Bajé de la camioneta y toqué el
timbre, quién me abrió la puerta fue su hermano menor, Iván.
-Hola-saludé-Tiempo
sin verte.
-Algo-dijo-Pasa.
Habían ampliado su casa
añadiéndole un tercer piso, un poco más de espacio en la cochera y hasta un
pequeño jardín.
-Han
hecho algunas remodelaciones-comenté.
-Pues
sí-contestó-Por lo menos ahora cada quien tiene su cuarto, ya no hay que
estarnos peleando por el espacio.
-¿Ya
no compartes el cuarto con Estela?-le pregunté.
-No,
ahora ella y Sonia tienen sus cuartos en el tercer piso, yo me quede con uno en
el segundo.
Entramos a la casa. Ahí solo
había cambiado la sala, pero las fotografías que colgaban de las paredes eran
las mismas.
-Todavía
no ha llegado nadie-dijo-Eres el primero.
-Chale,
siempre ha sido así-respondí-¿Y Sonia?
-Se
está bañando-respondió-No tiene mucho que regresó de su clase de danza.
-Ah…bueno.
Nos sentamos y empezamos a ver
televisión, algunos recuerdos me llegaron a la cabeza y, ahora, el efecto era
un poco gracioso, mis recuerdos de esa casa, algunos muy personales, me
causaban una especie de diversión, un extraño humor que no entendía pero me
hacía reír, los besos y caricias, las frasecillas que uno dice cuando está
enamorado, ahora me daban risa como chistes algo viejos y gastados. En ese
momento entró a la casa su padre.
-Hola
Alberto-me saludó de mano-No sabía que estabas invitado.
-Hola-dije-Le
hablé a Sonia y ella fue la que me invitó.
-Ah,
ya veo-dijo-Oye, ella me platicó que tuviste un accidente ¿Qué fue lo te paso?
-Pues
un tipo me quiso asaltar-inventé-Yo opuse resistencia, se desesperó y me lanzó
los navajazos.
-Entonces
yo lo encontré casi cuando se estaba muriendo-interrumpió Sonia desde las
escaleras.
-Alberto-dijo
su padre-Ten más cuidado en ese tipo de situaciones, no importa lo que se
lleven, lo importante es cuidarse a uno mismo.
-Si,
tiene razón.
Sonó el timbre y salió a abrir su
hermano, eran todos los demás invitados.
-¿Vino
él?-preguntó Rodrigo a Sonia-Tenía años sin verlo.
-Estas
algo…cambiado-dijo Lucía viéndome de arriba abajo.
-No
tuve tiempo de avisarles-dijo Sonia-Me habló entre semana y lo invité, pero si
quieren se puede ir.
-Qué
se quede-dijo su prima, Eva-Veamos qué tal se porta en nuestra reunión Yaoísta,
yurista y asociados.
-¿Reunión
Yaoísta, yurista y… asociados?-pregunté.
-No
te hagas Alberto-dijo Jorge-Eres un otaku, retirado, pero otaku al fin y al
cabo.
-Y
como otaku debes saber del yaoi y del yuri-añadió Alexa, la amiga de Iván.
-Mejor
lo ponemos un poco al tanto-dijo Estela-¿No les parece?
-Mejor-respondió
Sonia-Vamos a la sala del tercer piso, ahí le podremos explicar en paz.
Subimos las escaleras al segundo
piso y noté que lo que solía ser el antiguo cuarto de Sonia se había convertido
en las escaleras al tercer piso, este tenía un pequeño bar, los cuartos de
Sonia y Estela, y la sala, todos tomaron asiento y a mí me pusieron solo en un
puff.
-Bueno
Alberto-dijo Eva-Cómo debes saber el yaoi es un género de la animación japonesa
en la que se dan relaciones entre personajes masculinos.
-Si,
lo sé-respondí-Y el yuri es en el que se dan relaciones entre personajes
femeninos.
-Correcto-dijo
Estela-Pero lo que no debes saber es que a las fanáticas del género yaoi se les
conoce como fujoshi.
-Ah…eso
si es nuevo-contesté.
-Bien-continuó
Eva-En el yaoi hay varias subdivisiones, por así decirlo, está el lemon, que
incluye escenas de sexo explicito y el lime, que también incluye sexo pero más
suave.
-Mejor
déjenlo hasta ahí-intervino Sonia-Se va a terminar mareando.
-¿Por
qué me cuentan esto?-pregunté-¿Es un plan maligno para llevarme al mundo del
yaoi?
-No-respondió
Sonia-Tan solo es para que estés al tanto de los pequeños cambios que han
pasado por aquí.
-Oh…ammm…correcto.
Pusieron la primera película en
el reproductor y todos nos acomodamos para verla, algunos comían palomitas,
otros papas fritas, pero el ambiente era bastante amigable, pese a que no me
habían visto en años, reían de mis ocurrencias y me incluían en sus asuntos, no
hubo ninguna reserva conmigo, era tratado como un igual entre ellos, cosa que
me resultaba algo extraña, así que me mantuve
al margen, incluso un poco aislado y retraído.
-Oye
Sonia ya no hay palomitas ni papas para la otra película-dijo Lucía.
-Ni
refresco-añadió Rodrigo agitando las botellas vacías.
-Iré
por más-respondió-Alberto, vamos.
-¿Eh?...Ah,
si-dije.
Bajamos las escaleras y salimos
de la casa.
-Sube-le
dije-Iremos en la camioneta.
-Órale,
traes carro-dijo-¿Es tuyo?
-No-contesté-Me
lo prestó mi papá.
Mientras manejaba hacía el centro
comercial, nos topamos con algo de tráfico que hizo un poco lento el viaje.
-Estas
algo callado-dijo.
-Si-respondí-Un
poco.
-¿Quién
era el tipo con el que estabas afuera de mi clase?-me preguntó.
-Ah,
esteeeee-contesté nervioso-Ese es Alberto, el tipo que representa a la pasión.
-Aich-se
quejó-Y yo y mis compañeras pensando que sería un cazador de talentos.
-Ja
ja ja ja-reí-Oye ¿Desde cuándo vas a esa clase?
-Un
año-dijo-La tomé en un principio más que nada para hacer ejercicio, pero con el
tiempo me empezó a gustar.
-Ah,
con que es por eso-comenté-Bueno, ¿Y Violeta?
-En
su casa-dijo-Al final nuestros padres terminaron comprendiendo la situación y
aceptándola.
-Entonces
su utopía se hizo realidad.
-Pues
casi-dijo-Su madre a veces la castiga de maneras medio gandallas.
-¿Cómo?
-Pues
una vez que se nos fueron las copas en una fiesta y llego medio tomada a su
casa, su mamá la puso en una tina de agua fría con hielos…hasta que los hielos
se derritieron.
-Huy…que
mala onda-dije-¿Lo del yaoi es una manía?
-Más
bien es una perversión-dijo-Todos tenemos perversiones ¿Cuál es la tuya?
-Mmmm…Es
más bien una fijación con el busto-dije algo apenado-Se llama basculocolpía, y
una extraña habilidad naciente para adivinar la talla del busto de las chicas.
-No
sé por qué no me esperaba menos de ti-dijo-¿Y qué tan buena es tú “habilidad”?
-Tú,
por ejemplo-dije mientras la volteaba a ver-Eres como una 34 B, más o menos.
-Ah,
este…-dijo y se sonrojo un poco-Ajá.
Llegamos al centro comercial y
estacioné la camioneta cerca de la entrada, bajamos a comprar una caja de
palomitas para microondas, algunos paquetes de papas fritas y los refrescos,
seguimos platicando un poco de su
“perversión” con el yaoi mientras esperábamos en la cola de la caja
registradora. De regreso a la camioneta, Sonia quiso poner las bolsas en la
parte trasera pero estorban las cajas de la batería.
-¿Qué
llevas en esas cajas?-me pregunto.
-Mi
vieja batería-respondí-La acabo de recuperar hoy.
-Vaya-dijo-Qué
suertudo.
-Si,
algo-dije mientras sacaba la camioneta del estacionamiento a la calle.
-¿Qué
diablos es lo que tienes?-dijo-Has estado algo distante en toda la primera
película y te has estado apenando por cualquier cosa ¡vamos! Como si fuera gran
cosa que hables de tus perversiones.
-Es
que siento que no merezco el trato que me dan-contesté-Es que pese a que asumí
una solitaria existencia, me separé tanto de ustedes y no me preocupé ni un
poco en mantener un contacto regular para saber cómo estaban, me han tratado de
una manera muy fraternal y me incluyeron en su reunión.
-Agh-se
desesperó-Te das mucha importancia, eres nuestro amigo, jamás te excluiríamos o
te dejaríamos de lado, el asumir esa solitaria existencia fue tú error y lo
estas enmendando ¿no?
-Eso
estoy tratando-dije-Este…gracias.
-No
tienes que agradecerme-me dijo-Es para lo que están los amigos bobo. Además en
tu solitaria existencia puedes dejar pasar a personas que tratan de entablar
contacto contigo.
Entonces recordé lo que dijo
Ingrid
“-No
querías y estoy segura de que no quieres entablar una relación seria, por el
mismo miedo que tienes de lastimar y salir lastimado, no encaraste el problema
y te engañaste diciéndote que no te afectaba en lo mínimo.”
-Sabes-comencé
a decir-Hay una chica, se llama Ingrid.
-Bueno
ese ya es un avance en alguien tan perdido como tú-comentó-¿Y qué tal?
-Pues
no me ha dicho nada-continué-De hecho la salvé de un ebrio que la estaba
molestando.
-Yo
creo que con eso ya te habrás ganado su corazón.
-Tal
vez-dije-Ya hemos salido un par de veces.
-Quizá
debas cambiar tus métodos de noviazgo con ella-observó-No tanto beso, ni
hartazgo ¿Eh lobito?
-Ummm...OK.
-Si
quieres mete la camioneta a la cochera-dijo poco antes de llegar-Hay espacio de
sobra.
Ya una vez la camioneta estuvo
dentro de la cochera, bajamos las bolsas con las cosas.
Era bastante reconfortante saber
que contaba con todos ellos para lo que fuera, no podría pedir mejores amigos,
solo restaría volver a ponerme a practicar con la batería y reunir de nuevo a
The Anonimus para tener a todos mis amigos de nuevo juntos.
1 comentarios:
Como siempre muy interesante, y todo eso de las perversidades me gustó jeje
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