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jueves, 31 de marzo de 2011

No More Romace For You, I´m Sorry, I´ve Move On, Romance For Me Is My Little Girl

Tus ojos perdidos,
las miradas frías,
son recuerdo grabados
de noches perdidas.

No tengo ánimos de salir,
tus pupilas me quitaron todo,
te lo llevaste al partir,
dejandome perdido en el lodo.

Tus labios, tu boca, tu cuerpo,
toda tú que amaba y quería,
no sé que nos ha hecho el tiempo,
pero ya nada es lo que sería
____________________________________

Inocente rostro,
cálido corazón,
me has abrigado,
sin motivo y sin razón.

No lo pretendía, no lo buscaba,
pero has llenado mi vida
con algo que ya no conocía
¡Vaya! una sorpresa que no esperaba.

Pronto partiré,
Y no quiero que llores
y que tus lágrimas las sequé el aire
quiero que rías y no me añores.
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miércoles, 23 de marzo de 2011

Capítulo II En el colegio

“Aunque la noche sea cálida y amigable,
aunque la mente (alma y ser…)
se vuelva parte de lo inefable.

Seguirás encadenado
a la jaula del tiempo.

Libérate y vuela.

Vuela a donde sea,
vuela a un lugar donde seas libre,
vuela a donde la vida sea un mundo aparte.

Completa pureza, absoluta.”

Garabateo esto en la parte posterior de mi libreta de química (materia en la cual nunca pongo atención), han pasado diez días desde aquella platica con Alberto, no he sabido de él, a pesar de que fui ayer a la comandancia de policía y di sus señas, me dijeron que alguien así nunca se había presentado, pero pienso que debió haber pedido que no me dijeran nada.

            -Veamos, joven Alberto ¿Cuál es el grupo funcional de los ácidos carboxílicos?– me pregunta el profesor
            -Es el grupo COOH-contesto con desgano.
            -Muy bien, pero no me hable con ese tono.
            -Si “profesor”.

No medí mis palabras, pero, por suerte, el profesor ya no me escucho por iniciar sus largas peroratas sobre la vida y sus anécdotas personales que detesto tanto, ni siquiera pensar en hacerlo regresar a dar clases sin las miradas de reproche y enojo de la mayoría de la clase, pese a que por esas “pláticas” todo el grupo reprobó.

            -Bien jóvenes, ya pueden salir y recuerden siempre lo que les digo.
            -¡Fuerte, sano y feliz!-Corean (como simios adiestrados) mis compañeros.

Por fin algo de paz en este día, apenas es martes y ya deseo que se acabe la semana, me he comportado impaciente desde que hable con Alberto, como si una semilla de inconformidad hubiese sido colocada en mi mente.
            -Joven Alberto ¿Puede venir un momento?-escucho, al voltear, veo que es el profesor.
            -¿Qué se le ofrece?
            -Mire, yo he notado en usted, desde el inicio de este semestre, una actitud desganada y nunca apunta gran cosa en su libreta, solo se dedica a sacar los puntos principales de lo que digo.
            -¿Qué tiene de malo eso, profesor?
            -Nada, nada, pero en cuanto les platico a sus compañeros, usted duele poner una cara de profundo fastidio y he notado que en lo que respecta a química usted tiene un gran potencial ¿Estudio algún bachillerato técnico?
            -Sí.
            -Ya veo, también he notado que escribe los títulos de las clases con letras afiladas y puntiagudas-ahora me mira con un gesto de preocupación que noté falso desde un principio-Eso lo he visto en personas suicidas y estresadas.
            -Gracias por notarlo-dije con odio reprimido-Pero yo no soy tan estúpido como para acabar con mi vida, además sus pláticas me resultan intranscendentales, no es que no sepa apreciarlas, pero por esas pláticas no hemos aprendido absolutamente nada en esta unidad ¿Por qué cree que reprobó todo el grupo excepto uno o dos?

Fui muy lejos, debí haber cuidado lo que dije, pero una especie de bestia me incito a decir todo eso.

            -Bueno profesor, me voy, tengo hambre así que me voy a comer algo-digo vacilante.
            -Adelante, Alberto, vaya, pero lo estaré observando.

Apenas y logré escapar del profesor ¿Qué me pasa? No suelo hacer este tipo de cosas, voy a la tienda escolar y compro un pan dulce y un licuado de chocolate, aunque la tentación de un cigarrillo es fuerte.

            -¿Qué te pasa Beto?-pregunta Kenia, una de las pocas amigas que tengo.
            -Nada, solo tuve una bronca con el maestro de química.
            -No deberías andarle buscando, si no, la va a traer contra ti.
            -Si, tienes razón, pero es que me dijo suicida.
            -¿Ya ves? Déjalo por la paz, tienes más problemas con Fernanda.
            -No me lo recuerdes, ese tema me irrita muy rápido.

Dejo a Kenia con sus amigas de otra especialidad y me dispongo a regresar a la siguiente clase, cuando ella pasa delante de mí, Fernanda, acompañada por sus amigas, para ella quede como una negra página en su vida, aparte de haber sido su primer novio, cometió el error de elegirme a mí, que me volví un misántropo al entrar al colegio superior, cuando, de la nada, apareció la voz de Alberto

            -¡Amigo mío! ¡Cuánto tiempo sin verte!-exclamo mientras caminaba hacia mí.

Su aspecto había mejorado de, su ropa seguía siendo elegante, con la diferencia de que ahora ya no estaba desgarrada, además usaba un sombrero con una tajada en el ala sobre sus ojo derecho  (al parecer hecha por una navaja) y anteojos circulares, aún así conservaba su aspecto misterioso, lo que provoco que varias personas se quedaran viéndolo.

            -No fue tanto, pero dime ¿Dónde te metiste estos diez días?
            -¡Ah, eso no tiene importancia! Lo que me interesa es que nos veamos pronto-dijo.
            -Por supuesto, pero, ¿Dónde?
            -No te preocupes, que nos volveremos a encontrar, además, aún no tengo todo preparado para la inmersión en los laberintos de la mente.
            -Pues me parece que si la necesito, hoy casi termino por pelear con un profesor.
            -¡Vaya! Esto es digno de festejarse, al parecer tuviste una pequeña explosión de pasión.
            -Yo no lo veo como para ponerse eufórico.
            -Anda, ponerte eufórico no te hará daño.
            -No me agrada mucho, siento que así soy capaz de cometer cualquier tontería.

Sin querer, volteé a ver a Fernanda, que estaba sentada en las bancas de una jardinera, nuestras miradas se cruzan, al parecer la mía la hace desviarla a otro lado, pero Alberto se da cuenta de esto.

            -¿Con que ella es una de esas mujeres, eh?-dijo con interés.
            -Si, la más reciente-musité.
            -Mmm..., te diré que parece que odias el contacto humano.
            -Eso es relativamente reciente.
            -¿Desde cuándo?
            -Al menos un año.
            -Es poco tiempo.
            -Alberto, tengo que irme tengo clase de fisiología.
            -Anda pues, nos veremos pronto.

Voy tarde para  mi clase, aun así no me preocupa, tal vez Alberto tenga razón, quizás dentro de mí este recobrando fuerzas la pasión.

jueves, 10 de marzo de 2011

Capítulo I Ilusión

Por un oscuro y solitario laberinto, atrapados por el tiempo, caminan dos hombres arrastrando un bulto. Uno más alto que el otro, al parecer, enfrascados en una plática, caminando despacio, sin prisa, no la hay, la noche es amiga de cualquiera que la procure.

            -¿Crees que esté vivo?-Preguntó el primero
            -No, pero ya ha demostrado su necedad.
            -Tienes razón, pero ¿Acaso no hemos cometido un crimen?
            -¿Pero cuál? Tan solo lo hicimos a un lado, sus patéticas y enfermizas necesidades provocaban problemas.
            -Cierto, de cualquier manera, pienso que puede llegar a hacer falta.
            -¿Para qué? Todo lo que hacía era arrastrar el cuerpo, sacar las entrañas y ofrecer inútilmente el corazón por unas migajas de insipiente amor.

Siguiendo su camino, entran en un túnel donde abandonan el bulto y se alejan, dejándolo tirado de manera truculenta.

Y despierto, asustado y temblando, ardiendo en fiebre, amigos les diré que ha sido un sueño raro y siento que algo dentro de mi falta, como si una parte de mi mente no estuviera. ¿Por qué tiene que pasar esto? Apenas pude dormir unas cuantas horas, el día anterior fue tan pesado, tan largo, tan igual a los otros…

Me levanto y me visto, se que de cualquier manera llegare tarde a clases, me veo al espejo y J. se apodera de mi cuerpo.

            -Das pena. ¡Mírate! Has arrastrado el cuerpo por el suelo, rogando, suplicando por misericordia y todo por nada.

Es entonces cuando J. A. entra en escena.

            -Y aunque las decisiones tomadas no fueron las correctas, puede que las cosas sigan su curso.

Ya caminando por las calles rumbo a clases, veo que en realidad voy muy temprano, es posible que ni si quiera el colegio este abierto, pero ¿Qué hacer con casi dos horas libres? Decido ir al mirador, desde que llegué a esta ciudad no he tenido la oportunidad de conocerlo, a pesar de ser el atractivo de la ciudad. Aunque mi departamento está cerca del lugar, me tomo mi tiempo para llegar, me paseo por la calle hasta llegar al parque del mirador, el reloj de una iglesia cercana marca las 4:45, faltan más de dos horas para que esta ciudad despierte y sin embargo hay una persona en el mirador. ¡Qué mala pinta tenía! Su cara parecía llena de cicatrices, su ropa, aunque elegante, estaba desgarrada, dándole un aspecto misterioso. Venciendo a mi miedo me acerqué y me atreví a hablarle.

            -Buenos días ¿Qué hace a esta hora aquí?
            -Todavía no sale el sol, muchacho, aún no es de día.

¡Qué tipo! ¡Yo tratando de ser amable y me trata así! Pensé.

            -Bueno, pero no contestó mi pregunta
            -Me llamo A. No te diré mi nombre completo.
            -No quiero saber su nombre, solo quiero saber que hace aquí.
            -No lo sé, desperté dentro de un túnel, no recuerdo nada.
            -Una borrachera habrá sido.
            -¿Eso crees? Puede ser, más no lo creo.
            -Si no fue así ¿Cómo explica que despertara en un túnel?-Repliqué.
            -Bueno, puede que fuese víctima de un asalto, quizás de una paliza propinada por algún malandrín, no importa cuánto trate de pensar en una respuesta satisfactoria, no logro dar con una que explique cómo y por qué termine aquí, desconozco de donde vengo y a donde voy.
            -Quien no sabe lo que ha sido está condenado a repetir una y otra vez los errores que ha cometido, creo que lo que debe de hacer es ir a la comandancia de policía y levantar un acta, es posible que también logran proporcionarle ayuda para dar con su hogar.

Este tal A. me ve de manera extraña, parece que me conociera de alguna parte, como si nos habláramos desde siempre.

            -¿Cómo te llamas muchacho?
            -Si usted dice su nombre yo diré el mío.
            -Astuto, muy astuto, aún así no te lo diré.
            -Tanto mejor, solo seremos dos conocidos.
            -Lo que acabas de decir, me parece, está lleno de razón, pero ¿Dónde ha quedado tu bondad y compasión para ayudar a una persona en desgracia?
            -Lo siento, pero no suelo ayudar a desconocidos.
            -Ya veo, siendo así te diré mi nombre, me llamo Alberto
            -Qué extraño, yo también me llamo Alberto, bueno en realidad me llamo José Alberto.
            -¿Casualidad o coincidencia?
            -No creo en esas cosas.
            -Veo que estas dominado por la razón.
            -Trato de guiarme por ella, ya que por culpa de la pasión irracional he tenido muchos problemas, desilusiones y falsas creencias, he tenido suficiente de ella y llegue a la conclusión de que no la necesito.
            -Vaya, mi joven y nuevo amigo, que en verdad te domina, pero dime ¿No es necesario que uno este dominado por la ilusión para llegar a la grandeza?
            -¡Qué tontería! No lo creo, ya que por ilusiones se han cometido atrocidades en el pasado, guerras, muerte, desolación y miseria.
            -¿Eso piensas? Yo, que he bebido por incontables ocasiones del cáliz de la ilusión. Que he vagado a través de obscuros callejones, me di cuenta que mientras más dominado por la razón este el hombre, es menos merecedor de alcanzar la grandeza, pocos pueden alcanzar la grandeza y ninguno en las artes, si no está dominado por la ilusión.
            -Quizá sea cierto, pero, es tan fácil para la ilusión, tanto como para el deseo, tomar  la más mínima sonrisa, gesto, roce, actitud o mirada y llevarla hasta el punto de ser la pasión más irracional, la cuál te llevara a cometer el acto más idiota de tu vida.
            -¡Vaya! Tal parece que la razón está completamente apoderada de tu mente ¿Qué le has hecho a tu pasión?
            -Cómo se lo dije, decidí que no la necesito.
            -¿A qué se debió que llegaras a esa conclusión?
            -Líos amorosos, de hecho, por ella tuve muchos problemas con distintas mujeres, cada uno con graves consecuencias para la frágil condición psicológica que tenía en ese entonces.
            -Ya veo, ¿No te parece un poco injusto haberle hecho eso?
            -No, ya que varias veces parecía estar acurrucada con una falsa, filosa e hipócrita sonrisa y, por compasión, varias veces le perdoné.
            -¡Qué precipitado! Debiste haber dialogado con ella, conocer sus motivos.
            -Pues lo único que le interesaba era ahogarse en las cenizas de los falsos sueños creados por ella.
            -Joven amigo, has violado la pureza de tu alma y cuando la pureza es violada, tres días no son suficientes para resucitar.
            -Tampoco creo en eso de resucitar, me parece que ese concepto es un lugar donde las personas esparcir sus inútiles esperanzas.

Ahora Alberto me ve con una cara escandalizada, mis palabras parecen haberlo dejado atónito y sin habla.

            -Alberto, me pareció interesante tu platica, pero ya casi es hora de que vaya al colegio.
            -Muy amigo mío, pero no creas que será la última vez que nos veamos, haré lo que me aconsejaste e iré a la comandancia de policía, te veré algún día de estos, por que vaya que necesitas una inmersión en los laberintos de tu mente.
            -¿Una inmersión en los laberintos de la mente?
            -Así es, tal vez así logres llegar a un equilibrio entre tú razón y tú casi muerta pasión.
            -Tal vez Alberto, por ahora me voy.

Abandono el parque, ahora lo que me intriga ya no son los problemas y asuntos del colegio, sino cómo serán esas inmersiones en mi mente. Creo que la temporada por venir será una ajetreada y tortuosa época para mi mente.