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miércoles, 9 de mayo de 2012

Capítulo XV Reencuentro



Despertamos tarde al siguiente día, cerca de las 3 de la tarde, debido a que nos quedamos platicando y jugando videojuegos hasta las cuatro de la madrugada, bajamos todos a desayunar, mejor dicho a comer, me despedí poco después de la comida.

            -Bueno Alberto, espero no terminen mal tus planes-dijo Sonia.
            -Esperemos-respondí mientras me subía a la camioneta-Es cuestión de tiempo.
            -Y también depende de ti-agregó-No lo arruines todo lobito.
            -Nos vemos.

Saqué la camioneta de su cochera y tomé rumbo al centro, pensaba pasar a comprar unas cuantas baquetas antes de regresar a casa para ponerme a practicar para reunime con The Anonimus otra vez.

Después de haber comprado las baquetas, tomé un rodeo por una calle aledaña al parque central y escuche algo, era una de nuestras canciones, estacioné la camioneta cerca del lugar y me puse a buscar de donde provenía la música, luego de un rato dando vueltas por las calles, me topé con la fuente. Afuera de un edificio había una pequeña fila en la puerta de entrada donde estaba pegada una hoja con el letrero de “Audiciones de bateristas para sustituir al original de ‘The Anonimus’ HOY”, me asomé un poco por la puerta y vi a mis amigos tratando de tocar “Try To Stay & Say”, pero el baterista nuevo no entraba completamente a tiempo, o se adelantaba o se atrasaba mucho.

            -Esteeeee-empezó a decir Hugo el tecladista y vocalista-Ya estuvo, mejor que pase el siguiente.

El baterista salió con cara de pocos amigos y paso refunfuñando a mi lado, el siguiente en la fila entró al edificio y tomo lugar  tras la batería, Oscar, el guitarrista, comenzó  a decirle algunas de nuestras canciones hasta que el muchacho eligió una, entonces se me ocurrió una idea: me disfrazaría y presentaría como un aspirante al puesto de baterista sustituto, sería una forma divertida de reaparecerme entre mis viejos amigos y tomar de nuevo mi lugar en la banda.

Regresé rápidamente al centro de la ciudad y compré una gorra roja, una sudadera azul y unos lentes obscuros, todo de manera que se cubriera mi rostro para que no me reconocieran, cuando estuve satisfecho con el disfraz me dirigí de nuevo al edificio, antes de entrar pensé que sería buena idea sacar los platillos para que pudiese tocar como solía hacerlo, así que saque el porta platillos de la camioneta y tomé un lugar en la fila, mientras esperaba escuchaba distintas de nuestras viejas canciones y algunos de los “covers” que solíamos tocar, poco a poco la fila fue avanzando, los chicos, y una que otra chica, que salían tenían caras de enojo y otros salían contentos, al parecer mis amigos estaban estrictos para poder sustituirme, llegó mi turno, saque mis platillos y los dispuse alrededor de la batería, que era muy parecida a la mía. Isaac, el bajista me pregunto:

            -Bien chavo ¿Cuál rola vas a querer tocar?
            -La que se les antoje-respondí cambiando mi tono de voz.
            -Ja ja ja-río Oscar-Tienes actitud, eso me agrada.
            -Órale pues-dijo Hugo-Vamos a tocar “Maybe Not”, a ver si te sale.

Marqué los cuatro tiempos para entrar, Oscar y Hugo comenzaron a tocar sus instrumentos en la introducción de la canción, mientras tanto Isaac y yo esperábamos para entrar en el siguiente tiempo, empezamos y de inmediato se sintió la vieja conexión que teníamos al momento de tocar, Oscar e Isaac comenzaron a improvisar en los solos, yo los acompañaba igual que en los viejos tiempos e incluso me animaba a introducir nuevos remates y toques con los toms, terminábamos la canción cuando empecé con un cover de Rooney que habíamos dejado inconcluso antes de separarnos. Las caras de sorpresa de mis amigos se convirtieron en una carcajada y seguimos hasta concluir el cover de “I’m A Terrible Person”

Al terminar, me quité el disfraz y mis amigos se acercaron para saludarme.

            -¡Mendigo Alberto!-exclamó Isaac-¿Qué había sido de ti?
            -Tratamos de contactarte por más de tres meses para reunir a la banda-dijo Hugo-Pero no mas no te podíamos localizar.
            -Pero si tienen mi número de teléfono del departamento y el de mi casa, ¿por qué no me llamaron?-pregunté.
            -Si lo hicimos Calvo-respondió Oscar-Pero el de tu depa estaba fuera de servicio y en el de tu casa siempre nos mandaba a la contestadora.
            -Después nos contaron de lo de tu accidente y dijimos “Ese wey no va a poder tocar en un buen rato”-agregó Isaac.
            -¿Y solo por eso me iban a reemplazar?
            -No, pero como ya tenemos una tocada encima, y, pues nos urgía un baterista.

Entonces se acordaron de los demás aspirantes y salimos todos, fue Hugo el que se dirigió a todos y dijo:

            -Sentimos haberles hecho perder su tiempo, pero ya tenemos a nuestro viejo baterista y está en perfectas condiciones, así que… eh, esteeee, ya se pueden ir.

Entre algunas rechiflas y mentadas, volvimos a entrar y ensayamos lo que sería todo el repertorio para la tocada, me sentía bien estando con mis amigos y tocando la música que había marcado mi “juventud”, lo que era un pasatiempo en el bachiller se convertía en una válvula de descompresión  para mí, una manera de encaminar y dar un uso al peso de los recuerdos, mi variante de catarsis, por decir algo.

La ejecución de cada uno de nosotros se notaba más madura, debido a que ya tenía un tiempo que mis amigos practicaban por su cuenta, lo que me extrañaba es que yo no perdiera la practica en la batería, pese a no haber tocado absolutamente nada desde que salimos del bachiller, de vez en cuando un poco de batería de aire, un videojuego de bandas de rock , pero nunca en una batería real, supongo que el conservar esa habilidad demuestra que, como dicen, lo que bien se aprende no se olvida.

            -Bien Calvo, muy bien-dijo Oscar-¿Podrás ir a la tocada esta noche en el café Apolo?
            -¡¿Es hoy?!-exclamé.
            -Ay ya ya ya, no te quejes, antes no mas te decíamos que tenías hora y media para llegar al lugar de la tocada, hoy lo sabes desde la tardecita-dijo Hugo.
            -Bueno, está bien, solo déjenme hablarles a mis papás, para decirles dónde voy a estar.
            -OK, háblales y regresas para ensayar otro ratito, después nos vamos a comer unos tacos y nos lanzamos para el Apolo las 9, la tocada es a las 10.

Salí por un momento para hablar por teléfono a mi casa, mis padres no estaban en casa, así que les dejé un mensaje en la contestadora explicando dónde iba a estar y con quienes iba. Pensé que a Sonia le podría interesar la tocada así que también le telefoneé.

            -¿Sonia?, Bien, solo hablaba para decirte que hoy tengo una tocada en el Apolo a las 10.
            -¿El Apolo?, Por Satán, ¿me estás espiando? Hoy quede de ir con Violeta a ese lugar, pero no pensé que tu banda fuera a tocar esta noche-contestó.
            -A pues mira que coincidencia, ahí nos veremos con toda la alineación original.
            -Vaya-se sorprendió-Te reuniste más rápido con tu banda de lo que me esperaba cuando me lo comentaste en la madrugada de hoy.
            -Si, bastante-respondí-Bueno, hasta la noche.
            -Hasta pronto-contestó y colgó.

Regresé al edificio y continuamos ensayando para afinar un poco los detalles con los covers que habíamos dejado inconclusos, algunos de los cuales eran canciones metaleras, rock alternativo y de mis favoritos, britpop.

Cerca de las 7:30 terminamos el ensayo, fue entonces cuando todos empezaban a desconectar sus instrumentos, guardarlos en sus estuches, a enrollar los cables y guardar los micrófonos.

            -¿Y tú qué esperas Alberto?-dijo Isaac-¡Desarma la batería!
            -Si es cierto Calvo, no te hagas wey, que todavía tenemos que ver cómo vamos a llegar al Apolo-me recriminó Oscar.
            -No hay problema, traigo a la vieja Pearl en la camioneta de mi ancestro, ahí podemos llevarnos todos los instrumentos y cabemos con espacio de sobra.
            -A canijo-se sorprendió Hugo-¿Ya ven? Este wey no esta tan wey, de a perdis trajo su bataca, porque esta estará ay dos-tres pero la de él está más cabrona y encima trae carro así que ya la hicimos.

Salí a acercar un poco más la camioneta a la entrada para hacer más fácil la carga de los instrumentos y después de eso nos dirigimos a la taquería más cercana, en el mismo ritual que teníamos antes de cualquier tocada en el bachiller, comíamos todos juntos y nos íbamos al lugar de la tocada.

            -Bueno-dijo Hugo después de haber masacrado a su cuarta orden de tacos al pastor con queso-Hagamos un brindis por el reencuentro de nuestra banda.

Todos tomamos nuestras botellas de refresco y las chocamos, era increíble que pese a que no habíamos tocado en más de dos años, siguiéramos sonando igual e incluso mejor de lo hacíamos antes, simplemente “The Anonimus” estaba de vuelta, todos juntos de nuevo.


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