“Una danza extraña,
un velo negro que cubre tu cara.
Los rápidos movimientos
que hacen sacudirse a tu cuerpo
La carne yace en el suelo
y el espíritu vaga en el cielo.”
No hacía mucho que se había ido
Violeta, y Sonia me miraba esperando alguna pregunta.
-¡Vamos!-me
apuró-¿Qué no vas a empezar nunca?
-Está
bien-respondí-¿Cómo se dio esta relación? Me refiero a cómo comenzó todo.
-Pues-contestó-Después
de ti hubo otro tipo, pero eso no duro demasiado, no recuerdo cuanto
exactamente, después, conocí a Violeta en la escuela y entrábamos una fuerte
amistad, con el tiempo, esa amistad se fue transformando en cariño.
-¿Cómo
fue que le propusiste esta relación?
-Solo
se lo dije-me respondió rápidamente-¿Acaso no fue algo parecido lo que paso con
nosotros?
-Bueno-dije-En
ese entonces solía ser diferente, he cambiado…tú has cambiado.
-Creo
que ya deberías saber que nadie permanece igual por siempre-respondió-Por ahora
he decidido interactuar con la sociedad y después veré que hago con ella.
-Eso
es cierto-contesté-Dime ¿Cómo es la interacción entre ustedes?
-Pues
por ahora es estable-dijo-Pero en el pasado hubo conflictos, había veces en las
que decía que me amaba, que me extrañaba, pero, me lastimaba, sentía que mi
presencia no le importaba.
-Vaya,
¿eso como lo supiste?-dije
-Un
día mientras platicábamos, ya tiene un poco de tiempo, pues nos pusimos algo
serias y le pregunte que era los más importante para ella
-Ah
ya se, déjame adivinar, te dijo que tú.
-Si,
y entonces le dije: vaya así es como tratas a las cosas que amas.
-Pues
algo parecido ocurrió en los últimos días de nuestra relación-inquirí.
-Yo
no te decía cosas que no sentía-objetó-O no te decía lo que no podía cumplir, te
escuchaba y estaba contigo aunque tuviese cosas qué hacer, les restaba
importancia, te ponía atención.
-Ya
veo-dije y mirando al techo dije-Entonces creo que la culpa de que todo se
fuera al carajo es mía.
-Es
de los dos-dijo-Tú por hastiarme y yo por no habértelo dicho a tiempo.
-Si-asentí-“La
monotonía lleva al hartazgo”
-¿Qué
querías decir con eso de “siempre más cerca, siempre más doloroso”?-preguntó.
-Ah-respondí-Pues,
me refería al peso de los recuerdos, las diferentes épocas de felicidad o de
tristeza, los amores y desamores.
-Siempre
has sido así-dijo-Es una constante en tu personalidad, cuando comenzamos a salir
venias recuperándote de una relación tormentosa y después de que terminara
contigo te fuiste hundiendo en una espiral de sentimientos encontrados, de
momentos estabas iracundo y me reprochabas mi actitud y decisiones, en otros
completamente patético, después te empeñaste en “regresar”, engañado por el
hecho de que te trataba casi igual que en el pasado.
-Quizá-mencioné-De
ello se derivan las personalidades y por ello están opuestas.
-Tal
vez-contestó-Debiste haber cerrado bien los ciclos de tu vida bobo.
-Eso
es algo que no se me da muy bien-respondí-Por ello me aísle tanto de la
sociedad, de las personas, imponiendo un muro entre ellas y mi espíritu,
logrando con ello que se mantuviera sellado herméticamente a los estímulos
exteriores pero quedando prisionero junto a él pasado y atormentándome en
momentos de debilidad.
-Ash-se
quejó-Aislarte del mundo jamás resuelve nada, te vuelves una especie de sombra
de lo que solías ser ¿Acaso no recuerdas como nos decíamos en el bachiller?
-Ummm...-dije-Si,
el cuervo y el lobo, tú por tú mote de “Der Egoistische Krähe” y permanecer
algo solitaria, tal y como un cuervo, yo era el lobo por ser un poco más
sociable y por pertenecer a un círculo
de amigos, como un lobo y su jauría.
-Correcto,
pero ahora creo que se han invertido los papeles lobito.
Por toda respuesta me levanté de
la silla y me dirigí a la puerta con la silla en la que estaba sentado, la
coloqué debajo y me dispuse a sacar del plafón suelto de la pared una caja de
cartón negra, mirándome extrañada Sonia dijo:
-¿Qué
rayos es eso?
-Una
caja-dije sarcásticamente.
-Eso
ya lo sé estúpido-dijo riéndose-¿Qué es lo que tiene?
Saqué de la caja algunos dibujos
en carbón de un lobo gris conviviendo con un cuervo negro en algunos escenarios
que fueron comunes en nuestra relación: su casa, mi departamento, un portal de
la ciudad, el bachiller y calles al azar.
-Je
je-sonrío-Ah, los viejos tiempos.
-Otra
pregunta-añadí-¿Yo solo fui un experimento o tan solo fui el primer novio?
-Mmm...-meditó
por un rato y dijo-El primero, me doy cuenta de que no suelo hacer cosas por
experimentar.
-¿Ósea
que lo de Violeta…?
-No-me
interrumpió-No es un experimento.
-Wow-dije-Entonces
sí que vas en serio.
-Agh-se
quejó-Te has vuelto más molesto desde que te vi en el hospital de…
-Ahora
que lo recuerdo ¿Qué demonios estabas haciendo en ese parque cuando me
encontraste?
-Ese
día me acababan de correr de mi casa-respondió-Fui a… para recoger algunas
cosas y pedirle prestado algo de dinero a un tío.
-Con
que era por eso-dije-Bueno, ¿de casualidad no viste a un tipo vestido de negro
con el cabello largo?
-Pues
antes de llegar a ese parque-reflexionó-Si, un tipo así como dices y con
chamarra de cuero se me quedo viendo y sonrío un poco, después siguió de largo.
-¿Recuerdas
lo que te dije de mis personalidades?
-Si-respondió-¿Qué?
¿Él era una de ellas?
-Si-le
dije-Ese es Aljeos.
-Pues
si es la furia-dijo-Si parece serlo.
-Solo
conozco a dos-mencioné-A él y a Alberto, el representante de mi pasión e
ilusión.
-Oye-dijo-Lo
siento, pero yo también tengo que irme a trabajar.
-No
te preocupes-dije mientras me levantaba -Vamos, te acompaño.
-Bueno,
pero primero tengo que cambiarme.
-Eeeeeh-titubeé-
¿Te vas a cambiar conmigo a aquí?
-Ammm-dijo-mejor
voltéate un rato.
-¿Desde
cuándo eres tan reservada?-pregunte-Antes ni te importaba que te viera
cambiarte.
-Si-respondió-Y
no es que me importe que me veas los calzoncillos blancos, pero… ahora.
-Si,
si-contesté-Ya entiendo.
Mientras se cambiaba de ropa me
puse a ver algunos de los dibujos que había hecho, los tristes o alegres
garabatos que deje en esas paredes y que me recordaban tantas cosas, el dulce
placer del martirio de los últimos días de mi vida en este departamento era muy
bueno para hacer la “actividad” que Ingrid me encargó. Al fin salió vestida con
un traje negro.
-Lista-dijo-Vámonos.
Salimos y tomamos el transporte
al centro de la ciudad, seguimos platicando de temas sin mucha importancia,
como de los ex compañeros del bachiller, las clases en la universidad.
Caminamos hasta llegar a un edificio de oficinas y me dijo:
-Bueno
aquí es donde trabajo-dijo-Nos vemos. Y se despidió con un gesto de la mano.
-Hasta
la próxima-contesté-Espero que sea pronto y no tenga que medio morirme para
ello.
Se volteó y me hizo una mueca, yo
me dispuse a regresar cuando recordé el consejo de Ingrid. Trate de decidir
entre cual de todos mis recuerdos iba a empezar, con la visita a Sonia los
recuerdos y sucesos de esa época habían quedado frescos de nuevo, así que por
ellos empecé. De inmediato sentí una convulsión en el pecho, el revivir cada
uno de esos recuerdos resultaba en una carga muy pesada para mi espíritu, las caricias, las risas y las lágrimas se
clavaban en mi alma, me quemaban, ardían al rojo vivo, como un loco carnaval de
demonios y pecados que se negaban a ser purificados. Vagué un poco por las
calles antes de regresar, pero el estado mental en el que me encontraba me daba
un paso inseguro y nervioso, sin querer me dirigía de nuevo a todos los sitios
en los que había pasado momentos con Sonia, causando que la carga y el dolor
para mi espíritu se multiplicara, y que los castigos para los sentidos fueran
más fuertes, algunas personas me veían con cara de preocupación y hasta de
lástima, al verme reflejado en una ventana, vi que tenía los ojos completamente
desesperados, un semblante completamente triste y enfermo.
Se hacía de noche y tenía que
regresar a casa antes de que se hiciera más tarde, tomé el autobús de regreso,
aunque en el viaje de regreso dormí un poco no pude descansar absolutamente
nada, en sueños los recuerdos eran más reales, incluso llegaban a sentirse
completamente verdaderos que me despertaban, llegué a casa ya muy entrada la
noche y escribí en la libreta:
“No hay más tiempo para las
debilidades,
Tu cuerpo está cansado y el
alma hecha jirones.
Ordena tus prioridades,
Que la muerte te pisa los
talones.”
Diablos, si que Ingrid tenía
razón, sonaba fácil, pero en realidad era más complicado de lo que creía,
mañana ya hablaré con ella.
1 comentarios:
Wow, la verdad es que tus relatos siempre mueven algo dentro de mi, casi quiero llorar pero tambien me resulta muy interesante y no puedo esperar a saber que es lo que tiene que decirle y que pasara, aah me dejas en ascuas
Publicar un comentario