“¡Risas y alegría!
¡Cómo cambia uno cuando pretende a una chica!”
“Miradas furtivas, salidas a escondidas, besos aislados.
Somos solo amantes desesperados.”
“Viejas memorias, arraigadas con el pasar de los días.
Cada día te evoco, quizá solo sea un tonto, un loco.
Siempre haciendo preguntas, pero ahora ya no sé qué es lo que dirías.”
“Las falsas esperanzas, me convulsionan el corazón,
Infinito tormento que culmina en desilusión.”
Esos son algunos de los versos que escribí en lo que yo llamo la época de Sonia, una época particularmente feliz y relativamente tranquila, donde me encontraba bastante relajado y, he de decirlo, enamorado. De hecho, fue precisamente por ella por la que empecé a escribir, aunque nunca le llegué a mostrar algo de mi autoría. Me costó mucho tiempo subsanar esa perdida, principalmente a que se trató de la primera en serio, pero también debido a varios intentos de “regresar” con ella, una desesperada carrera para evitar la soledad, e imaginar que en solo cuestión de años me dedicaría por completo a mantener mi soledad e impedir que alguien la perturbara.
Es extraño, ahora con todo este revoltijo de personalidades en plena guerra, el pasado que tanto me dedique a dejar atrás, ese que me mantuvo tanto tiempo encadenado a los recuerdos, parece que regresa a formar parte de esta confrontación, aun que, es posible que en el pasado se encuentre algo que pueda ser útil para la misma. De cualquier forma, dejaré que esto llegue hasta sus últimas consecuencias y veré como termina, es mi lucha, por decirlo de alguna manera.
-Debo estar un poco nostálgico-dije-.Leyendo los primeros versos de mi libreta.
Dejé la libreta de lado y me levanté para tomar algo antes de ir a pagar las cuentas, tomo una rápida ducha y desayuno con un poco de pan, como sea, el compromiso con Sonia es en la tarde y tengo tiempo de sobra para poder hacer los pagos e incluso distraerme un poco por ahí. Después de los eventos de anoche en ese extraño laberinto tengo que distraer un poco la mente en algo que no tenga que ver con ellos 4 o con el pasado, la vida continúa y no hay nada que la pare, bueno, a excepción del suicidio, “la puerta falsa” como me lo dijo alguna vez un psicólogo, a mi parecer, se necesita más valor para vivir que para matarse.
Cuando me disponía salir, tocaron la puerta, cosa extraña por que casi nadie sabe donde vivo, abrí y me lleve una pequeña sorpresa.
-¡Hasta que te encuentro!-dijo Ingrid.
-Puessss-contesté- Por menos de 5 minutos ya no me encuentras.
-¿A sí?-preguntó-¿A dónde vas?
-Na, a pagar unas cuentas-dije desganado-Ya llevan más de un mes de vencidas.
-¿Un mes?
-Si, no las he pagado desde mi accidente-dije.
-¡¿Accidente?!-exclamó.
-¿No te enteraste?-me extrañé-Fui tema de chisme por casi 3 semanas.
-Estuve fuera casi 2 meses.
-Ah, eso explica muchas cosas.
Caminando hacia el banco le conté sobre el accidente, medio insinué el caso de Sonia, pero mantuve en secreto la batalla entre mis “yo”, por qué, al parecer para ellos, ella tiene un papel importante en su pelea y me temo de que la puedan llegar a buscar, incluso que el propio Aljeos le llegue a hacer algo.
-Sabes Alberto-dijo después de un rato- Creo que te debo una disculpa.
-¿Y eso por qué?-pregunté.
-Supe que me fuiste a buscar al menos 3 veces.
-Si, lo hice-respondí-Quería platicar.
-¿De qué?
-Ah, pues de esto o de aquello.
Hubo una pequeña pausa, miraba al suelo un poco triste. Seguimos caminando en silencio cuando, al llegar a una esquina, me tomo del brazo y dijo:
-Lo siento.
-No hay de que disculparse-dije-Solo quería platicar.
-Lo sé, pero…
-Mira, si quieres podemos platicar otro día, en el gato negro si te parece.
-De acuerdo-respondió-Mañana.
-¿Tan pronto?-dije.
-¿Qué tiene?
-No, nada.
Llegamos al banco y pagué las cuentas, del teléfono quedaron de ir a reconectar la línea la próxima semana.
-Vaya, eso fue rápido-dijo al verme salir.
-Es temprano, no había mucha gente.
-¿Quieres ir a caminar?, Solo por un rato, no quiero quitarte mucho tiempo.
-Na, no te preocupes-dije restándole importancia-Tengo un compromiso, pero es más en la tarde.
-Ah, bueno, pues vamos.
Caminamos por el parque que estaba empezando a florecer, los árboles frutales, las rosas, azaleas y las buganvilias.
-Ingrid, Todas estas flores, ¿No te parecen un triunfo de lo efímero?
-Puede ser-me contestó-Pero su corto periodo de vida es una apuesta para la sobrevivencia de su especie.
-Eso es desde el punto de vista botánico-dije-Yo hablo sobre que nada es constante, indivisible y eterno.
-Ya veo, pero podemos plasmar una parte de la realidad efímera y lograr un registro un poco más duradero que, igualmente, será deteriorado con el tiempo, reafirmando así, su propia falta de eternidad.
-Maravillosamente explicado-contesté-Dime, ¿Ante todo esto, el alma puede permanecer indivisible?
-¿El alma?-se extrañó-Puede estar unificada o dividida en partes que sean afines entre sí.
-¿Y si estas partes estuvieran en contra?
-Pues-dijo-Se tendría un desequilibrio dentro del alma, generando una especie de guerra interna.
-¿Qué pasaría si la guerra sale del cuerpo de la persona poco a poco?
-Entonces sería un problema que la persona debería resolver para volver a integrar su alma y llevar las partes a un acuerdo que las mantenga unidas a lo largo del tiempo, pero si nada es eterno, entonces llegara el momento que las partes volverán a entrar en conflicto y para ello la persona debe estar preparada para poder restablecer el orden en su alma, una especie de tribunal de justicia, por así decirlo.
-Exacto, al no haber nada eterno, la realidad está formada por los diferentes ciclos, las estaciones del año, la temporada de lluvias, etcétera, se necesita de todo un poco.
-¿Por qué me dices todo esto?-me preguntó.
-Porque soy una persona muy cíclica-le respondí-Aunque ahora he roto ese ciclo, y estoy en una especie de espiral de sentimientos, de confrontaciones conmigo mismo, con el pasado.
-Ahora que mencionas el pasado-me dijo-¿Has hecho el consejo que te di?
-Ah-me sonrojé-Yo…este…también…y…Umm…No.
-Ash-reprochó-¿Ya ves? Así los recuerdo siguen teniendo el mismo efecto y poder sobre ti, si no les quitas ese poder sobre ti, seguirán afectando a tu alma y crearán grandes conflictos.
-Ah, no te enojes, he estado ocupado-dije-Pero dime ¿Cómo hago eso?
-Piensa en cada uno de los momentos que más arraigado esté en tu memoria, todos aquellos que tengan una influencia en ti.
-Bueno, eso parece fácil.
-Ya verás que no lo es.
Al terminar de decir esto, se despido con un beso en la mejilla y me dijo la hora de la plática de mañana, 5 de la tarde, apenas y se fue, me dirigí a mi casa para tomar mi mochila y tomar el autobús a la ciudad de… para ver a Sonia. Tenía algún tiempo que no salía de esta ciudad, por lo que el viaje se me hizo algo largo, no recordaba lo lejos que ella vivía lo que me llevo a preguntarme qué demonios estaba haciendo ella en ese parque. Por fin, después de 3 horas de viaje se ve en el horizonte la ciudad de…Al llegar a la terminal me dirijo a la casa de Sonia, el lugar a cambiado un poco, la ciudad ha crecido y hay más edificios de los que recordaba, no había venido desde que salí del bachiller y de eso ya habían transcurrido dos años. Al fin llegue a su casa y toqué el timbre, quien me abrió la puerta fue su madre.
-¡Hola Alberto!-me saludo alegre-¡Que milagro! Tenía años sin verte, ¡vaya que has crecido! ¿Ya estas mejor? Oí de tu accidente.
-Hola señora-respondí- Si, ya estoy mejor, apenas y me quedaron unas cicatrices algo leves. Por cierto ¿Se encuentra Sonia?
El semblante alegre de su madre cambio y se puso seria, pensé que algo malo le había ocurrido a ella, que había sido alcanzada por Aljeos en uno de sus arrebatos coléricos.
-¿Está bien?-pregunté-¿Le paso algo?
-Ay Alberto-dijo-Es que ya no vive aquí.
-¿Desde cuándo?
-Desde hace un mes-respondió-Desde que la vimos en su cuarto con “esa” haciendo…no puedo decirlo, te daré su dirección.
Anotó una dirección en un trozo de papel y me lo entrego.
-Espero y la puedas hacer entrar en razón-me dijo antes de despedirse.
Me sorprendí un poco, ella no me dijo nada de que la habían corrido de su casa, pero suele olvidar detalles cuando concreta un compromiso, mire la dirección del papel.
“Privada de los misterios # 52 Col. Vigo”
Me extrañó un poco, dado que esa solía ser mi dirección cuando vivía aquí. El lugar estaba algo lejos del centro de la ciudad, así que tomé el transporte hasta el departamento, durante el recorrido pase enfrente de mi bachiller, en el había tantos de esos recuerdos que Ingrid me dijo debería estar reviviendo a cada momento, pero lo dejé para más tarde. Después de quince minutos llego a la privada de los misterios, la buena privada de los misterios, donde toda mi juventud sucedió. Toco el timbre y me abre Violeta.
-Hola, buenas tardes-saludé-¿Esta Sonia?
-Salió a comprar algo de comer-me dijo un poco recelosa de mi-Pero no tarda, me dijo que si llegabas te dejara pasar.
-Anticipado como siempre, por eso le dije que te dejara entrar-Dijo detrás de mi Sonia, que venía cargando una bolsa de plástico con lo que supuse, era la comida.
Ya dentro del departamento, me di cuenta que no se había rentado en todo ese tiempo pues seguían en las paredes algunos dibujos y pinturas que hice en los últimos días que lo ocupé.
-¿Sabías que todo esto lo hice yo?-dije.
-Tenia sospechas-me respondió mientras ponía la bolsa sobre la mesa-Tienen lo suyo.
-¿Por qué los dejaste?
-¿Para qué quitarlos?
-Bueno, yo decía.
-Pues no digas-intervino Violeta.
Reímos, Sonia preparó los platos y vasos para comer del pollo asado con papas que compró.
-Oye Alberto, ¿De dónde conoces a Sonia?-me preguntó Violeta
-Ah-respondí-Pues del bachiller, solíamos ser novios.
-¿Ósea que tú fuiste el primero?-me miró sorprendida-¿Por qué no me lo dijiste en el hospital Sonia?
-Eeeh…lo olvidé.
-¿El primero?-pregunté.
-Así es como me refiero a ti cuando llegas a salir dentro de una plática-me respondió Sonia-No es que hablemos seguido de ti.
-Cuando la conocí, no solía hablar mucho del pasado-dijo Violeta.
-Tú tampoco-contestó Sonia-Hay un tiempo perdido de ti que no conocía.
-Oigan-interrumpí-¿Desde cuándo son pareja?
-Unos siete meses-dijo Violeta.
-Wow, es un buen rato.
-Pero las cosas empeoraron desde que nos corrieron nuestros padres de nuestras casas-dijo Sonia.
-Eso en verdad me parece una medida extrema-dije-Es decir, sus padres deberían querer a las hijas que tienen y no a las que quieren.
-Si, pero eso no es más que una utopía-dijo algo triste Violeta-Ambas tenemos que estudiar y trabajar para salir adelante, es algo difícil, pero no me quejo, al menos estoy con quien amo.
Se miraron y sonrojaron un poco, su cariño mutuo me parecía que tenía sus altibajos, como toda relación, tenía tantas peguntas, pero sabía que no podía hacerlas mientras Violeta estuviera, Sonia se podría enojar conmigo si alguna de ellas la ofendía o le provocaba algún daño.
-Bueno-dijo Violeta- Los dejo, tengo que irme a trabajar.
-¿Me vas a dejar sola con este?-dijo infantilmente Sonia.
-Prometo portarme bien-dije.
Se despidió de mí y de Sonia, le dio un beso y se marchó.
-Se que quieres disparar tus preguntas sin ella aquí-me dijo.
-No la conozco lo suficiente-respondí-Podría hacerla enfadar.
-Pues ya se ha ido, adelante, dispara.