levanté y me tomó del brazo, nos dirigimos hacía la entrada.

            -Eh, ¿A dónde vamos?
            -Vamos a la casa-me dijo-Voy a bailar un poco de danza árabe, así que necesito mis trajes.
            -Bueno, pues vamos.
            -Además-añadió-Vamos a pasar por Violeta.
            -Correcto-respondí, pero sentí un cierto dejo de celos en mí interior.

Caminamos hacia su casa un poco en silencio, para mi resultaba grato cada roce que había cuando Sonia pretendía no caerse, llegamos a su casa y yo la espere en la reja mientras ella subía por sus cosas, mientras esperaba jugueteando con las hojas de la misma planta, pensaba en cómo diablos había renacido ese deseo, había estado sepultado por un buen tiempo, hasta lo creí superado por la catarsis que había hecho.

            -Listo, vamos por Violeta-dijo al salir con una maleta.
            -¿Nos espera en el centro?-pregunté.
            -Si, después de recogerla ya nos vamos al salón-respondió y miró sui reloj-Ya no debe de tardar en terminar la misa.
            -Bueno pues apurémonos-dije.
            -¿Estas tratando de matarme?-dijo-Si vamos más rápido, me voy a caer.
            -Está bien, está bien-repliqué-Pero no tardemos mucho.

Un poco más rápido, llegamos al centro, dónde nos estaba esperando Violeta sentada en una banca, llevaba puesto un elegante vestido de noche negro con un arreglo azul, nos saludó con la mano hasta que llegamos hasta su lugar.

            -Vaya, que bien se ven los dos-dijo mientras nos veía de arriba abajo.
            -Gracias-respondí tratando de rascarme la nariz, pero la máscara me lo impedía.
            -Ja ja ja ja-rió Sonia de mi intento-Al pobre Albert se le olvido que llevaba la máscara puesta.
            -Ah-suspiró Violeta-Me recordaron por un momento a la pareja que hacían hace algunos años.
            -Si-dijo Sonia y me pico en un costado-Cosa que le gustaría a Albert.
            -Démonos prisa-dije sonrojado y agradeciendo llevar puesta la máscara-Que tenemos que llegar al salón.
            -Mira, lo apenaste tanto que ni te contesta-añadió Violeta.

Sonia se fue tomada del brazo de Violeta. Así que el trayecto del centro al salón estuve repasando la coreografía y el vals, pensando en el comentario de Sonia y algunas ideas un poco tontas y locas. Ya en el salón, Sonia y Violeta se fueron a sentar juntas en la mesa que habíamos apartado, Hugo me hacía señas desde el escenario, él y los demás se habían subido a revisar sus instrumentos y afinarlos.

            -Calvo revisa tu batería-dijo cuando llegué-Checa que este bien montada por que la neta yo no sé cómo te gusta.
            -Además-dijo Oscar mientras afinaba su guitarra-Revisa los micrófonos que no sé si están bien puestos.
            -Pues mejor ya nos echamos una rola para probar ¿no?-propuso Isaac.
            -Nada más reviso mi batería y nos la chutamos-dije.

Rápidamente, hice las pruebas de siempre, toque unas cuantas veces cada tambor, apretando o soltando un poco los parches, revise que cada micrófono registrara bien cada tambor y platillo, concluido esto, mire a Hugo y levante mi pulgar.

            -Bueno, probando-dijo por el micrófono-Bien, nosotros somos “The Anonimus” y vamos a estar esta noche tocando, esta rola va de prueba, es de Mew y se llama “Am I wry? No”

Comenzamos a tocar ese nuevo cover, Oscar llevaba la introducción con su fender y Hugo cantaba los primeros versos, Isaac y yo no entramos hasta cerca del primer coro, todo parecía bien y en orden, prometía ser una buena tocada. Justo terminábamos cuando se veía que ya entraba Estela

            -Demos un fuerte aplauso para la quinceañera-dijo Hugo por el micrófono.

Entró por completo todo el grupo que venía con Estela, ahora quien me hacía señas era Eva, para que bajara y empezáramos con la coreografía del baile y el vals. Todos nos formamos de acuerdo a las parejas y orden de estaturas.

            -Vamos chicos-dijo la instructora-Esta es la buena, háganlo como en el último ensayo.

Empezó a sonar la música y salimos, todo salía muy bien, incluso un poco mejor que en el ensayo, la gente aplaudía y hacía comentarios positivos, terminamos el baile y mientras Estela bailaba el vals con su pareja, el resto nos separamos para sacar a nuestro invitado, busque a Ingrid, pero no se veía por ningún lado, cuando ya me disponía a sacar a bailar a otra persona, escuche que alguien me llamaba, cuando volteé, vi que Ingrid se dirigía hacia mí, llevaba un vestido negro, con detalles blancos y un arreglo de flores blancas en un hombro, me tomó de la mano y empezamos a bailar, además, usaba una máscara negra de alambre forjado y cristales engarzados.

            -Pensé que llegarías más tarde-dije.
            -Traté de llegar antes-dijo entrecortadamente, recuperando el aire-Pero había un accidente en la carretera.
            -No te preocupes –la tranquilicé-Llegas justo a tiempo.
            -Qué buena máscara-comentó viéndome a los ojos-Una de la eterna sonrisa.
            -La tuya es muy linda-regresé el elogio-¿Dónde la compraste?
            -Ya la tenía-contestó-Me la trajo un primo que estuvo de viaje en Italia.

Continuamos platicando mientras bailábamos, curiosamente, ahora era Ingrid quien ocupaba por completo mis pensamientos, en eso, una frase cruzó por mi mente:

“El deseo es alimentado por la saturación de la imagen  del mismo ser deseado”

Eso explicaba un poco lo de los motores, pero no el por qué habían vuelto a activarse, terminamos de bailar y nos sentamos en la mesa, dónde ya estaban servidos los platos, ya estando todos juntos, nos quitamos las máscaras y presente a Ingrid.

            -Bueno Ingrid-dije y empecé a presentarla-Ellas son Sonia y Violeta, ella es Eva, su prima, por ahí están Rodrigo y Lucía, ahora, la chica que está sentada en la mesa principal, la del vestido lila, es Estela, la festejada.

Estuvimos comiendo y platicando un buen rato con todos, Ingrid preguntaba un poco de mi a los demás, les preguntaba cómo era, que hacía en ese entonces, cómo los conocí y cosas por el estilo, cuando se acerco Hugo y me dijo que ya era hora de tocar.

            -Ingrid, te dejo un rato-le dije y me levante de mi silla-Es hora de tocar un poco.
            -Ve-me dijo con una sonrisa-Yo platicaré un poco más.

Subimos al escenario, y empezó la tocada.

            -Buenas noches-dijo Hugo-Felicidades a la cumpleañera, pues vamos a tocar unas cuantas rolas antes de que corten el pastel, esta es de Rooney y se llama “I’m a terrible person”

Hugo y Oscar empezaron la canción, mientras esperábamos a entrar en el tercer tiempo, Oscar e Isaac, sacaban unas buenas notas de sus instrumentos, mientras Hugo no se quedaba atrás cantando y tocando su teclado, yo tenía una sólida ejecución, la conexión de la banda se sintió más cuando improvisamos un poco al final de la canción, un fuerte aplauso vino al terminar, principalmente desde la mesa de los chicos de la coreografía, y vi como Sonia, Violeta e Ingrid platicaban entre ellas, cosa que me preocupó un poco.

            -Ah, gracias-dijo Hugo-Ahora nos pondremos algo británico experimentales, esto es “The silence is talking” de “Reverend and the makers”

Oscar empezó a sacar los riffs iniciales y después entramos Isaac y yo, Hugo sacó la trompeta y se puso a tocar caminando por todo el escenario, los acordes de la guitarra, el bajeo, la percusión, todo sonaba bien, incluso algunos invitados mayores empezaban a aplaudir.

            -Ja ja ja-rió Hugo-Esta buena la rola ¿No? Ahora, para la quinceañera, tocaremos “Birthday Dethday” de “Dethklok”

Escuchamos las risas de la mesa donde estaba Sonia y vimos como Estela reía desde la mesa principal. Hugo, tomando una voz gutural, comenzó a cantar y Oscar e Isaac lo siguieron con los pesados acordes, yo también saque la rápida percusión de doble bombo, aunque en este caso solo usamos doble pedal, Hugo bajo del escenario y fue a la mesa principal, tomó a Estela y la subió al escenario, terminando de tocar, Hugo dijo.

            -Ahora señorita-le dijo a Estela-Espero y me dé una mano con las canciones que nos pidió.
           
Estela asintió y dimos rienda suelta a Keiichi Ooishi no Uwasa no Jikenbo ABC, una de las canciones que nos había pedido, la mesa de los chicos del baile se paró a bailar en el centro del salón, lo que motivo a que más gente se sumara al baile improvisado de ellos, seguimos tocando algunas de sus peticiones y una que otra que nos llego a pedir algún otro invitado, cuando ya llevábamos unas doce canciones hicimos la pausa para que su padre diera un discurso, después de eso, se partió el pastel y cada uno bajo a su respectiva mesa.
           
            -Wow-dijo Ingrid cuando regresé a su lado-¡Quién te viera ahí arriba! Pareces otra persona cuando estás en el escenario.
            -¿Ves? Te lo dije-añadió Sonia-Es muy distinto cuando toca algo, por eso me gustaba.
            -¿Solo se la pasaron hablando de mi pasado?-dije levantando los hombros-Pensé que hablarían de cosas más interesantes.
            -Para mí tu pasado es interesante-me dijo Ingrid con una sonrisa.
            -Ah, pues…-me sonrojé-¿Quieres pastel?
            -Ay Ingrid,  lo traes muerto-dijo Violeta.

Ella rió, yo me quede un poco apenado, mientras el padre de Sonia y Estela daba una extensión a su discurso, seguimos platicando, Hugo, Oscar e Isaac  junto con sus novias se sentaron en nuestra mesa, lo que mejoró el ambiente en la mesa, hacíamos bromas, contábamos viejas historias del bachiller, tomando refrescos y comiendo un poco más, cuando su padre termino el discurso, anuncio que tenía una sorpresa.

            -¿Una sorpresa?-dijo Sonia-No sabía nada de eso.
            -Pues por eso es una sorpresa mujer-le contesté y le di una palmada en el hombro.
            -¡Pero se supone que yo estaba enterada de todo el itinerario!-replicó indignada.
            -Bueno veamos de que se trata-la tranquilizo Violeta.
            -Puede ser algo divertido-añadió Ingrid.

Mientras las luces se apagaban, un reflector se centró sobre una persona en el centro de  la pista del salón, era el brujo del laberinto.

            -¡Buenas noches damas y caballeros!-dijo con un jovial grito-Muchas felicidades para Estela, nuestra celebrada-señaló a la mesa principal.

Hizo un chasquido con sus manos y tras una bocanada de humo apareció una mesa y un sillón, tomó asiento y continuó.

            -Se dice que para cada corazón roto hay una luz, que la vida es un cruel juego al que fuimos arrojados de cabeza al nacer, que se nos proporcionan máscaras y vestuarios para representar nuestro papel o para escondernos, pero no todos nos vemos en la necesidad de escondernos de las heridas que la vida nos produce. Déjenme contarles la historia de cierto chico, que de joven tenía un hambre de vivir y experimentar tal, que tenía la carne al aire, siempre lista para una nueva aventura o para un nuevo romance, pero siempre exageraba en la cantidad que dejaba, siempre puso más de lo que era seguro dejar. Con el tiempo tenía tantas y tan marcadas cicatrices que empezó a desconfiar del mundo, en su interior, su mente se dividía en varias facetas, partes si se les quiere decir, construyó una barrera entre él y la gente, esperaba que la barrera le diera un poco de seguridad, que se sintiese a salvo dentro de ella, pero ese muro solo permanecía inmóvil y frío-hizo un pausa y continuó-Pero basta de historias, hagámoslo pasar.

Se levanto de su asiento y señalo hacia mí, un poco sorprendido, pero listo para lo que tuviera que pasar, me levante de mi asiento y ante las miradas de todos los invitados fui a dónde estaba el brujo.

            -¿Estás listo para enfrentar todo lo que has guardado por años dentro de ti?-me pregunto mientras sacudía su mano y volvía a aparecer ese tenue fuego azul.
            -Listo-aseguré y lo miré-Y preparado para lo que venga
            -Si así lo quieres-dijo y antes de poner su mano en mi frente agregó-¡Qué así sea!

Todo se volvió negro.

[…]