-Escenario [imposible] Nº 3-
Motor S3
Alberto se encontraba recargado
en la silla de la mesita de la computadora portátil de Sonia, veía una película
que había comprado antes de llegar a visitarla, ya llevaba varios días de
viaje, había pasado los primeros tres en la capital visitando a Hugo, donde
compró su película, vio algunos cómics, comió la pizza de los dioses, en
palabras (bien justificadas) de Hugo y había comprado una máscara de Guy
Fawkes, había llegado esa misma mañana, Sonia lo llevó de la central de
autobuses a su departamento, de hecho Alberto la esperaba, irían a un concierto
de la banda de metal de un amigo de ella, solo que estaba demorándose mucho en
tomar una ducha.
-¿Ya
estás listo Albert?-dijo mientras entraba secándose el cabello y solo llevaba
puesto su pantalón y el sostén.
-Cla…ro-dijo
levantando la vista y alzando una ceja.
-Ah
sí-dijo como si nada-Has de pensar ¡Ah, esta semidesnuda!
-Qué
va-respondió mientras guardaba el disco en su caja-Después de haber vivido un
rato con una compañera de cuarto te acostumbras a esas escenas.
Pero había “algo” dentro de
Alberto, un enorme deseo de solo tomarla y arrojarla a la cama y dejar salir
sus más bajos instintos, satisfacer su libido hasta que sintiera asco del
cuerpo que estaba tomando.
-Vámonos-dijo
apagando la luz-Tenemos que pasar a por un amigo y recuerda-agregó dándole un
golpecito en la cabeza-Eres mi primo lejano que vino de visita ¿De acuerdo?
-Si,
ya se-respondió Alberto rascándose dónde lo había golpeado-Seremos como dos
extraños en un lugar diferente, haré como si no nos conociéramos.
-Tampoco
te vayas por las ramas-le aclaró-Solo somos primos, si te pones más denso, mi
amigo no se la va a creer y te dije que es tan tierno y abusable, se me declaró
hace unos días y sería una estupidez que le diga “Mira, este wey es mi ex
novio”.
-Chale-respondió-¿No
te basta solo con Violeta?
-Ay
Albert-le dijo poniéndole la mano en el hombro-A veces pienso que me llevo más
gente a la cama que tú.
Alberto se crispó un poco por el
comentario pero ambos empezaron a reír mientras bajaban las escaleras. Salieron
del edificio de departamentos y emprendieron la corta caminata hacía el centro,
dónde ya los esperaba el amigo de Sonia.
-Hola
Martín-lo saludó Sonia-Este es mi primo Albert, del DF.
-Hola
mucho gusto-lo saludó Martín dándole la mano.
-¿Qué
tal?-dijo Alberto.
-¿Ya
nos vamos?-dijo Sonia-¿Tomamos un taxi o camión?
-Mejor
caminamos un tramo-propuso Martín-Y después tomamos un taxi.
Empezaron a caminar por las
calles de la ciudad, Sonia y Martín platicaban animadamente, mientras Alberto
los seguía un poco más atrás, sumido en sus pensamientos.
“Ellos tiene lo que quiero, ¿Por
qué me dan un poco?, solo una noche y se las dejo mañana. ¡Lo juro! Yo jamás
rompería una promesa, aun que fuese hecha en el calor del momento. Tienen lo
que necesito, que me compartan un poco, yo no he tenido a nadie más en mi vida”
-¿Por
qué tan serio primo?-dijo Sonia tomándole el brazo-Él también es baterista
Martín.
-¿Y
qué tipo de música tocas?-le preguntó.
-Ah-dudó
Alberto, lo habían sacado de golpe de sus pensamientos-Rock progresivo, algo de
Hard rock, más o menos algo de metal y britpop.
-En
ese último la regaste-contestó Martín-Bueno ¿Y qué batería tienes?
-Una
Pearl negra-respondió Alberto-Con platillos Zildjian, paiste y sabian.
-Una
buena batería y tocas britpop, chale.
Siguieron caminando hasta una
esquina y tomaron un taxi para que los llevara al lugar de la tocada “Escenario
201” , ya
en el lugar saludaron a su otro amigo y pasaron a ocupar una mesa, pronto
empezó la tocada, los rápidos acordes salían desgarrando las bocinas, la pesada
percusión hacía temblar el lugar, Martín fue a la barra a pagar el descorche de
una botella de tequila que había llevado, sirvió unos tragos bastante fuertes,
después de algunos tragos más, todos ya perciben esa sensación del alcohol en
el cuerpo, Alberto ve como Sonia y Martín empiezan a besarse y solo dice.
-What
you ever wanted, what you ever needed, but now other one has it, so, you’re
fucked!
Martín
deja de besar a Sonia y le dice algo, no le entiende en absoluto, siguen
besándose y Alberto gritaba acompañando las canciones, en una pausa entre
canciones Sonia le dice al oído.
-No te pongas celoso Alberto.
-¿Para qué?-respondió-Sería ponerme
celoso por algo que no tengo.
-Si, pero siempre te pones raro.
Le
mordió un poco la oreja y le dio un besito en la mejilla, de ahí en adelante
todo se volvió borroso y obscuro.
[…]
Bajando a lo más
profundo
Por
una gran escalera de caracol descendía un grupo de cinco personas, cuatro
vestidos de la misma manera y uno vestido con un frac negro.
-¿A dónde llevan estas
escaleras?-preguntó el joven del frac.
-A dónde se gestó el motor S3 joven
amigo-le respondió Alberto-Lo más profundo de tu alma, dentro del las paredes
del muro.
-Allí te dejaremos con él-dijo
José-Solo esperamos que hagas lo que quieras.
-¿Hacer lo que quiera?-respondió el
joven-Bueno, es lo único que me queda.
-¿Te molesta eso?-le preguntó J.
Alberto.
-Si, eh, no, bueno-dudó el joven-No
lo sé, pienso que debería hacer algo por lograr el equilibrio entre ustedes,
ese es el objetivo de la restructuración ¿No?
-No hay objetivos-respondió
Aljeos-Si tú no quieres.
-Es que una parte de mi quiere
quedarse-dijo el joven-No salir ni enfrentarse al mundo.
-¿Es eso lo que quieres?-preguntó
Alberto.
-Pero no es lo correcto-respondió el
joven-Aunque no tengo ni idea de que sea lo correcto.
-Tranquilo-dijo José-Pronto, muy pronto,
lo sabrás.
[…]
Dentro del motor
S3
La
cabeza le zumbaba, tenía un dejo de sabor a vómito en la boca y no tenía la
menor idea de cómo había regresado al departamento de Sonia, Alberto se
incorporó en el sofá y se pasó las manos por la cara, de repente, escuchó
algunos ruidos provenientes del cuarto de Sonia, gemidos y respiraciones
entrecortadas, agitadas, Alberto se agachó pero sintió ganas de vomitar, así que solo se recargó en el sofá y levantó
la cabeza al techo, escuchando ese concierto de gritos y gemidos.
“Ah que cosas, no recuerdo nada y lo primero que
escucho al salir de ese estado de amnesia etílica es a Sonia y ¿Martín se llama
el tipo no? Cómo sea, están haciéndolo, bueno no me quejo, tuve las mías hace
tres años, pero siempre queda esa hambre, tiene poco más de año y medio sin ser
alimentada”
Pensaba
Alberto, mientras tenía las manos sobre los ojos, los gemidos iban en aumento
y, de pronto, silencio, ya había pasado todo, pasaron unos minutos, se escuchó
que abrían la puerta y Alberto levantó la cabeza y vio pasar a Martín.
-Este, perdona por lo de tu prima-le
dijo al acercársele-Pero me gusta desde hace un buen y, pues, pensé que
estarías enojado.
-Nah, no hay pedo-respondió
Alberto-Ya esta grandecita.
-Te dije que no era necesario que te
disculparas con mi primo-le dijo Sonia, que solo llevaba una toalla.
-Bueno-respondió Martín-Nos vemos
Alberto.
Los
vio pasar al pasillo de la puerta de afuera, escuchó cómo se despedía y como se
cerraba la puerta, Alberto se recostó para tratar de dormir un poco, pero
entonces sintió una presión sobre él.
-Ya sé que es lo que estas
pensando-le dijo Sonia con una pequeña sonrisa cómplice-No te preocupes,
también hay para ti.
-Espera, ¿Qué?-protestó-¿Qué haces?
-Solo le doy rienda suelta a tus
impulsos salvajes-contestó Sonia-No deberías ignorarlos ¿No crees? Esa fuerza
que agita las sombras de tú ser, esos deseos pecaminosos que has guardado, en su momento, no debes
rechazarlos.
Sonia
tomó su mano la guió por su cuerpo, Alberto la beso sin saberlo, en un acto
involuntario de su cuerpo, la razón se encontraba nublada por la avalancha de
sensaciones, Sonia le quitó la playera, Alberto se quitó el resto y le quitó la
toalla, su cuerpo seguía tal y como tres años antes, quizá un poco mejor,
cuando por fin la penetró, hubo sangre, un poco extrañado la miro con ojos
interrogantes.
-Ah, no te asustes-le tranquilizó-Me
suele pasar, es algo común.
Pero
eso no fue lo único extraño, al momento de tomar uno de los senos, parecía que
perdían la piel y solo empezaba a escurrir sangre por la carne viva, por donde
Sonia le clavaba las uñas o lo mordía ambos perdían la piel y quedaba la carne
al descubierto sangrando copiosamente, además, el departamento había desaparecido
flotaban en una especie de líquido de color ambarino.
-Puedes quedarte aquí para
siempre-le dijo viendo directo a sus ojos, separados por escasos centímetros-Ya
sufriste demasiado dolor, estuviste perdido por mucho tiempo, siempre puedes regresar aquí.
-Pero ya todo lo nuestro acabó-dijo
mientras la sangre corría por su cuerpo y la de Sonia lo bañaba a él antes de
perderse en el líquido ambarino.
-Yo siempre he estado aquí-dijo con
una voz algo distinta-Ya no te debes preocupar por nada, no nos separaremos
otra vez, estaremos juntos desde ahora.
-Pero yo tengo que regresar-contestó
Alberto-Tengo que confrontar mis problemas y traumas, tengo que hacer un
equilibrio.
-No tienes por qué hacerlo-le
contestó acercando más su cuerpo al suyo entre la sangre-Ya has hecho
suficiente, luchaste muy duro y has sufrido por ello, descansa, tanto tú cuerpo
y tú alma, no hay por qué regresar con ellos, puedes quedarte aquí por siempre.
Sonia
tomó su cabeza y la colocó en su pecho, Alberto parecía haberse rendido por
completo, se quedaría ahí, donde le brindaban placer y seguridad, ya no tendría
que terminar ni luchar por nada, ahí estaría bien.
-¿Y es todo lo que quieres?-dijo
Alberto viéndolo a través de la cortada de su sombrero-¿Te quedaras solo con la
satisfacción carnal? No diré que no lo necesitas, pero no es más que carne,
nosotros hemos confiado mucho en ti, todas nuestras esperanzas estaban puestas
en ti.
-Te necesitamos-añadió José-¿Quién
terminara este proceso sin ti?
-Así es Alberto-le dijo J.
Alberto-No le des la espalda a la realidad, necesitas mirarla a la cara.
-¡Te niegas a resolver tus propios
problemas!-le gritó Aljeos-¡Crees que encerrándote y quedándote dónde eres
feliz se resolverán las cosas! ¡Apenas
habías dejado libre este lugar y ya lo llenas con más carne, huesos y nervios!
Se
abalanzó hacía él sacando una navaja de su gabardina y entonces el joven se
levantó un poco y lo vio con gran
enfado.
-¡Cállense!-gritó el muchacho-¡Todos
ustedes no saben lo que me provocaron! ¡Ya no quiero luchar más, voy a
quedarme! ¡Ella dijo que estaría a salvo aquí!
Los
cuatro hombres parecían consternados, esto no lo esperaban, el poder del motor
S3 había rebasado sus expectativas, Alberto decidió quedarse en la zona donde
había amontonado todos sus deseos frustrados con Sonia.
[…]
-Escenario
[improbable] Nº 4-
Ecos de verdades
nunca dichas
Casa de Sonia, tres años atrás
Alberto
acababa de besar a Sonia, la estaba abrazando cuando ella dijo.
-Bueno, ¿Era lo que querías, no?
-Ya te he dicho que eso no es lo
importante-respondió.
-Pero…Es algo que me desespera-contestó
ella separándose un poco.
-¿Cómo dices?
-Idiota, es lo que buscas siempre,
pareciera que es lo único que vienes a buscar cuando me ves, como si no supiera
todas tus sucias fantasías, ¡Anda! Hazlas realidad, que estaré aquí viendo,
pero si aún así no te satisfaces, entonces no quiero saber nada de ti.
Ambos
jóvenes se separaron bruscamente, se veían el uno al otro como buscando por
donde atacar.
-¿Es eso lo que te molesta, eh?-empezó
Alberto-¡Siempre había notado que algo te molestaba! ¡Pero tú nunca lo decías!
¡¿Cómo esperas que arregle lo que te molesta si nunca me lo dices?!
-¡¿Quieres que te diga lo que me
molesta?!-espetó Sonia-Perfecto, estoy harta de que vengas tan seguido, déjame
un momento para estar sola, para pensar, no me abrumes con tu maldita presencia.
-¡Pero si nunca habías dicho que te
molestaba!
-Claro-rezongó Sonia-Échame la
culpa.
-¿Qué es lo que quieres que
haga?-preguntó el joven.
-Vete de aquí-dijo Sonia
cortantemente.
-No me iré-contestó acercándose a
ella-No quiero ir a ningún otro lugar.
-Estando aquí solo me causas más
daño-le dijo apartándolo con la mano.
-Yo quiero ayudarte, quiero estar
junto a ti y que tú me ayudes a mí.
Sonia
lo empujó fuertemente contra una pared, Alberto rebotó contra ella y una
estantería llena de libros le cayó encima junto con un jarrón que se estrelló
en su cabeza, provocándole una cortada que sangraba continuamente.
-¡A ti puede ayudarte quien sea!-le
gritó furiosa-¡Y francamente no te importa quién, tienes miedo de todos los que
están fuera de tu estúpido muro, pero sin embargo andas y andas rogando por
ayuda cuando ni si quiera te molestas en ayudarte a ti mismo, no te preocupas
por resolver tu realidad por tu propia cuenta, ya que piensas que no lo
necesitas e ignoras la de los demás, ¿es que acaso eres tan egoísta?!
Alberto
escuchaba con los ojos hacía el suelo, mientras varios hilos de sangre escurrían
de su cabeza por su frente y cara, cayendo en su playera y el suelo. Se levantó con la cabeza agachada, tomó uno de
los libros y empezó a azotarlo todo con él.
-¡Ayúdame!…no…no me dejes solo-decía
entrecortadamente-¡No dejes que enloquezca! ¡No me dejes ser devorado por mi
soledad!
-No me importa-dijo secamente-Yo no
estoy ahí.
Alberto
se quedó agachado frente a ella, cuando, repentinamente, la tomó por el cuello
y la empezó a ahorcar, tenía los ojos llenos de ira, parecía que, por la
expresión de su cara, disfrutaba el hecho de estarla matando.
-¿Es eso lo que querías?-Dijo Alberto
viéndole por la cortada de su sombrero-¿Destruirla?
-Además-agregó José-¿Dónde has
puesto los ojos, si no en lo que ansías más deseoso?
-No lo sé-dijo el joven dejando caer
el cuerpo de Sonia, que se desplomó y desvaneció en el líquido ámbar-Ya ni sé
quién soy.
-Bueno –dijo J. Alberto-Pero el no
saber algo te deja la oportunidad de aprenderlo.
-Tu percepción del medio te crea,
aunque cada quien crea su realidad, eso nos limita, pero es lo que nos hace
únicos a todos, si la realidad fuera la misma para todos, el mundo no sería un
lugar interesante ¿O no?-dijo José
-Entonces ¿Vas a salir de aquí?-preguntó
Alberto
El
joven se agachó y se puso las manos en la cabeza, todo daba vueltas.
-¿Qué hago?-preguntó-No puedo
esperar por alguien, me siento terriblemente
solo, mi mente se mantiene
arraigada a la época de ella, dado que es la única felicidad que conoció, suena
patético y en realidad lo es, pero no puedo engañarme y decir que pronto algo
llegará, estoy cansado de esperar y buscar, es una actividad sin sentido, ¿Cómo
algo que no es indispensable para vivir me afecta tanto? Solo es carne, hueso y
nervio, pero es algo que en verdad quiero, solo quiero a alguien que me
comprenda y esté conmigo.
-Pero-intervino Aljeos-¿Para qué te
mortificas con ello? O mejor dicho ¿Qué haces para solucionarlo? Si no haces
nada, difícilmente algo cambiara, sin importar cuánto te quejes de ello, por
cierto, buena estrangulada-dijo guiñándole un ojo.
[…]
-Escenario Nº 5-
Libertad…momento
fugaz
La
mujer seguía sosteniendo al joven cerca de su pecho, cuando se escucho el eco
de una voz femenina.
-¿No saldrás de ahí?-decía la
voz-¿Ni siquiera por mí?
-¿Ingrid?-dijo Alberto.
-Eso no es lo que en verdad
deseas-le dijo la voz de Ingrid-Ni siquiera es la verdadera Sonia.
-Claro que es la verdadera
Sonia-respondió.
-Ya no es la Sonia a la que tú
amaste-dijo la voz-Es solo tú terco deseo de estar con ella, pero ella no le
pertenece a nadie, ni si quiera a Violeta, no vale la pena pasarla mal por ella
¿No crees? Tú tampoco le perteneces a nadie, sin embargo te mantienes atado a
esos recuerdos
-¿Por qué me dices esto?
-Porque yo te quiero y no quiero
verte así.
-¿Me quieres?-dijo el joven-¿En
verdad?
-Alberto-dijo maternal la voz-No
llegaría hasta aquí si no te amara.
-¿Me amas?-repitió el joven-¿Tú me
amas? Pero si yo soy una uva podrida a la que se hace a un lado en lugar de ser
comida.
-No te menosprecies-dijo tiernamente
la voz de Ingrid-¿No te das cuenta que tú corazón ha estado enfermo por tanto
tiempo? Esta ennegrecido por las falsas esperanzas que lo han alimentado, pero
¿No lo has entendido?, que cuanto más enfermo este un corazón, más fuerte es el
desencanto que te llevas.
El
joven reparó en que estaba completamente sin piel y bañado en sangre, pero lo
que más lo aterró fue el ver que no era Sonia quien estaba sobre él, si no una
mujer sin piel y sin rostro.
-Suéltame-le dijo mientras
forcejeaba con ella.
-¿Por qué te pones así?-dijo la
mujer-¿Acaso no quieres quedarte aquí conmigo? ¿Vas a dejar este sitio sin
dolor ni sufrimiento?
-¡Tú no eres ella!-gritó
aterrado-¡No quiero quedarme! ¡Alguien, ayúdeme!
Recibió
la navaja de Aljeos y la furia rápidamente se apodero de él, hundió varias
veces la navaja en el pecho y abdomen de esa mujer, poco a poco recuperaba su
piel, y la sangre de la mujer se perdía, diluida por el líquido ambarino.
-Ahora te has quedado solo joven
amigo-dijo Alberto-¿En verdad ese era tú corazón?
-Era un corazón repugnante, si me lo
preguntan-dijo José
-¿Por qué era repugnante?-preguntó
el joven.
-¿No te has dado cuenta?-le dijo J.
Alberto mientras le ponía su
gabardina-Estaba lleno de odio, tristeza y soledad.
-Pero no negarás que te sientes mejor
ahora que te has desecho de ese corazón enfermo-le dijo Aljeos mientras sacaba
su navaja del cuerpo de la mujer-¿Me dirás la razón que hay en esto?
-Para que tenga lugar un nuevo
corazón-dijo el joven-Para que nada me estorbe, además, estos deseos con Sonia,
terminarían perturbando su felicidad y yo no quiero eso, para quitar ese
corazón, debía destruirlo, asegurarme que no quedara nada de él, por qué si
dejaba algo, esto traería problemas a la larga.
-Vaya-dijo Aljeos-Le diste un
significado a esta furia, más allá de solo destruir como pensaba.
-Bueno-intervino José-Ahora ¿Crees
que se pueda llevar bien la “fría razón” con la pasión?
-Claro-contestó el joven-Si ninguno
de ustedes se apoya en los otros, siempre habrá rencores entre uno y otro, si no
lo hacen la decisión tomada afectará la condición que se está logrando en este
momento, se que cuesta trabajo, pero hay que pensar muy bien algunas cosas
antes de hacerlas, ahí si te aceptaría que te lo pienses todo muy bien, pero
otras solo se deben hacer sin reparar mucho en lo que pasará, ya lo dije, si
no, te perderás muchas oportunidades que no se volverían a presentar.
-Bien hecho-dijo Alberto quitándose
el sombrero-Lo has logrado, te has reestructurado, parecerá que has pasado
mucho tiempo aquí, pero en realidad ni si quiera han pasado más de unos
minutos.
-Solo queda el tema de la señorita
Ingrid-dijo J. Alberto-Vamos a ver como lo resuelves estando ya integrado.
-¿Qué es lo que tenemos que hacer
ahora?-dijo Aljeos jugando con una gran cantidad de dinamita.
-¿Acaso no es obvio?-dijo el joven
con una sonrisa-¡Derriben el muro!
-¿Y con el S3?-preguntó Alberto.
-Eso déjamelo a mí-respondió el
joven-Pero cambiémosle el nombre.
[…]
Todos
estaban riendo y aplaudiendo al brujo, mientras regresaba a mi lugar sentí la
mirada expectante de Ingrid, se veía un poco cansada, supongo que debería
estarlo, si logró concentrarse tanto para intervenir en la restructuración.
-Estuvo chido como te hipnotizo ese
mago Albert-dijo Sonia entre risas-Te hizo actuar como pollo y perro.
-Además-dijo Violeta-Te hizo
ayudarle en todo el acto.
-Eeeeeh-dije inclinando la cabeza-No
recuerdo nada de eso, oigan voy a respirar algo de aire fresco, ahorita vengo.
Salí y
me quedé recargado cerca de la entrada, sabía que Ingrid me seguiría, estaba un
poco cansado y cerré los ojos por un momento, cuando sentí que Ingrid tomaba mi
mano.
-¿Ahora si me dirás tu
respuesta?-dijo abrazándome.
-Ya la tengo-dije-Y no la habría
logrado encontrar sin tu ayuda.
-¿Mi ayuda?-se sorprendió.
-¿No lo recuerdas?-le pregunté.
-¿Recordar qué?
-No importa-le dije abrazándola un
poco más y levante su cara-Claro que acepto ser tú pareja.
-¿Pero qué hay de lo que me contó
Sonia?-dijo algo preocupada-Dijo que tú no dejabas de sentir algo por ella.
-Eso es cierto Ingrid-dije y me
acerqué a su rostro-Pero se puede amar de diferentes maneras a mucha gente,
ella siempre será la primera en serio, pero ahora tú eres lo principal.
-Alberto-dijo-¿Estás seguro de que
estarás bien?
-Bueno-contesté-Puede que este loco
en mayor o menor medida, pero lo que siento por ti es auténtico.
-Tienes razón-dijo acercando su
rostro al mío-Ahora ya eres otro.
La
besé y regresamos a dentro, donde Sonia ya estaba presentando su danza árabe y
terminando ella de bailar, regresamos al escenario a tocar hasta el final de la
fiesta, y para mí por fin había terminado mi historia, pareciera fantasiosa,
pero es todo lo que este muchacho les puede contar, que al final supe encontrar
lo que quería buscar.
-Fin-
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