Fue un suceso un poco extraño
toparme con ese diario después de creerlo perdido o destruido desde hacía
algunos años, las pastas de la libreta estaban a punto de caerse y algunas
hojas ya se habían despegado, así que por unos días me dediqué a tratar de repararlo.
La mayoría de lo anotado en el eran simples narraciones de días que habían
quedado en el pasado, pero algunas de ellas eran los primeros indicios de las
diferentes personalidades que se empezaban a formar dentro de mí, y para mi
sorpresa estaban algunos indicios de los “motores” de José pero extrañamente
unidos a los intentos de regresar de Alberto, transcribo la página completa:
27-Marzo-…
Ayer di
inicio a la reactivación-arranque del motor S2.
Comenzando
con una larga plática sobre los temas indicados en el plan de acción basado en
algunos de los nuevos rangos de acción estudiados a lo largo de los contactos
exploratorios; se presentan los siguientes resultados:
Ø Mostró interés por algunas de las
nuevas actividades que se han llevado a cabo. Incluido el más reciente
descubrimiento musical.
Ø Relató algunos eventos de su
diario acontecer y dio datos que pueden ser utilizados en algún momento del
futuro.
Ø Invitó algunos refrigerios y la
plática derivó en asuntos un poco triviales.
Se ha decidido,
dados estos datos, optar por la activación lenta del motor S2 esperando
concluir los planes en mayo o junio.
Esta era
una prueba real de que, en un momento, la pasión y la razón colaboraron entre
sí y trabajaron juntas con un mismo objetivo: El motor S2 o, más simple, volver
con Sonia, esta página será de gran ayuda para cuando me vuelva a encontrar con
José y quizá logre hacer que deje sus intentos por desplazar a los demás.
Las tardes
en casa de mis padres se me hacían eternas, más por el hecho de que no salía a
ninguna parte, me pasaba el día viendo televisión o leyendo algunos de los
viejos cómics que tenía en mi cuarto, dibujando o solamente tumbado en la cama
escuchando música, además el calor no ayudaba en nada a ese estado de aburrimiento
que tenía, así que un buen día me decidí a ir a la cuidad de… a visitar a
Sonia. Pero antes le hice una llamada para no desperdiciar el viaje, tomé el
teléfono de la sala y marqué su número.
-¿Bueno?-dijo-¿Quien habla?
-Hola, soy yo, Alberto-contesté-¿Cómo
te va?
-Mmm...,
pues un poco mejor que la última vez que nos vimos-respondió-¿Y tú qué haces
vago?
-Pues
pudriéndome en casa de mi padres-suspiré-Hace calor, no hay nada bueno en la
televisión.
-Ja
ja ja-rió-Pues podrías venir a una reunión o “pijamada” que se hará en mi casa.
-¿Tú
casa o el departamento?-pregunté.
-En
casa-dijo-Te dije que estaba un poco mejor que la última vez.
-Vaya,
esos sí que son cambios-comenté- ¿Cuándo va a ser esa reunión?
-Pues
el próximo fin de semana-contestó- ¿Te anoto?
-Órale-dije-¿Quiénes
van a ir?
-Pues
mis hermanos-enlistó-Rodrigo, Lucía, Jorge, mi prima Eva y Alexa.
-Huy,
toda la banda-me sorprendí-¿A qué hora?
-Pues
a las 4 de la tarde-dijo-Vamos a ver unas películas.
-Bueno
hasta el fin de semana
-Bye-dijo
y colgó.
Bueno, por lo menos ya no me
aburriría en esas vacaciones, ver a los
cuates del bachiller era una buena manera de pasar algunos días fuera de casa y
escapar de la ola de calor por un tiempo, pero antes necesitaba del permiso de
mi padre y a ver si me prestaba uno de los carros para ir allá y ahorrarme un
poco de tiempo, así que espere a que mi padre regresara del trabajo para
preguntarle.
-Oye papá-le dije-¿Qué posibilidad
hay de que me prestes alguno de tus carros para el fin de semana?
-Pues depende-me contestó-¿Me lo vas
a regresar entero?
-No juegues papá-comenté-Ándale, te
prometo que no le hago nada.
-De acuerdo-accedió- ¿A dónde vas?-
-A la ciudad de… a ver a algunos
amigos-dije-Quizá me quede algunos días por allá.
- ¿Y en donde te vas a
quedar?-preguntó-¿En casa de alguno de tus amigos?
-Sí-dije-Es una reunión de los amigos del
bachiller.
-Bueno-acordó-Te puedes llevar la
camioneta azul.
-¿La grande?-me sorprendí-¿No es
mucho?
-Bueno si no la quieres…
-No, no, no-dije-Esta bien.
-¿Tienes dinero?
-Llevo algo de mis ahorros-contesté-Además
llevo mi tarjeta.
-Ahí tienes demasiado-me dijo-Esta
todo el dinero que te damos y no más no te gastas, ¿para que la llevas?
-No sé-dije encogiéndome de
hombros-Es una especie de presentimiento.
-OK-respondió mi padre-Nada más le
pones gasolina al carro.
-Gracias.
Vaya, la
camioneta azul, uno de los primeros carros de mi padre, era un poco extraño,
pero tome las llaves de la pared y llevé la camioneta a la gasolinera para llenarle el tanque antes
del viaje. Terminé de ordenar mi cuarto para dejar algo de espacio en el, aun
que no sé exactamente por qué, solo tengo el presentimiento de que lo
necesitaré.
Me levanté
tarde ese día, como a las once, solo tome una ducha, comí con mis padres y
alisté las cosas para salir a la una de la tarde, el viaje me resulto agradable por la música que puse y principalmente
por la rapidez de la camioneta, en menos de hora y media ya estaba ahí.
Como
llegué antes, me puse a dar de vueltas por las calles y me dirigí al centro de
la ciudad, estacione la camioneta cerca del parque central y fui a la casa de
la cultura para matar un poco el tiempo y me topé con una clase de danza árabe
y, aún más sorprendente, a Alberto fuera del salón de danza.
-¿Qué haces aquí?-pregunté.
-Solamente matando el
tiempo-contestó sin apartar la vista de las chicas-Y a preguntarte si no has
visto a José.
-Pues si-respondí-Esta bastante
confundido, quería “enmendar” el daño que habías hecho, como el caso de Ingrid,
quizá algo de la manía.
-Ja ja ja-se rió y volteo a verme
sonriendo-Pues no está equivocado en echarme la culpa de la manía, por eso
estoy aquí, también un poco por el pasado, pero eso ya es otra cosa
Las chicas
llevaban ropa deportiva que las hacia verse bastante bien y acentuaba su
físico, de repente me di cuenta que Sonia estaba entre las chicas y me miró con extrañeza. No sé porque de
repente sentí la necesidad de retirarme o se molestaría y llevarme a Alberto de
ahí.
-¿Ya la viste?-me preguntó Alberto
con una sonrisa.
-Si-le dije-Este…mejor nos vamos.
-¿Crees que se pueda
molestar?-dijo-¿Por eso te quieres ir?
-Bueno si se enoja el que va pagar
el pato soy yo-dije-Hoy quede de verla y a unos amigos.
-Ya, no te preocupes-me tranquilizó
mientras se levantaba y dirigía a las escaleras-Si algo pasa luego hablaré con
ella.
-Como quieras-agregué mientras
bajábamos-¿Ya encontraron a Aljeos?
-En eso estamos-respondió-Tenemos la
idea de que puede estar aquí.
-Solo espero que si me lo
encuentro-comenté-Aljeos esté de mejor humor.
-Quizá-dijo Alberto ya estando
afuera-Hasta pronto.
Se alejó
por una calle del parque central y yo me fui por el otro lado cuando me
encontré con una tienda de instrumentos musicales, entré y en la sección de
instrumentos usados me sorprendí al ver mi vieja batería, completamente
preservada tal y como la última vez que la vi, inmediatamente le pregunté a un
encargado por el precio.
-Pues esa batería esta en
oferta-dijo el encargado-Esta a cinco mil quinientos con todo y platillos, ya
lleva rato aquí.
-¿Cuánto tiempo?-pregunté por
curiosidad.
-Al menos un año, estaba algo
golpeada-me contestó-Su dueño anterior no la había cuidado bien, nos dijo que
era del baterista de los Anonimus, solo porque era verdad se le compro y la
restauramos.
-Ah maldito Serafo-dije-Bueno me la
llevo.
-¿Tú eres el baterista de los Anonimus?-me
preguntó-Wow, ¿Por qué se separaron? Tenían potencial.
-Ah, pues teníamos que estudiar en
ciudades separadas, de vez en cuando nos vemos para ir a comer o a tomar algo.
Pagué con
mi tarjeta la batería y me la empaquetaron en unas cajas, los platillos y los
atriles en un porta platillos. Me llevé la batería en la parte trasera de la
camioneta y me dirigí a la casa de Sonia y a enfrentar la intromisión de
Alberto, espero que la suerte que tuve para encontrar la batería, que mi padre
me prestara la camioneta, me ayude a resolver lo que se pueda presentar.
Estacioné
la camioneta fuera de la casa al lado del portón y toqué el timbre, que fuera
lo que tuviera que ser.
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