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sábado, 26 de enero de 2013

Clay-More 14


¿Quién es ese "Pancho"? ¿Y por qué va a cenar doble a diario? Misterios en este arranque de capítulo :O

martes, 15 de enero de 2013

Clay-More Capítulo 2


sábado, 12 de enero de 2013

Yo no olvido al año viejo


¡Hola! Tiene mucho tiempo en el que no hablamos normalmente con un blog de cosas random, así que ya va siendo hora de corregir eso.

Casi en todos lados al terminar el año se hacen recuentos de los mejor que pasó, y en mi caso no seré la excepción, pues este 2012 empezó todo bien flojote, con carencias y al final me dejó lleno de experiencias, viajes y amistades más rápido de lo que podría haber pensado.

Primer semestre de 2012

Bueno la primera mitad del 2012 me la pase tirando la weba y un poco desesperado por no encontrar trabajo, mi carrera es más o menos demandada, pero no todo mundo quiere contratar a un ingeniero en industrias alimentarias de provincia, no sé, se me complicaba bastante.

Aún así no me la pasaba haciendo nada, mi hacendosa madre siempre tenía un quehacer para mí: Ir por tortillas, lavar el patio, limpiar la casa de los perros, barrer y trapear, lavar trastes, hacer de comer, ir a hacer pagos al banco, llevar recados, hacer trámites y mil cosas más. Bueno, al menos así me hacía con unos cuantos dineros.



También en esta mitad de año hice cosas de las que antes no me hubiera atrevido como…como… ¡mandar cartitas de amooorrtss!! Si, es algo que nunca había hecho y me anduve medio muriendo de angustia por hacerla, casi me da un ataque cuando la mandé y de hecho casi me regreso a decir que no era cierto y que no la mandaran que me la regresaran, estoy seguro que me dará artritis por todo el tiempo que me estuve tronando los dedos en lo que esperaba la respuesta.



Y aunque no fue la historia de la tierra de la leche y la miel que podría haber esperado no me quedé viviendo en la tierra del “¿Qué hubiera pasado si…?” cosa que creo sería peor, más en mi, a quien ese tipo de preguntas me hacen azotarme por las paredes.

En mayo me gradué de la uni, muchos dirán que extrañan a la escuela y demás cosas por el estilo, pero, en general, la impresión que tengo de mi escuela es mala, nunca me gusto, nunca fue de mi agrado y creo todos los amigos que tenía en mi grupo lo sabían, no es que solo tenga malos maestros, que la verdad llegan a ser muchos los malos, por los pocos buenos que hay, en general el ambiente en ella nunca me agradó, la carrera que tomé es de las que menos equipo e instalaciones tenía y aún así siempre le dábamos premios y reconocimientos a la escuela. De hecho, una de mis bromas favoritas era esta: “Por años, alimentarias (el diminutivo de mi carrera) ha hecho mucho con muy poco, ahora, tendrá que hacer TODO con NADA”.

Pensarán: Bueeeeno, y ¿Por qué nunca te cambiaste de escuela? Porque no iba a dejar que esa escuela me ganara, que me venciera, en mi cabeza cada vez que algún maestro intentaba hundir a un compañero de equipo o a mí, siempre pensaba: “¿Ah sí? ¡No me vas a ganar mugroso!” y con el tiempo me les escapé con un bonito promedio de 91% de aprovechamiento general, segundo lugar de la generación y cuando ya me vi libre de todo dije: ¡JA! Putos.



Segundo semestre de 2012

Desde Agosto anduve metido en un trabajo para  “Los Servicios de Salud del Estado de Puebla” específicamente en el Seguro Popular… Creo que ya estoy estigmatizado por este programa, digo, hice mi servicio social de la prepa y la uni ahí.

Bueno, la verdad no tengo idea de cómo terminé ahí, yo no mandé ningún currículum ni solicitud y de repente sonó mi celular y me informaron del trabajo.

De hecho, ya unos meses después, algunos compañeros me preguntaban que quién me recomendó y que qué palancas había utilizado y yo simplemente contestaba que no tenía la menor idea de cómo terminé ahí, que no me había recomendado nadie y que ni había pedido el trabajo, pero como me lo ofrecieron y como no tenía nada mejor que hacer, lo tomé.

Así que después de ir a una tipo capacitación a las carreras, recibir mi laptop pa’chambiar y darme una patada en el trasero para salir disparado a Zaragoza, en la jurisdicción de Zacapoaxtla.

El primer día tuve que tomar un autobús a la una de la madrugada (¡YAY!) para llegar a puebla como a las 4:30 por que estaba citado en el hospital del norte para irnos a dónde nos tocaba. Con una maleta pequeñísima (No tenía idea que tenía que llevar cobijas o algo así) me junté con los que se veía que eran nuevos igual que yo. A alguien se le ocurrió meternos a todos en un carro (éramos como 8…en un Gol… Un carro del vuelo de un chevy, un poquito más grande), pero ya otro tipo pendejeó al que nos metió ahí y a mí me mandaron con otra brigada, con mi ahora cuate y papaloi maestro, Manuel Ponce, quien me dio posada varías veces en puebla, me ayudó a hacer unos trámites por la ciudad, siempre interesado en mis babosadas y riendo de mis chistes, tiene unos hijos preciosos, a quienes terminé cayéndoles súper.

Poco después ese mismo día conocía mi madre adoptiva, la jefa de mi primer brigada, Paty Carrasco, de primera impresión me dio mucho miedo, pues tiene cara de que si la regaba me comería y no escupiría mis huesitos en un mes. Afortunadamente no la regué y todo fue felicidá, pues me terminó adoptando y cuando la cambiaron de brigada yo igual me fui con ella. Siempre la hacía te tos con lo que no le parecía.

Esta chambita me cumplió una de mis metas personales, que era recorrer la mayoría del estado, no lo conozco toditito, pero fui de norte a sur, y de este  a oeste.



Empecé por Zaragoza, ahí cerquita de Tlatlauquitepec, hogar de la buena Virus :P (Qué churro, pero no pude escaparme para ir a saludar y conocer por allá) pase una buena etapa inicial, digo, en sí el trabajo no era nada del otro mundo, simplemente ingresar números, verificar datos, corregir si estaban mal, tomar la huella de los diez dedos y ya. Lo que lo hacía difícil era el hecho de que tenías que ir hasta la comunidad a hacer todo esto y es en eso dónde a muchos no les gustaba y renunciaban. Yo como he estado fuera de mi casa desde los quince años, me acostumbré a no ver a mis papás por largos periodos de tiempo y me importaba un comino la comodidad mientras haya de comer y una silla para dormir.

Y terminé por Tehuacán, que desde niño siempre pensé que estaría desierto y lo que lo único que hacían ahí era agua mineral para los policías, en realidad está muy bonito y me gustaría regresar a turistear.

Durante todos los lugares que recorrí conocí a mucha gente, esta mi segundo jefe de brigada: Víctor Castañeda, que es completamente genial y generoso, cuando andábamos por Izúcar de Matamoros nos prestó su casa para quedarnos y siempre nos llevaba un sabroso cafécito en la mañana y a noche.

También en Izúcar conocí a mi tercer jefe de brigada, José Sacramento Chávez y su novia, Erika Morales, ambos desde un principio me cayeron bien, pues tienen una forma de ser calmada y divertida, y fue José quien me dio permiso de ir al FESTO cómic (Sniff!), él siempre veía por que nos dieran de comer y que estuviéramos lo mejor posible, además me dio posada en su casa en Cd. Serdán y jugamos Halo 4 hasta el amanecer…I have no regets! Erika es a todo dar, platicadora y chistosita, y si lo necesitas te ayudará en lo posible, conocía a su familia en Tlachichuca y la gata que tiene me encantó. Con ellos dos subimos al pico de Orizaba, hasta más o menos un kilometro y medio de la cumbre, hacía un frío de 2 °C pero fue genial ver todo desde ahí.



 Luego esta Antonio Correo, que debo decir al principio me cayó algo pesado porque era bien gritón y escandaloso, pero con el tiempo me fue agradando más porque luego le gustaban las mismas rolas que yo, decía cada cosa cagadisíma en el momento indicado (y no tan indicados) y luego terminé asesorándolo cada vez que no podía con una parte de plantas contra zombis; además, cuando andábamos por Tehuacán, dónde el vive, me dio posada en su casa y su familia es de lo más genial.



Lo único malo fue que durante esos cuatro meses no me pagaron, firmé contrato como por octubre, pero mis cheques nomás no salían, Paty ya había hecho alboroto y medio por mí en más de una ocasión y muchos amigos me aconsejaban lo mismo, otros se preocupaban por mi y les agradezco a todos. Al final salí de ahí con un sueldo acumulado de 4 meses, más aguinaldo, más una tarjeta de vales de despensa.

Al final el 2012 dejó un saldo increíblemente positivo y me dio muchas experiencias, aprendizajes e ideas nuevas.

El 2013 lo veo ahora como una oportunidad y al mismo tiempo como un misterio, ¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? ¡Puede ser mi gran noche!...Que diga año.

Sea como sea, empiecen bien este año, y si no empezó bien, levántense, sacúdanse el polvo y sigan adelante.

Nos leemos en algún momento y en algún lugar.

miércoles, 9 de enero de 2013

Capítulo XX Los quince años parte VI


-Escenario Nº 2-
Motor S2

Tres años atrás

Alberto estaba tumbado boca arriba en su cama, tenía en sus manos su teléfono móvil y revisaba algunos de los mensajes que había intercambiado con Sonia, su, ahora, ex novia, mientras estaba en Guanajuato de viaje con sus padres.

            “Oye, ya llevamos un rato de novios y no te he preguntado esto, pero, ¿Qué es lo que piensas de mí? (Me adelanto a tu respuesta: Un freak…)” decía su mensaje.
            “No pienso eso, eres un chico que dice lo que piensa y no se lo guarda, no como yo, que suelo guardarme todo”
            “Ah, qué bueno, yo pienso que has de guardar esos pensamientos por que debes tener una razón para hacerlo, eres seria y reservada, pero cariñosa con este torpe XD”
           
Pasó por alto algunos mensajes hasta llegar a otros que abrió y revisó.

            “Hoy mis tíos y mis padres se pusieron a hablar de parejas y me preguntaron si tenía, les dije que sí y me dijeron que te cuidara, que nos lleváramos bien”
            “Chale, ni que nos fuéramos a casar XP”
            “No, eso ya lo sé, lo nuestro tarde o temprano terminará, pero te confesaré que me encantaría casarme contigo”

Un gato negro se puso a maullar, sacándolo del trance en el que estaba, lo levantó y lo llevó a dónde estaba su comida, lo había conseguido para Sonia, pese a haber terminado, seguían llevándose bien y salían de vez en cuando, esto había hecho creer al joven baterista que todavía tenía una posibilidad de “regresar” con ella, escribía planes e incluso temarios para hacer “exploraciones” sobre los posibles resultados de proponerle volver  a Sonia, todos sus resultados indicaban una posible negativa.

Esto lo pensaba debido a que hubo un tiempo en el que ella lo rechazaba un poco e incluso se mostraba un poco hostil, pero Alberto seguía ahí, deambulando, esperando por la más mínima migaja de cariño para alimentar a su “Motor S2”, terminó que inventó él para llamar así a una segunda relación con Sonia, a la primera le llamó S1.

            -Bien gato-dijo rascándole la cabeza al animalito-Me has costado un poco de trabajo, pero contigo planeo volver con Sonia, cosa que dudo que resulte, pero no me quedaré sin hacer nada.

El gato se relamió los bigotes y se le quedo viendo, caminó por el departamento siguiendo los pasos del joven, desde un tiempo antes de que Sonia terminara con él, se había encerrado por mucho tiempo en su departamento, dibujando en las paredes, haciendo dibujos al carbón en varias hojas, o solo permanecía tumbado en su cama, apenas y tenía ánimos para hacer sus tareas e ir al bachiller, pero sus amigos lo hacían olvidar a ratos su dolor. Pero ese día estaba particularmente inquieto, había conseguido el gato para regalárselo a Sonia, además, esa misma tarde le propondría regresar, escribía versillos en un libreta, corregía algunos y borraba otros, dibujaba bocetos que no terminaba, cerca de las seis de la tarde metió al gato en su jaula y partió hacia el café en el que siempre se veían.

Sonia ya lo esperaba afuera, parecía que se despedía con afecto de una chica, pero Alberto no notó nada de esto, estaba completamente sumido en su plan. Se saludaron y Sonia acarició al gato a través de la jaula.

            -Gracias por el gato Albert-le dijo-Ahora, ¿A qué te refieres con un motor S2?
            -Pues-respondió-Básicamente es una segunda relación contigo, tú eres la única que ha dejado una huella en mi vida.
            -Ya me lo temía-suspiró y puso la jaula del gato en el suelo-Mira, eso no es posible, lo hecho, hecho está, me he topado con varias chicas a las que les gustas, pero estas tan obsesionado conmigo que ni siquiera te has dado cuenta de ellas, te empezaste a aislar de los demás, has comenzado a cultivar una soledad y te has forjado el ideal de que si no estás conmigo, no estarás con nadie, lo que necesitas es más contacto humano.
            -Pero todo el contacto humano que quiero, quiero que venga de ti-replicó Alberto-Pero ahora ya se con certeza que eso no es posible, pero debía sacar esto de mi pecho, yo solamente te amo, aunque no sea correspondido.
            -Alberto-dijo Sonia-Yo no sabría que decirte.
            -¡Entonces miénteme!-contestó desesperado-¡Di que todo eso fue un error, que nada va a cambiar! ¡¿Qué soy yo si no puedo estar contigo?!
            -Mira-le tomó la mano-Todo este dolor por el que estas pasando es de tu propia creación, deja de aislarte y de encerrarte en tú mundo.
            -Tienes razón-dijo un poco más relajado-Perdona toda esta escenita.
            -Explotaste más suave de lo que me esperaba-respondió Sonia con una sonrisa.

[…]

Me sentía poco mareado, todas estas escenas las tenía por completo olvidadas, eran los recuerdos que fueron apiñados en un rincón de mí ser y fueron abandonados ahí, con la esperanza que se esfumaran.
           
            -Vaya-dijo José-Lo estas tomando muy bien, mejor de lo que esperaba.
            -¿Ahora qué es lo que sigue?-pregunté un poco entrecortadamente.
            -Viene algo que en verdad dejaste de lado-contestó Alberto-Los deseos carnales, pero en vista que solo los alimentaste con imágenes de Sonia se creó el motor S3, pero no es precisamente un modelo “S”.
            -¿Otro motor? ¿Y como que es S pero no es S?
            -Así es-dijo José-Pero este tiene una particularidad, es un motor al que no le importa que mujer se encuentre cerca, siempre empieza a trabajar con la que tiene a su alcance, ahora, esto puede ser perjudicial o beneficioso.
            -Es un “modelo” curioso-comentó Alberto-Puede ser terriblemente destructivo o tener una gran fuerza creadora.
            -Pero dejemos que tú lo descubras-interrumpió J. Alberto. 

De nuevo todo se puso negro.

[…]

miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo XX Los quince años parte V


-Escenario  Nº 1-
Motores S: Origen

Tres años y cinco meses antes

El pulso como loco, las bocinas casi reventando, el público completamente enloquecido, en el escenario, “The Anonimus” deleitaba a la muchedumbre, pero el baterista se veía retraído, hasta ausente, su rostro no parecía inmutarse ni expresar la más mínima emoción, con un último remate, el batería dio por terminada la canción con la que el grupo se despedía.

            -¡AH!-respiró el vocalista ya en el cuarto trasero del escenario-Otra buena tocada, ¿Vamos por unos tragos?
            -Yo paso-dijo el baterista secándose el sudor de la cara-Me voy ya para mi casa.
            -Vamos calvo-le dijo el guitarrista-Ya pasaron más de dos meses, ya supera lo de María.
            -Anda-lo animó el bajista-Solo un trago.
            -Bah, de acuerdo.

Saliendo de ese cuarto y mezclándose con la gente se dirigieron a la barra, el vocalista pidió un tequila Sunrise, el bajista y guitarrista unas micheladas y el baterista un vampiro, cuando todos tuvieron sus tragos, buscaron una mesa libre, una vez sentados, todos chocaron los vasos.

            -Por “The Anonimus”-dijeron.

Pese a que se veía un poco más animado por el trago, el batería no dejaba de mostrarse ausente.

Al siguiente día, en el salón de clases que compartían los integrantes en el bachiller de la ciudad, todos se veían un poco trasnochados por la tocada y los tragos, de los cuales se les había ido la mano en la sexta ronda, pero trataban de tomar notas para no reprobar ese bimestre, del cual dependía el permiso de sus padres para mantener la banda.

            -Hugh-dijo el vocalista en un descanso-Vamos a la cafetería por un refresco o algo para comer.
            -Bueno Hugo-dijo el guitarrista-Pero yo solo quiero el refresco, si como algo siento que me voy a vomitar.
            -Ay mugre Oscar nenita-le dijo el bajista-Yo quiero una torta de jamón y un refrescote.
            -Eso lo dices tú Isaac-intervino el baterista-Pero a ti nunca te pega tanto la cruda.

Caminaron hacía la cafetería bromeando y comentado los detalles de la tocada de la noche pasada, ya una vez que compraron sus cosas e iban de regreso a su salón, Oscar el guitarrista propuso ensayar esa tarde.

            -Bueno-dijo el baterista-Pero después de que tenga lista la tarea de inglés para pasárselas.
            -¡Ah cierto!-exclamó Isaac-Qué bueno que lo dice Alberto ¿Cuál me toca?
            -La de matemáticas-le respondió Hugo-A mí me toca la de taller de lectura y la de química, total, es poca.
            -Y creo que a mí me toca de física y biología-añadió Oscar.
            -Bueno-dijo Alberto-Pasamos por Oscar a su clase de guitarra en la casa de la cultura como a las seis ¿no?
            -Perfecto y de ahí nos vamos a ensayar a la bodega y terminando hacemos la tarea-acordó Hugo.
            -Bueno apurémonos a tragar que ya mero empieza la siguiente clase.

Eran las seis y cuarto, en la clase de guitarra de Oscar ya se encontraba Alberto esperando a que terminara, mientras que una chica vestida de negro que practicaba enfrente de él lo veía intermitentemente, cosa que puso un poco nervioso a el joven baterista.

            -Perdón por llegar tarde-dijo Isaac al entrar-Pero me quedé a comer en mi casa y apenas terminé la tarea.
            -No hay problema-dijo Alberto e hizo un gesto con la mano-A este wey le falta otro rato en su clase.           
            -¡Ay mendigo Alberto!-le dijo Isaac dándole un codazo en las costillas-¿Ya viste? La chava de enfrente no más se te queda viendo.
            -Si ya me di cuenta-respondió sobándose las costillas-Me da algo de miedo, su mirada es como que muy penetrante.
            -¿Acaso eres idiota?-le contestó-Es porque le interesas, baboso.
            -Qué va ser.
            -Bueno-dijo Isaac-Yo si le voy a hablar, a ver qué pedo.
Y dicho esto, se levanto, tomó prestado un bajo y se puso a practicar cerca de la chica, al cabo de un rato ya estaban platicando, para Alberto le resulto un poco decepcionante el que no hubiera tenido las agallas para ir a platicar con la chica, pero desde el incidente con María, sus agallas parecían haberse ido de vacaciones.

            -¡Oye Alberto!-llamo su atención Isaac, sacándolo de sus pensamientos-¿Traes tu discman? Es que la compañera quiere mostrarme algo de música.
            -Espera-dijo revolviendo en su mochila-Por aquí anda.

Tras una pequeña espera sacó el aparato de su mochila se levantó y se acerco a ellos, le puso pilas y sacó el CD que llevaba dentro.

            -Ah, ese disco-dijo la chica-Es de una serie japonesa ¿Cierto?
            -Pues si-admitió Alberto-Es de “Escaflowne”, es muy épico, por eso me gusta.
            -Ya veo-comentó la chica-¿Has escuchado alguna vez a “Lacrimosa”?
            -No-respondió-Pero hubo un tiempo en el que estuve tentado a comprar uno de sus discos, pero algo me dijo que no lo necesitaría.
            -Weyes-intervino Oscar-Ya está el Hugo allá afuera, vámonos.
            -Bueno compañera…-Isaac hizo una pausa, como preguntándole su nombre.
            -Sonia-respondió-Sonia Carmona.
            -Sonia-continuó-Yo soy Isaac y él es Alberto, nos vemos.
            -Si quieres-empezó Alberto-Te puedo prestar el disco.
            -En otra ocasión-respondió Sonia y se despidió con gesto de la mano.

Ese encuentro estaba sellado, estos dos jóvenes empezarían un nuevo romance.

Pasaron unas semanas desde ese encuentro, el joven baterista se sentía recargado y lleno de ánimos, pensaba que podría tener una nueva relación, en cuanto terminará por extraer el tumor que se había vuelto la relación con María, de hecho esa misma tarde lo solucionaría.

Caminaba por las calles de la ciudad, tomando un pequeño atajo hacía al parque, vestía una chamarra de mezclilla gris, una playera negra con el logo de “The Anonimus”, unos jeans azul-grisáceo y unos tenis rojos, llevaba un paso seguro y decidido, para cuando llego al parque, en el kiosco lo esperaba una chica con gesto de enfadada.

            -Te tardaste-le reprochó-Dijiste que estarías aquí a las cuatro en punto.
            -Huy, perdón-dijo Alberto-Haber María ¿Cuántas veces llegaste tú tarde y jamás me quejé?
            -Bueno-se apenó-Pero no es para que me respondas así.
            -Mira-empezó Alberto-Acepté verte para terminar por lo sano con todo.
            -Pero yo no quiero terminar-le dijo María.
            -Hemos terminado y vuelto como tres veces-se exasperó Alberto-Esto ya no es amor, es solo un berrinche que tiene la niña.
            -¡Un berrinche!-le gritó-¡Tú eres el que ha tratado con una letal indiferencia!
            -Ah, buen titulo para una canción-bromeó.

María le dio una cachetada y antes de irse le espetó.

            -¡Muy bien!, lárgate con tu darketa, ya me contaron que la tratas muy bien, ¡pues vete con esa!
           
Alberto se quedó parado un rato en el mismo lugar, pensando que estaba bien haber terminado con ella, pero que quizás se le había ido un poquito la mano en la forma que lo hizo, se encogió un poco de hombros y regresó a su casa, tenía trabajo que hacer.

Al día siguiente, notó como María y sus amigas cuchicheaban a sus espaldas, decían cosas como que era un hipócrita, cruel y desalmado, lo que le resulto un poco divertido, incluso, solo para estar chingando, le pidió a Oscar  y Hugo que compusieran una canción sobre una letal indiferencia.

            -Ah no mames calvo-dijo Oscar-Esta muy gandalla ¿No?
            -Si, no chingues-añadió Hugo-Es como si nos burláramos de ella.
            -Bueno ya no-aceptó-Entonces mejor me salgo para no estar escuchando a esas viejas.

Se levantó de su butaca, tomó su mochila y salió del salón, pero cuando daba la vuelta, vio recargada en la pared bajo las escaleras a Sonia, se quedaron viendo un rato y Alberto solo hizo un gesto de recordar algo, puso su mochila en el suelo y busco algo dentro de ella, después de un rato sacó un CD de ella.

            -Ten-le dijo mientras le extendía la mano con el CD-Dije que te lo prestaría.
            -Ah…-respondió Sonia-Gracias.
            -No es nada, no es nada-dijo quitándole importancia-¿Qué hacías ahí abajo?
            -Solo me escondía de la luz del sol-contestó-Me quema a estas horas.
            -Ah-dijo-¿Piel delicada?

Siguieron platicando y Sonia reía de las ocurrencias del joven baterista, incluso se mostró alegre cuando Hugo se inmiscuyo en la conversación, cuando estaba a punto de terminar el descanso, a Alberto se le ocurrió una idea.

            -Oye ¿Te gustaría venir a uno de nuestros ensayos?
            -Bueno-aceptó-Al menos ya tengo una excusa para salir esta tarde.
            -Mira, para llegar, tomas la calle Revolución hasta la privada de Mina, después, buscas una bodega que dice “Almacenes García”, el ruido delata el lugar-explicó Alberto.
            -Nos vemos entonces-dijo Sonia y se despidió.

En el ensayo de esa tarde, Alberto se encontraba un poco a la expectativa de que apareciera Sonia tocando la puerta, pero ya casi terminaban de ensayar y ella no daba señas de llegar.

            -¡Vientos!-exclamó Hugo al terminar la canción-Ahora vamos a seguir con… ¿Quién chingados toca la puerta?
            -¡Esa no me la sé wey!-dijo en broma Isaac.
            -A ver-dijo Oscar y se asomó-Eeeeh, Alberto, ahí te buscan.

Salió a ver el joven baterista,  Sonia se encontraba esperando parada frente a la puerta, vistiendo una sudadera y playera negras y un pantalón de estampado militar.

            -Vaya viniste-dijo Alberto al saludarla.
            -¿Qué? ¿Creías que no?-respondió-Si quieres, me voy.
            -No, no, espera-y regresó a dentro, les dijo algunas cosas a los demás y salió con su chamarra y su mochila-Vamos por un hot-dog, muero de hambre.

Caminaron hacia el parque, dónde en la noche, se instalaban los puestos de hamburguesas y hot-dogs, platicaban un poco sobre los ensayos, Sonia había llegado a la hora, pero prefirió ver como ensayaban por una ventana y tocar cerca del final.

            -Pero te ves muy distinto cuando tocas la batería-le dijo Sonia-Pareces otro, lleno de energía y sin miedo a nada, pareces completamente feliz.
            -Ah, eso es ahorita-explicó Alberto-Pero unas semanas antes tocaba bien, pero muy cuadrado, o sea, no mostraba expresión alguna, tocaba tal y como es la canción, sin nada extra.
            -Qué raro-comentó Sonia-¿Desde cuándo regreso tu energía?
            -Unas tres semanas-respondió.
            -Pues es casi el mismo tiempo que llevamos de conocernos ¿no?-dijo Sonia.
            -¿A si?-dijo como si nada Alberto-Vaya.

Llegaron al centro de la ciudad y se acercaron al puesto favorito de Alberto y pidió su hot-dog.

            -¿No quieres uno?-le dijo Alberto a Sonia.
            -Me gustaría-le respondió-Pero en mi casa me obligaron a comer si quería salir.
            -Ah, bueno-dijo dándole una mordida al suyo-¿Al menos un refresco?
            -Ese si te lo acepto-contestó.

Cruzaron la calle hasta una miscelánea y Alberto compró dos refrescos de cola, le entregó uno a Sonia y se sentaron en una banca del parque.

            -¿Sabes? Es curioso-empezó Alberto-Pero yo no sabía que ibas al mismo bachiller hasta que te vi debajo de las escaleras.
            -Pues yo ya sabía de ustedes-le contestó mientras abría su refresco-Desde aquella vez que tocaron en un evento de primavera de la escuela.
            -¡Ah sí!... ese-recordó Alberto-¿En el que se me declaró María?
            -Ese mismo.
            -Bueno-continuó-Pues yo ya la terminé, era una relación un poco, pues, enferma.
            -¿Cómo enferma?
            -Ah, pues verás-dijo Alberto haciendo un ademan-Ella quería que fuera tal y como ella quería, tenía que actuar y pensar de una forma que le gustara, con el tiempo, me harté y traté de dejarla varias veces, pero ella me convencía prometiendo que iba a cambiar.
            -Ja ja ja ja-rió un poco-En este mundo, habiendo tantos millones de personas, solo nos preocupamos por una, cuando ya la tenemos, si no nos agrada como es, tratamos de cambiarla, pero cuando tememos perderla, haces todo lo posible para que no se vaya.
            -Huy que profundo-respondió Alberto con un silbido-Tu novio debe ser muy asiduo a la filosofía también.
            - No tengo novio-le contestó-Pero más porque no he querido.
            -Qué raro-se extrañó Alberto-Bueno, una chica como tú sí me parece para estar sola, pero, ¿Al menos has tenido?
            -No, ninguno-negó Sonia con la cabeza-Mis historias románticas se ven truncadas desde la secundaria.
            -Ah caray-dijo Alberto-¿Qué paso entonces?
            -Pues una “amiga”, que, curiosamente se llama María igual, me “bajó” al chico que me gustaba-contó Sonia-Es una historia realmente infantil.
            -Pues cada quién arrastra sus propias heridas y las cataloga según le plazca-dijo Alberto dando otra mordida a su hot-dog.
            -Puede ser-dijo Sonia tomando de su refresco y viendo la hora en su reloj-Bueno Alberto, ya me tengo que ir, solo tenía una hora de permiso y ya me pase por un buen tiempo.
            -Está bien-contestó Alberto y apuró los últimos bocados de su hot-dog-Te acompaño a tu casa.

Caminaron rumbo a casa de Sonia, en el camino, Alberto le pidió un número al cuál poder hablarle por si quería tener excusa para salir, Sonia le dio el de su teléfono móvil y le pidió el suyo.

Y así todo comienza.

Alberto se veía un poco preocupado, ya había salido unas pocas veces más con Sonia y habían intercambiado muchos mensajes por los móviles, pero ahora si se le iba a “declarar”, ya lo había insinuado por los mensajes y sabía que Sonia era muy perspicaz para no darse cuenta. Desde de las doce de la tarde Alberto estaba limpiando y ordenando su departamento, aunque la había citado a las tres. Ya tenía todo listo pero aún así se sentía muy nervioso, pero reunió coraje y espero sentado en su cama a que llamaran a la puerta, dieron las tres y poco después se escucho que llamaban a la puerta, Alberto se levanto y abrió, Sonia entro tras de él, aún llevaba el uniforme de la escuela.

            -¿A penas saliste?-dijo Alberto tratando de dar un tono relajado.
            -Pues si-le contestó dejando su mochila cerca de una silla-Hoy salgo a las tres.
            -Ah bien, bien-respondió Alberto-Eh, ¿Quieres un poco de refresco?
            -Bueno, muero de sed.

Alberto sirvió dos vasos y le dio uno a Sonia, se sentaron.

            -Bueno, ¿Qué es lo que pretendes con tus mensajes?-preguntó Sonia.
            -Eh, pues quisiera que supieras-respondió Alberto-Que eres especial para mí, eres algo así como un cohete que me atravesó.
            -¿Yo?-se sorprendió.
            -Si, bueno-continuó Alberto un tanto nervioso-Puede que yo solo sea un vago y tú seas una noble, simplemente, capturaste mi atención.
            -¿Y eso significa?
            -Pues yo…-dudó un poco el baterista pasándose la mano por el cabello-Me gustaría que fueras mi pareja, te dejo todo a tu disposición, destrúyeme o dame alas.
            -Vaya-comentó-El niño sabe lo que quiere, está bien, digo que sí.

Se levantó y lo abrazó, sus mejillas coincidieron y se dieron su primer beso.

[…]



Todo se había vuelto negro, lo único que era visible, se encontraba bajo la luz del reflector

            -Bueno Joven amigo ya viste como empezó todo con Sonia-dijo Alberto, que estaba parado junto al brujo, llevaba su sombrero cortado y su gabardina negra.
            -¿Qué es todo esto?-dije algo mareado-¿Qué está pasando?
            -Esto es lo que has guardado dentro de ti-me respondió-Y lo que está pasando es la restructuración.
            -¿Para qué me hicieron ver cómo le propuse a Sonia que fuera mi pareja?-pregunté.
            -Toda historia tiene un principio-dijo el brujo pasando su mano por la cara y se volvió J. Alberto-Había que verlo para entender el resto.
            -Ahora-continuó Alberto-Déjame presentarte como fue el motor S2, ese turbio tema que creíste muerto y salió a flote en estos días.

J. Alberto se acerco a mí con el mismo fuego azul en su mano

            -¿Listo?-dijo-Aquí vamos.

[…]