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sábado, 7 de julio de 2012

De lo malo de ser hombre


En respuesta al blog de Viri sobre las quejas de ser mujer, el cual recomiendo que lean antes de chutarse este, vamos a hacer un recuento de algunas quejas de ser hombre, que sí, es más fácil, pero no por ello me he topado con situaciones dignas de ser mencionadas.

Del Fútbol (y otros deportes)

¡Ah! Los deportes, esa actividad de sano esparcimiento y exhibición del físico humano en la manifestación legendaria de nuestro instinto de competitividad.

Si eres hombre, es muy seguro que en algún momento de tu vida hayas tenido contacto con un balón de fútbol o de algún otro deporte. En nuestro querido y pambolero país el fut es lo que más apasiona a millones de hombres, en mi caso la relación con el fut ha sido de altibajos.

Cuando era un niño me encantaba jugar fut, pasaba todas las tardes jugando con los niños de la calle, lloviera o hiciera frio, nunca fui bueno, de hecho mi mayor atributo era que sabía estorbar para que los niños que si eran buenos quedaran incómodos para tirar y de ahí al entrenador de la unidad donde vivo se le ocurrió meterme de defensa al equipo de la unidad, aunque pocas veces me metía a los partidos… Ahí me enojé, hice berrinche y ya no quise saber nada del fútbol hasta que entré a la secundaria.

Fútbol, segunda temporada.

En la secundaria no me pude escapar de la clase de educación física, han de saber que siempre he sido enemigo de hacer sentadillas y lagartijas, así que volví a tener contacto con el balompié, en contra de mi voluntad. En esta ocasión había chavos mejores defensas (defensas de defender no otras cosas ;D) que yo, así que en el primer partido el capitán del equipo me puso de portero, ya saben, el que mete las manos para que no entre un gol. Bueno, en ese partido la verdad me la rifé, creo que fue uno de los momentos cumbre del deporte en lo personal, pues después de parar un tiro que era a todas luces un gol, el balón le quedó perfecto para volver a tirar a otro chavo y yo estaba tirado en el suelo, y en el último segundo, conjurando al espíritu de Benji Price, me lancé con un brazo estirado y paré el balón en la línea de gol, estaba que no cabía de gusto y lo bueno fue que ganamos.



Lo malo fue que solo en ese partido la armé, ya que en los otros solo perdíamos porque la verdad estaba bien piedra, de ahí se generaron algunas burlas y que después buscara una excusa para poder salirme de las clases de fut (al final pude utilizar una operación de pretexto, pero al principio argumenté asma).

Fútbol tercera temporada, fútbol americano primera temporada.

Ya en el C.B.T.i.s. me volvió a funcionar lo de la operación y no hacía ejercicio, pero cerca del cuarto semestre a mi amigo Oscar y a su hermano se les ocurrió que jugáramos tochito en un prado que había cerca de su casa y de la escuela. La verdad lo único de lo que la armaba era para dar pases y eso a medias, pero mi amigo David lo compensaba atrapando mis pichurrientos pases y corriendo como alma que lleva el diablo, pues él es miembro de una raza de guerreros aztecas secreta de Cuacuila (LOL), balón que atrapaba seguro terminaba en anotación. Pasó un tiempo y otros amigos propusieron que jugáramos fut, otra vez me vi en la portería, sin embargo, en esta ocasión si la armé, a tal punto que ya había veces en las que me elegían primero (Oh! Stop it you!!).

Pareciera que todo esto tiene una imagen positiva de mi hacía el fútbol, pero en general evito todo contacto con los deportes (a menos que tengan un control de por medio) no me gustan, no tengo la coordinación ni la condición (por flojera) para jugarlos, y eso me ha aislado un poco de otros chicos, en la uni me la pasaba escuchando música y el resto estaba en las retitas de que los de quinto contra los de primero y así. Además, el que empiece a comprender cosas como diferencia de puntos, gol de visitante, faul técnico, tarjetas acumuladas y esas ondas es una de las primeras y claras señales de que estoy envejeciendo. Sin embargo, a veces es divertido sentarme a ver un partido con mi papá y mis hermanos, eso sí, seguiré sin entender el beisbol, el tenis y básquet, así que no intenten explicármelos.

De las cosas que por ser hombre se supone de sabes hacer.

Ser hombre trae una preconcepción de los que debes hacer.

Saber cambiar una llanta, saber poner una antena de televisión, levantar cargas pesadas como si fueran una simple bolsita de mandado (esas igual pesan las condenadas).

Esto lo digo por una ocasión en la que a unos conocidos que acompañaba se les ponchó una llanta en la autopista, la cosa hubiera estado más sencilla si no hubiera estado lloviendo y no hubieran apretado las llantas con pistola, pues quedaron bien duras y con mis enclenques fuerzas no pude aflojarlas (igual no teníamos una llave de cruz a la mano) ya después de media hora, un camionero nos echó la mano y con una llave que dejó pendejísima a las que había visto en mi vida, sacó la llanta, la cambiamos por la de emergencia (ya que ni a de repuesto llegábamos) y nos retachamos vencidos a su casa.

Y es que si eres hombre y no le sabes a la mecánica, estas prácticamente perdido si algo te pasa en la carretera. Estadísticamente, tienes como 5 o 6 veces menos probabilidades de que alguien se orille a ayudarte que si fueras mujer (bueno, que hombre en su sano juicio dejaría pasar la oportunidad de echarle mano al motor de una núbil jovencita, ay, eso sonó medio raro)


Yo te ayudo, ¡Sabrotza!

También esta lo de las cargas pesadas. Cuando entré como un alegre e inexperto practicante al área de control de calidad de papa y otras materias primas a sabritas, me mandaron ahí porque según en ese laboratorio siempre mandan a los chicos. Recuerdo que el primer día me dijeron: “Vente beto, vamos por la muestra de papa” y ya ahí me había emocionado, pensaba que íbamos por unas bolsas de papas para comérnoslas y darles el visto bueno. Cuernos, pasamos a una zona donde un camión estaba descargando papas crudas con tierra y tenía que sacar de ahí un costal de papas, el primero lo sacó el técnico de ahí, como si nada, pero cuando me tocó estoy segurito de que se me salió un pedal, pues creo que ya dejé en claro que no tengo mucha fuerza, disimulé y así me la pase los primeros días, pero por las tardes llegaba a dolerme a mi casa y muchas más me quedaba dormido hasta como las ocho o nueve (y así a veces no oía cuando mi compañera tocaba por no tenía llaves ji ji ji ji). Lo bueno fue que al avanzar los meses me hice de mañas y un poquito de fuerza para levantar esos costales, lo cual aplico a la hora de ir por el mandado a la plaza.

Eso de instalar cosas si se me da bien, bueno, no sé colocar redes, ni hacer mezcla de cemento, pero casi todos los electrodomésticos de mi casa fueron programados y colocados con ayuda mía, la tele, el refri, la estufa, el micro, le enseñé a usar su lavadora a mi señora madre y le configuré a su gusto su celular a mí papá. Soy una especie de McGiver en lo que respecta a configurar estos aparatos en mi casa.

De los hombres y la cocina

Muchas de las veces se dice que los hombres no se meten a la cocina si no ocurrirá un desastre.

Nomás quería hervir agua pa' una maruchan mi amor...

Durante el primer año en la uni, viví con mis primos, y la verdad cuando llegaban a cocinar en el depa, los resultados eran de proporciones biológico-infecciosas, pues sus comidas eran fritangas rebosantes de aceites y grasas requemadas, los trastes quedaban con restos por semanas y luego les salían pelos. A veces creo que una de esas masas me dijo papá, no estoy seguro.

Y eso que nada más habían calentado tortillas

En general, rara vez hago de comer yo, pero mi mamá no tiene hijas y como yo siempre ando en la baba por ahí, se le ocurrió jalarme y enseñarme a hacer unos cuantos guisos. De momento se hacer salsa molcajeteada bien sabrosa, carnita asada, frijolitos refritos, costillas de puerco en salsa, chilaquiles, chicharrón en salsa, unas pechugas de pollo en marinada y un menjunje con guten y vegetales. Vanne me dijo que un hombre que sabe cocinar es buen partido, así que… Señoritas, la fila comienza aquí.

De la barba y los rastrillos.

La barba, ese misterioso y viril vello facial, el que separa a los hombres de los niños, el que da poder a los magos, los guerreros y los sabios.

En este caso he conocido a hombres que se quejan de que no les sale nada de barba, nomás unos tres pelos de elote escuálidos y descoloridos. En este caso los dioses barbados del vello facial han sido bondadosos con mi enclenque ser, pues de toda la familia soy el único al que le crece una frondosa y saludable barba, lo único malo es que a las chicas les pica y como los hombres hacemos lo que sea por nuestra dama nos vemos en la necesidad de rasurarnos.

Mi barba de vago


En mi caso es molesto, pues mi barba esta como que muy tupida y medio rizada y hace que se atore el rastrillo, se tape luego luego, le quita el filo muy rápido y siempre me corta, unas veces mucho, últimamente ya menos. Y lo malo es que la rasurada solo me dura dos días y medio, al tercero mi barba ya vuelve a asomarse, pero, al menos estoy mejor que mi amigo Oscar, pues él es tan pero tan barbudo, que se tiene que rasurar en la mañana y en la noche, ¡esa si es una barba y no mamadas!

Del pirrín, los huerfanitos y las mamaceeeeeetas

Creo que todos sabemos que el punto más débil de todo hombre son las joyas de la familia, ubicadas en la entre pierna, colgando ahí, vulnerables a una ataque  y es que un estratégico, bien colocado golpe en tan sensible área nos puede dejar fuera de combate por horas… Y desencadenar las risas de todo mundo (No por nada Homero quería que ganara el balón en la ingle).



Y nuestro pilín mientras andamos en la edad de la punzada nos da varias situaciones incómodas, pues al pequeño soldadito le daba por ponerse en un recto estado de “¡Firmes ya!” cuando una chica que apenas y aprendía a usar el poder de sus boobies pasaba cerca de nosotros, o cuando los dioses del viento nos ayudaban con un día con vientos peculiarmente fuertes y al ras del suelo, provocando una oleada de faldas levantadas, o cuando llovía y había un improvisado show de camisas mojadas o cuando hacía frio... Bueno, creo que ya deje claro este punto.



Y es que los hombres somos los fans número uno de la belleza de las mujeres. En mi tiempo libre (que es mucho) me he dedicado a ver a dónde se desvían los ojos de los hombres por la calle cuando paseo con mis amigas (que están bien bonitas todas, toditas), y siempre me da risa ver como su ojos de fijan en el pecho y luego, al pasar, se van por las pompis, y yo igual lo hago, y me da risa cuando me doy cuenta como “se me van” los ojos.

Ya me prolongué mucho con estos temas y estoy seguro que dejo algunos sin abordar, pero siempre queda abierta la posibilidad de hacer un volumen dos de lo malo de ser hombre.

Fue muy divertido acordarme de todas esas cosas que me han pasado como hombre.

En nuestra gustada sección de avisos, ya merito entramos a la recta final de la historia, solo restan tres capítulos para el gran final… y si esta grande, esta como de más de treinta páginas. Son mini relatos, así que lo voy a dividir, para dosificárselos, ¿O se los receto de un jalón?

En otros avisos, el 14 de este mes es mi cumple, así que probablemente me tome unos días libres, chance y les ponga un Clay-More antes pero no estoy seguro (Qué por cierto ya mero termino el primer capítulo).

Por lo pronto eso es todo, yo me voy a jugar fut en mi nintendo 64 y rascarme la panza en el sofá.

4 comentarios:

Pinche futbol y tambien, la gente espera que uno como hombre sepa de plomeria, mecanica, jardineria, electronica y no se que tanta cosa.

Yo como hombre aprendí de plomería, mecánica, electrónica, albañilería, etc. si, me aprendí lo básico el número de quien hace esos trabajos, siempre está disponible y cobra barato, y de hecho no me lo aprendí sólo lo tengo anotado en el celular... De fútbol aprendí lo básico para poder convivir con la gente que le gusta ese deporte y de los demás como americano, béisbol, etc igual
Enviando a voltear a ver los atributos de otros seres humanos, tengo un rango visual muy amplio lo cual me permite hacerlo discretamente, pero con el deterioro de mi perversión cada vez lo hago más desvergonzadamente.
En fin buen y entretenido post, nos seguimos leyendo.

Jajaja me divirtió sobre todo la ultima parte =P
Es interesante leer el punto de vista de los hombres, ahora ire a leer la de Railer!

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