sábado, 21 de julio de 2012
lunes, 16 de julio de 2012
Capítulo XVII Consecuencias
Al día siguiente, el dolor en
todo el cuerpo era muy fuerte, especialmente en la cara, pero gracias a la
curación oportuna de Violeta, la hinchazón había desaparecido. Permanecí
sentado en la bolsa de dormir, cualquier movimiento traía una ola de dolor
sordo y seco, que me pareció mejor idea no moverme mucho. Miré por un largo
rato un dibujo en particular, de la pared enfrente de mí colgaba un retrato que
hice de Sonia hacía tres años, cuando íbamos al bachiller. Para hacerlo había
tomado por base una fotografía, la única que se había dejado tomar en ese
entonces, en ella, estaba recargada contra una columna de concreto de la
entrada a la escuela, sus ojos tenían un brillo particular y una leve, casi
imperceptible sonrisa se dibujaba en sus labios, era un retrato un poco
aficionado, hecho con lápices y carboncillo, aunque lo había hecho con todo el
cariño y amor que sentía por ella en esa época. De nuevo tuve un pequeño
soslayo de esa relación, las tardes de paseo, las pláticas en los descansos,
una cantidad de detalles y recuerdos nimios.
Reuniendo un poco de fuerza me
levanté y caminé por el departamento, sentí mucha hambre de repente, lentamente
me acerqué al refrigerador, pero no había nada en el, ni nada en la alacena,
solo quedaban algunos trastes, al parecer solo usaban el departamento cuando
querían tener un poco de intimidad. Me dirigí al baño para lavarme la cara y
evaluar el daño que tenía; por suerte no tenía moretones muy marcados, ninguno
que no se explicara con una caída o un accidente cargando los instrumentos,
pero en resto del cuerpo tenía uno muy marcado donde Misael me dió el
rodillazo, otros en las costillas por los golpes de Aljeos, pero el resto del
dolor era provocado más por los músculos que por los moretones.
Poniéndome la sudadera y los
lentes obscuros del disfraz del día anterior, salí a comprar algo para
desayunar, después de pensar por un rato, me decidí por un desayuno clásico,
cereal y un jugo de naranja. Caminé muy despacio por la colonia buscando una
tienda, compré el cereal y una botella de leche en la primera que encontré,
tardé un poco más en encontrar un puesto de jugo de naranja, pero al fin,
después de quince minutos de búsqueda, di con uno, compré dos litros de jugo y
regresé al departamento.
Sonia y Violeta ya habían
despertado y me preguntaron a dónde había ido.
-Sólo
salí a comprar el desayuno.
-No
deberías andar moviéndote con todos los golpes que tienes-me reprendió
Violeta-Lo único que vas a hacer es lastimarte más.
-Déjalo-dijo
Sonia-Sabe manejar bien el dolor físico, su débil es el dolor mental, por eso
las personalidades.
-Pronto
todo eso acabará-respondí-Aun así, todo lo de ayer…
-No
te culpes, evitaste que las cosas pasaran a mayores, porque para haber salido
con unos golpes y moretones de esa, estuvo bastante bien, la otra vez, casi
mueres.
-Cierto,
esta vez al menos respondí, bueno ¿Desayunamos?
Sacaron los platos y vasos para
desayunar, seguimos platicando de la pelea de ayer, pero más sobre como
desbordaba mi furia, como, pese a no tener un físico marcado, lograba sacar una
fuerza anormal y un salvajismo que asustaba.
-Lo
único que me detuvo la primera vez que esto paso fue que la chica a la que
estaba protegiendo me dijo que parara mientras ella lloraba-dije.
-¿Es
la misma que me dijiste? ¿Ingrid?
-Si,
era ella.
-Bueno,
eso quiere decir algo-observó Violeta.
-Ella
te calma, para ti es relajante su voz y con ella te sientes en confianza.
-Tienes
razón y ella siente algo por mi-comenté comiendo un poco de cereal-Pero yo no
estoy del todo seguro.
-Todo
eso es culpa de tú maldito muro, solo necesitas quitarte de encima todas esas
capas de blindaje y dejar la carne al aire.
-Tal
y como hace tres años-agregué, mirándola a los ojos.
-Por
lo que ella me ha contado-empezó Violeta-En ese entonces, cuando le pediste que
fuera tu pareja, dejaste todo a su disposición para que te escogiera o te
destrozara, estabas listo para cualquiera de las dos situaciones, pero por lo
que dices ahora, tal parece que ese muro está hecho de barreras para eliminar
esas situaciones.
-Ya
se verá-concluí y viendo de nuevo el retrato dije-Sonia ¿Qué no ese retrato
estaba en la caja?
-Ah,
lo tomé yo-respondió Violeta-Me pareció lindo y lo colgué en la pared.
-Ya
veo-dije-Ella lo rechazó cuando lo hice, no tenía ni una semana que habíamos
terminado, aunque ese retrato lo tenía terminado unos pocos días antes.
-Bueno,
eso ya paso, no te entierres en recuerdos…lobito-añadió Sonia con una risita.
Terminamos de desayunar y ayudé a
Violeta a lavar los trastes, doblé y guardé la bolsa para dormir y me despedí
de ellas. Ya de camino a casa, no dejaba de pensar en esa pelea, al menos era
un poco reconfortante ver que esta tenía una razón: Defender a lo que quería,
quizá por eso Aljeos se había retirado al oírlo, ya solo quedaba el último
paso, la restructuración, pero no sé muy bien cuando vaya a suceder.
Llegué a casa de mis padres cerca
de las cinco de la tarde, no había nadie en casa, cosa que me resultó
beneficiosa, pues no quería que me vieran con los moretones. Bajé la batería
muy lentamente, pues el peso de cada tambor hacía que el dolor se acentuara y
ello no me dejaba bajarlos a gusto. Después de una media hora de lucha para
llevar la batería a mi cuarto, ya había instalado todo para tenerla a mi
disposición por el resto de las vacaciones, pese al dolor, me puse a ensayar hasta
que el cansancio se mezcló con el mismo dolor, me derrumbé en mi cama y me quede profundamente dormido.
…
En una mesa de un bar, cerca del
café Apolo, se encontraban reunidos cuatro tipos, todos bastante parecidos
entre sí, pero con semblantes completamente distintos, platicaban un poco
animados, como si estuviera a punto de ocurrir algo por lo que llevaban tiempo
esperando.
-Hemos
recorrido un buen camino-dijo uno con un sombrero cortado-Cada uno de nosotros
estableció el contacto con “Él” de la manera que más conveniente les pareció.
-Pronto
“Él” decidirá como terminara todo este proceso, quienes y en que proporciones
regresarán y cuales serán eliminados-puntualizó el más bajo.
-No
creo que alguno de nosotros sea eliminado, como le dijo Aljeos, “Nosotros somos
Él y Él es Nosotros”-agregó el mediano.
-Además,
esta tan cerca de la integración, que ya hasta a la furia le ha dado una razón
y un objetivo, no creí que pudiera hacer eso, con lo que detesto la razón-dijo
el que más agresivo se veía y al terminar le lanzo una mirada al más bajo-Nada
personal José.
-¡Bah!
En la restructuración serán resueltas todas nuestras diferencias ¿O no Alberto?
-Pero
también serán afrontados los problemas internos que estas diferencias han ido
creando a través de los años-añadió el aludido del sombrero.
-Creo
que solo causaremos un gran dolor mental durante la restructuración, el que “Él”
peor maneja, podríamos empeorarlo todo.
-Es
una posibilidad J. Alberto-le respondió el más bajo-Pero creo que la fuerza
interior de “Él” saldrá adelante de este proceso.
-Todo
estará bien-dijeron los cuatro al mismo tiempo.
“Todo estará bien”
…
“Todo estará bien”
…
-Hijo
despierta, Albert, levántate, vamos a cenar-me llama mi madre desde afuera de
mi cuarto.
-Ya
voy-contesto adormilado-Nada más me cambio.
Salí de la cama y me dirigí al
ropero, pero tropecé con uno de los platillos, tirándolo en mi caída, el
soporte me dio en la cara y solté un pequeño “Auch”, sobra decir que el ruido
fue aparatoso, lo que provoco que mis padres entrarán a mi cuarto y se quedarán
un poco sorprendidos por la batería.
-¿Estás
bien?-preguntó mi madre-¿De dónde la sacaste?-añadió señalando a la batería.
-Estoy
bien, solo me di un golpe en la cara con el soporte del platillo, y la saque de
una tienda de música de…
-Ah,
bien, oye que golpe te diste, tienes la cara algo morada-dijo mi padre
observándome con más detalle.
-Si,
es que me di de lleno con el platillo también-contesté algo nervioso.
-Bueno,
vamos al comedor a cenar.
Moviéndome un poco más
fluidamente por el descanso, me cambié y fui a cenar, mi madre había preparado
un poco de arroz con mole, mientras comíamos, no me dejaban de preguntar cómo
había estado mi estancia fuera de casa por casi tres días, relaté partes de la
reunión en casa de Sonia, como me encontré con mi banda y que tal había estado
la tocada de la noche anterior. Casi al final de la cena mi padre se levanto y fue
hacia su habitación, regresó con una caja con moño color verde.
-Bueno
hijo, aquí está tu regalo por tus buenas calificaciones.
-Wow,
gracias, a ver, vamos a estrenarla.
Saqué la cámara de su caja y tomé
una foto de mí y mis padres. Más tarde esa noche me pasé gran parte del tiempo
tomando fotografías de la luna y de sombras que proyectaba su plateada luz por
el patio de la casa y en mi cuarto. Los golpes y moretones seguían dando una
marcada molestia, ya en mi cama y casi dormido solo alcance a decir.
-Todo estará bien…
miércoles, 11 de julio de 2012
sábado, 7 de julio de 2012
De lo malo de ser hombre
En
respuesta al blog de Viri sobre las quejas de ser mujer, el cual recomiendo que
lean antes de chutarse este, vamos a hacer un recuento de algunas quejas de ser
hombre, que sí, es más fácil, pero no por ello me he topado con situaciones
dignas de ser mencionadas.
Del Fútbol (y otros deportes)
¡Ah!
Los deportes, esa actividad de sano esparcimiento y exhibición del físico
humano en la manifestación legendaria de nuestro instinto de competitividad.
Si
eres hombre, es muy seguro que en algún momento de tu vida hayas tenido
contacto con un balón de fútbol o de algún otro deporte. En nuestro querido y
pambolero país el fut es lo que más apasiona a millones de hombres, en mi caso
la relación con el fut ha sido de altibajos.
Cuando
era un niño me encantaba jugar fut, pasaba todas las tardes jugando con los
niños de la calle, lloviera o hiciera frio, nunca fui bueno, de hecho mi mayor
atributo era que sabía estorbar para que los niños que si eran buenos quedaran
incómodos para tirar y de ahí al entrenador de la unidad donde vivo se le
ocurrió meterme de defensa al equipo de la unidad, aunque pocas veces me metía
a los partidos… Ahí me enojé, hice berrinche y ya no quise saber nada del fútbol
hasta que entré a la secundaria.
Fútbol, segunda temporada.
En
la secundaria no me pude escapar de la clase de educación física, han de saber que
siempre he sido enemigo de hacer sentadillas y lagartijas, así que volví a
tener contacto con el balompié, en contra de mi voluntad. En esta ocasión había
chavos mejores defensas (defensas de defender no otras cosas ;D) que yo, así
que en el primer partido el capitán del equipo me puso de portero, ya saben, el
que mete las manos para que no entre un gol. Bueno, en ese partido la verdad me
la rifé, creo que fue uno de los momentos cumbre del deporte en lo personal,
pues después de parar un tiro que era a todas luces un gol, el balón le quedó
perfecto para volver a tirar a otro chavo y yo estaba tirado en el suelo, y en
el último segundo, conjurando al espíritu de Benji Price, me lancé con un brazo
estirado y paré el balón en la línea de gol, estaba que no cabía de gusto y lo
bueno fue que ganamos.
Lo malo fue que solo en ese partido la armé, ya que en
los otros solo perdíamos porque la verdad estaba bien piedra, de ahí se
generaron algunas burlas y que después buscara una excusa para poder salirme de
las clases de fut (al final pude utilizar una operación de pretexto, pero al
principio argumenté asma).
Fútbol tercera temporada,
fútbol americano primera temporada.
Ya
en el C.B.T.i.s. me volvió a funcionar lo de la operación y no hacía ejercicio,
pero cerca del cuarto semestre a mi amigo Oscar y a su hermano se les ocurrió
que jugáramos tochito en un prado que había cerca de su casa y de la escuela.
La verdad lo único de lo que la armaba era para dar pases y eso a medias, pero
mi amigo David lo compensaba atrapando mis pichurrientos pases y corriendo como
alma que lleva el diablo, pues él es miembro de una raza de guerreros aztecas
secreta de Cuacuila (LOL), balón que atrapaba seguro terminaba en anotación.
Pasó un tiempo y otros amigos propusieron que jugáramos fut, otra vez me vi en
la portería, sin embargo, en esta ocasión si la armé, a tal punto que ya había
veces en las que me elegían primero (Oh! Stop it you!!).
Pareciera
que todo esto tiene una imagen positiva de mi hacía el fútbol, pero en general
evito todo contacto con los deportes (a menos que tengan un control de por
medio) no me gustan, no tengo la coordinación ni la condición (por flojera)
para jugarlos, y eso me ha aislado un poco de otros chicos, en la uni me la
pasaba escuchando música y el resto estaba en las retitas de que los de quinto
contra los de primero y así. Además, el que empiece a comprender cosas como
diferencia de puntos, gol de visitante, faul técnico, tarjetas acumuladas y
esas ondas es una de las primeras y claras señales de que estoy envejeciendo.
Sin embargo, a veces es divertido sentarme a ver un partido con mi papá y mis
hermanos, eso sí, seguiré sin entender el beisbol, el tenis y básquet, así que
no intenten explicármelos.
De las cosas
que por ser hombre se supone de sabes hacer.
Ser
hombre trae una preconcepción de los que debes hacer.
Saber
cambiar una llanta, saber poner una antena de televisión, levantar cargas
pesadas como si fueran una simple bolsita de mandado (esas igual pesan las
condenadas).
Esto
lo digo por una ocasión en la que a unos conocidos que acompañaba se les ponchó
una llanta en la autopista, la cosa hubiera estado más sencilla si no hubiera
estado lloviendo y no hubieran apretado las llantas con pistola, pues quedaron
bien duras y con mis enclenques fuerzas no pude aflojarlas (igual no teníamos
una llave de cruz a la mano) ya después de media hora, un camionero nos echó la
mano y con una llave que dejó pendejísima a las que había visto en mi vida,
sacó la llanta, la cambiamos por la de emergencia (ya que ni a de repuesto
llegábamos) y nos retachamos vencidos a su casa.
Y
es que si eres hombre y no le sabes a la mecánica, estas prácticamente perdido
si algo te pasa en la carretera. Estadísticamente, tienes como 5 o 6 veces
menos probabilidades de que alguien se orille a ayudarte que si fueras mujer
(bueno, que hombre en su sano juicio dejaría pasar la oportunidad de echarle
mano al motor de una núbil jovencita, ay, eso sonó medio raro)
Yo te ayudo, ¡Sabrotza!
También
esta lo de las cargas pesadas. Cuando entré como un alegre e inexperto
practicante al área de control de calidad de papa y otras materias primas a
sabritas, me mandaron ahí porque según en ese laboratorio siempre mandan a los
chicos. Recuerdo que el primer día me dijeron: “Vente beto, vamos por la
muestra de papa” y ya ahí me había emocionado, pensaba que íbamos por unas
bolsas de papas para comérnoslas y darles el visto bueno. Cuernos, pasamos a
una zona donde un camión estaba descargando papas crudas con tierra y tenía que
sacar de ahí un costal de papas, el primero lo sacó el técnico de ahí, como si
nada, pero cuando me tocó estoy segurito de que se me salió un pedal, pues creo
que ya dejé en claro que no tengo mucha fuerza, disimulé y así me la pase los
primeros días, pero por las tardes llegaba a dolerme a mi casa y muchas más me
quedaba dormido hasta como las ocho o nueve (y así a veces no oía cuando mi
compañera tocaba por no tenía llaves ji ji ji ji). Lo bueno fue que al avanzar
los meses me hice de mañas y un poquito de fuerza para levantar esos costales,
lo cual aplico a la hora de ir por el mandado a la plaza.
Eso
de instalar cosas si se me da bien, bueno, no sé colocar redes, ni hacer mezcla
de cemento, pero casi todos los electrodomésticos de mi casa fueron programados
y colocados con ayuda mía, la tele, el refri, la estufa, el micro, le enseñé a
usar su lavadora a mi señora madre y le configuré a su gusto su celular a mí
papá. Soy una especie de McGiver en lo que respecta a configurar estos aparatos
en mi casa.
De los hombres y la cocina
Muchas
de las veces se dice que los hombres no se meten a la cocina si no ocurrirá un
desastre.
Nomás quería hervir agua pa' una maruchan mi amor...
Durante
el primer año en la uni, viví con mis primos, y la verdad cuando llegaban a
cocinar en el depa, los resultados eran de proporciones biológico-infecciosas,
pues sus comidas eran fritangas rebosantes de aceites y grasas requemadas, los
trastes quedaban con restos por semanas y luego les salían pelos. A veces creo
que una de esas masas me dijo papá, no estoy seguro.
Y eso que nada más habían calentado tortillas
En
general, rara vez hago de comer yo, pero mi mamá no tiene hijas y como yo
siempre ando en la baba por ahí, se le ocurrió jalarme y enseñarme a hacer unos
cuantos guisos. De momento se hacer salsa molcajeteada bien sabrosa, carnita
asada, frijolitos refritos, costillas de puerco en salsa, chilaquiles,
chicharrón en salsa, unas pechugas de pollo en marinada y un menjunje con guten
y vegetales. Vanne me dijo que un hombre que sabe cocinar es buen partido, así
que… Señoritas, la fila comienza aquí.
De la barba
y los rastrillos.
La
barba, ese misterioso y viril vello facial, el que separa a los hombres de los
niños, el que da poder a los magos, los guerreros y los sabios.
En
este caso he conocido a hombres que se quejan de que no les sale nada de barba,
nomás unos tres pelos de elote escuálidos y descoloridos. En este caso los
dioses barbados del vello facial han sido bondadosos con mi enclenque ser, pues
de toda la familia soy el único al que le crece una frondosa y saludable barba,
lo único malo es que a las chicas les pica y como los hombres hacemos lo que
sea por nuestra dama nos vemos en la necesidad de rasurarnos.
Mi barba de vago
En
mi caso es molesto, pues mi barba esta como que muy tupida y medio rizada y
hace que se atore el rastrillo, se tape luego luego, le quita el filo muy
rápido y siempre me corta, unas veces mucho, últimamente ya menos. Y lo malo es
que la rasurada solo me dura dos días y medio, al tercero mi barba ya vuelve a
asomarse, pero, al menos estoy mejor que mi amigo Oscar, pues él es tan pero
tan barbudo, que se tiene que rasurar en la mañana y en la noche, ¡esa si es
una barba y no mamadas!
Del pirrín,
los huerfanitos y las mamaceeeeeetas
Creo
que todos sabemos que el punto más débil de todo hombre son las joyas de la
familia, ubicadas en la entre pierna, colgando ahí, vulnerables a una
ataque y es que un estratégico, bien
colocado golpe en tan sensible área nos puede dejar fuera de combate por horas… Y
desencadenar las risas de todo mundo (No por nada Homero quería que ganara el
balón en la ingle).
Y
nuestro pilín mientras andamos en la edad de la punzada nos da varias
situaciones incómodas, pues al pequeño soldadito le daba por ponerse en un
recto estado de “¡Firmes ya!” cuando una chica que apenas y aprendía a usar el
poder de sus boobies pasaba cerca de nosotros, o cuando los dioses del viento
nos ayudaban con un día con vientos peculiarmente fuertes y al ras del suelo,
provocando una oleada de faldas levantadas, o cuando llovía y había un
improvisado show de camisas mojadas o cuando hacía frio... Bueno, creo que ya
deje claro este punto.
Y
es que los hombres somos los fans número uno de la belleza de las mujeres. En
mi tiempo libre (que es mucho) me he dedicado a ver a dónde se desvían los ojos
de los hombres por la calle cuando paseo con mis amigas (que están bien bonitas
todas, toditas), y siempre me da risa ver como su ojos de fijan en el pecho y
luego, al pasar, se van por las pompis, y yo igual lo hago, y me da risa cuando
me doy cuenta como “se me van” los ojos.
Ya
me prolongué mucho con estos temas y estoy seguro que dejo algunos sin abordar,
pero siempre queda abierta la posibilidad de hacer un volumen dos de lo malo de
ser hombre.
Fue
muy divertido acordarme de todas esas cosas que me han pasado como hombre.
En
nuestra gustada sección de avisos, ya merito entramos a la recta final de la
historia, solo restan tres capítulos para el gran final… y si esta grande, esta
como de más de treinta páginas. Son mini relatos, así que lo voy a dividir,
para dosificárselos, ¿O se los receto de un jalón?
En
otros avisos, el 14 de este mes es mi cumple, así que probablemente me tome
unos días libres, chance y les ponga un Clay-More antes pero no estoy seguro
(Qué por cierto ya mero termino el primer capítulo).
Por
lo pronto eso es todo, yo me voy a jugar fut en mi nintendo 64 y rascarme la
panza en el sofá.
miércoles, 4 de julio de 2012
Reseña de Strangeland por un fan de Keane
Ya tenía hartas ganas de publicar esto, pero entre Clay-More y la historia no me había dado tiempo.
Ha vuelto a pasar, me cae, ya hacía casi dos años sin
que un disco me hubiera gustado de cabo a rabo, pero wow… Fue simplemente
increíble.
Del disco que estoy hablando es Strangeland de Keane,
salió el 7 de mayo, pero apenas lo pude comprar en días anteriores, y la verdad
valió la pena aguantarme las ganas de descargarlo (bueno, eso y que no tengo
internet).
Todas mis fibras de fan se agitaron con lo bien
ejecutado (aaaaaaaaaaaaaaay que “pro” soné) que esta el disco.
Simplemente me dejó helado la similitud de algunas
letras y de varias de las canciones con lo que he pensado y me ha pasado en los
últimos 3 años, algunas tanto que hasta me dio un poquito de miedo (No tanto
así, si no un sobrecogimiento de esos de que te ponen la piel chinita)
Disconnected es una de esas canciones, me sacó de onda
las múltiples capas que abarca, desde lo más reciente, hasta lo más viejo de mi
memoria.
On The Rad suena bastante alegre, positiva y buena onda,
algo que en verdad necesitaba, puesto que mayo, junio y julio son mis peores
meses en lo que respecta a lo emocional (mucho trauma amoroso que me pasó tuvo
lugar en estos meses)
Neon River aplica bastante bien para los amores
espinosos, los que cuestan, los que no salen, en los que algún detalle
desbarata todo (O así lo veo yo)
En general (una lagrimita recorre mi mejilla), a mi
parecer, Keane se reivindicó con este disco, volviendo a un sonido similar al de
Hopes and Fears y Under The Iron Sea, dejando a un lado las ondas
electrónico-raras que habían incluído en los últimos dos discos, pero ahora
este albúm viene con canciones frescas y letras que te harán chillar por que
llegan directito y con efecto a tus puntos sensibles, lo recomiendo
ampliamente, bájenlo (aunque la edición de lujo esta en 146 varitos, así que ya
depende de su bolsillo… O hueva) escúchenlo y déjense llevar en un viaje hasta
esas tierras extrañas, perdidas en su memoria, tierras que no pensaban volver a
visitar.