Derechos algo reservados

Eres libre de utilizar el contenido de este blog tanto para tareas, antologías y más, pero reconociendo la fuente y siempre y cuando no tengas própositos comerciales, si no, te buscaré y mataré (bueno no, pero te jalaré las patas mientras duermes) Sobre advertencia no hay engaño
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 3.0 Unported License.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Capítulo XX Los quince años Parte VII


-Escenario [imposible] Nº 3-
Motor S3

Alberto se encontraba recargado en la silla de la mesita de la computadora portátil de Sonia, veía una película que había comprado antes de llegar a visitarla, ya llevaba varios días de viaje, había pasado los primeros tres en la capital visitando a Hugo, donde compró su película, vio algunos cómics, comió la pizza de los dioses, en palabras (bien justificadas) de Hugo y había comprado una máscara de Guy Fawkes, había llegado esa misma mañana, Sonia lo llevó de la central de autobuses a su departamento, de hecho Alberto la esperaba, irían a un concierto de la banda de metal de un amigo de ella, solo que estaba demorándose mucho en tomar una ducha.

            -¿Ya estás listo Albert?-dijo mientras entraba secándose el cabello y solo llevaba puesto su pantalón y el sostén.
            -Cla…ro-dijo levantando la vista y alzando una ceja.
            -Ah sí-dijo como si nada-Has de pensar ¡Ah, esta semidesnuda!
            -Qué va-respondió mientras guardaba el disco en su caja-Después de haber vivido un rato con una compañera de cuarto te acostumbras a esas escenas.

Pero había “algo” dentro de Alberto, un enorme deseo de solo tomarla y arrojarla a la cama y dejar salir sus más bajos instintos, satisfacer su libido hasta que sintiera asco del cuerpo que estaba tomando.

            -Vámonos-dijo apagando la luz-Tenemos que pasar a por un amigo y recuerda-agregó dándole un golpecito en la cabeza-Eres mi primo lejano que vino de visita ¿De acuerdo?
            -Si, ya se-respondió Alberto rascándose dónde lo había golpeado-Seremos como dos extraños en un lugar diferente, haré como si no nos conociéramos.
            -Tampoco te vayas por las ramas-le aclaró-Solo somos primos, si te pones más denso, mi amigo no se la va a creer y te dije que es tan tierno y abusable, se me declaró hace unos días y sería una estupidez que le diga “Mira, este wey es mi ex novio”.
            -Chale-respondió-¿No te basta solo con Violeta?
            -Ay Albert-le dijo poniéndole la mano en el hombro-A veces pienso que me llevo más gente a la cama que tú.

Alberto se crispó un poco por el comentario pero ambos empezaron a reír mientras bajaban las escaleras. Salieron del edificio de departamentos y emprendieron la corta caminata hacía el centro, dónde ya los esperaba el amigo de Sonia.
           
            -Hola Martín-lo saludó Sonia-Este es mi primo Albert, del DF.
            -Hola mucho gusto-lo saludó Martín dándole la mano.
            -¿Qué tal?-dijo Alberto.
            -¿Ya nos vamos?-dijo Sonia-¿Tomamos un taxi o camión? 
            -Mejor caminamos un tramo-propuso Martín-Y después tomamos un taxi.

Empezaron a caminar por las calles de la ciudad, Sonia y Martín platicaban animadamente, mientras Alberto los seguía un poco más atrás, sumido en sus pensamientos.

“Ellos tiene lo que quiero, ¿Por qué me dan un poco?, solo una noche y se las dejo mañana. ¡Lo juro! Yo jamás rompería una promesa, aun que fuese hecha en el calor del momento. Tienen lo que necesito, que me compartan un poco, yo no he tenido a nadie más en mi vida”

            -¿Por qué tan serio primo?-dijo Sonia tomándole el brazo-Él también es baterista Martín.
            -¿Y qué tipo de música tocas?-le preguntó.
            -Ah-dudó Alberto, lo habían sacado de golpe de sus pensamientos-Rock progresivo, algo de Hard rock, más o menos algo de metal y britpop.
            -En ese último la regaste-contestó Martín-Bueno ¿Y qué batería tienes?
            -Una Pearl negra-respondió Alberto-Con platillos Zildjian, paiste y sabian.
            -Una buena batería y tocas britpop, chale.

Siguieron caminando hasta una esquina y tomaron un taxi para que los llevara al lugar de la tocada “Escenario 201”, ya en el lugar saludaron a su otro amigo y pasaron a ocupar una mesa, pronto empezó la tocada, los rápidos acordes salían desgarrando las bocinas, la pesada percusión hacía temblar el lugar, Martín fue a la barra a pagar el descorche de una botella de tequila que había llevado, sirvió unos tragos bastante fuertes, después de algunos tragos más, todos ya perciben esa sensación del alcohol en el cuerpo, Alberto ve como Sonia y Martín empiezan a besarse y solo dice.

            -What you ever wanted, what you ever needed, but now other one has it, so, you’re fucked!

Martín deja de besar a Sonia y le dice algo, no le entiende en absoluto, siguen besándose y Alberto gritaba acompañando las canciones, en una pausa entre canciones Sonia le dice al oído.

            -No te pongas celoso Alberto.
            -¿Para qué?-respondió-Sería ponerme celoso por algo que no tengo.
            -Si, pero siempre te pones raro.

Le mordió un poco la oreja y le dio un besito en la mejilla, de ahí en adelante todo se volvió borroso y obscuro.

[…]
Bajando a lo más profundo

Por una gran escalera de caracol descendía un grupo de cinco personas, cuatro vestidos de la misma manera y uno vestido con un frac negro.

            -¿A dónde llevan estas escaleras?-preguntó el joven del frac.
            -A dónde se gestó el motor S3 joven amigo-le respondió Alberto-Lo más profundo de tu alma, dentro del las paredes del muro.
            -Allí te dejaremos con él-dijo José-Solo esperamos que hagas lo que quieras.
            -¿Hacer lo que quiera?-respondió el joven-Bueno, es lo único que me queda.
            -¿Te molesta eso?-le preguntó J. Alberto.
            -Si, eh, no, bueno-dudó el joven-No lo sé, pienso que debería hacer algo por lograr el equilibrio entre ustedes, ese es el objetivo de la restructuración ¿No?
            -No hay objetivos-respondió Aljeos-Si tú no quieres.
            -Es que una parte de mi quiere quedarse-dijo el joven-No salir ni enfrentarse al mundo.
            -¿Es eso lo que quieres?-preguntó Alberto.
            -Pero no es lo correcto-respondió el joven-Aunque no tengo ni idea de que sea lo correcto.
            -Tranquilo-dijo José-Pronto, muy pronto, lo sabrás.

[…]


Dentro del motor S3

La cabeza le zumbaba, tenía un dejo de sabor a vómito en la boca y no tenía la menor idea de cómo había regresado al departamento de Sonia, Alberto se incorporó en el sofá y se pasó las manos por la cara, de repente, escuchó algunos ruidos provenientes del cuarto de Sonia, gemidos y respiraciones entrecortadas, agitadas, Alberto se agachó pero sintió ganas de vomitar,  así que solo se recargó en el sofá y levantó la cabeza al techo, escuchando ese concierto de gritos y gemidos.

“Ah que cosas, no recuerdo nada y lo primero que escucho al salir de ese estado de amnesia etílica es a Sonia y ¿Martín se llama el tipo no? Cómo sea, están haciéndolo, bueno no me quejo, tuve las mías hace tres años, pero siempre queda esa hambre, tiene poco más de año y medio sin ser alimentada”

Pensaba Alberto, mientras tenía las manos sobre los ojos, los gemidos iban en aumento y, de pronto, silencio, ya había pasado todo, pasaron unos minutos, se escuchó que abrían la puerta y Alberto levantó la cabeza y vio pasar a Martín.

            -Este, perdona por lo de tu prima-le dijo al acercársele-Pero me gusta desde hace un buen y, pues, pensé que estarías enojado.
            -Nah, no hay pedo-respondió Alberto-Ya esta grandecita.
            -Te dije que no era necesario que te disculparas con mi primo-le dijo Sonia, que solo llevaba una toalla.
            -Bueno-respondió Martín-Nos vemos Alberto.

Los vio pasar al pasillo de la puerta de afuera, escuchó cómo se despedía y como se cerraba la puerta, Alberto se recostó para tratar de dormir un poco, pero entonces sintió una presión sobre él.

            -Ya sé que es lo que estas pensando-le dijo Sonia con una pequeña sonrisa cómplice-No te preocupes, también hay para ti.
            -Espera, ¿Qué?-protestó-¿Qué haces?
            -Solo le doy rienda suelta a tus impulsos salvajes-contestó Sonia-No deberías ignorarlos ¿No crees? Esa fuerza que agita las sombras de tú ser, esos deseos pecaminosos  que has guardado, en su momento, no debes rechazarlos.

Sonia tomó su mano la guió por su cuerpo, Alberto la beso sin saberlo, en un acto involuntario de su cuerpo, la razón se encontraba nublada por la avalancha de sensaciones, Sonia le quitó la playera, Alberto se quitó el resto y le quitó la toalla, su cuerpo seguía tal y como tres años antes, quizá un poco mejor, cuando por fin la penetró, hubo sangre, un poco extrañado la miro con ojos interrogantes.

            -Ah, no te asustes-le tranquilizó-Me suele pasar, es algo común.

Pero eso no fue lo único extraño, al momento de tomar uno de los senos, parecía que perdían la piel y solo empezaba a escurrir sangre por la carne viva, por donde Sonia le clavaba las uñas o lo mordía ambos perdían la piel y quedaba la carne al descubierto sangrando copiosamente, además, el departamento había desaparecido flotaban en una especie de líquido de color ambarino.

            -Puedes quedarte aquí para siempre-le dijo viendo directo a sus ojos, separados por escasos centímetros-Ya sufriste demasiado dolor, estuviste perdido por mucho tiempo,  siempre puedes regresar aquí.
            -Pero ya todo lo nuestro acabó-dijo mientras la sangre corría por su cuerpo y la de Sonia lo bañaba a él antes de perderse en el líquido ambarino.
            -Yo siempre he estado aquí-dijo con una voz algo distinta-Ya no te debes preocupar por nada, no nos separaremos otra vez, estaremos juntos desde ahora.
            -Pero yo tengo que regresar-contestó Alberto-Tengo que confrontar mis problemas y traumas, tengo que hacer un equilibrio.
            -No tienes por qué hacerlo-le contestó acercando más su cuerpo al suyo entre la sangre-Ya has hecho suficiente, luchaste muy duro y has sufrido por ello, descansa, tanto tú cuerpo y tú alma, no hay por qué regresar con ellos, puedes quedarte aquí por siempre.

Sonia tomó su cabeza y la colocó en su pecho, Alberto parecía haberse rendido por completo, se quedaría ahí, donde le brindaban placer y seguridad, ya no tendría que terminar ni luchar por nada, ahí estaría bien.

            -¿Y es todo lo que quieres?-dijo Alberto viéndolo a través de la cortada de su sombrero-¿Te quedaras solo con la satisfacción carnal? No diré que no lo necesitas, pero no es más que carne, nosotros hemos confiado mucho en ti, todas nuestras esperanzas estaban puestas en ti.
            -Te necesitamos-añadió José-¿Quién terminara este proceso sin ti?
            -Así es Alberto-le dijo J. Alberto-No le des la espalda a la realidad, necesitas mirarla a la cara.
            -¡Te niegas a resolver tus propios problemas!-le gritó Aljeos-¡Crees que encerrándote y quedándote dónde eres feliz se resolverán las cosas! ¡Apenas  habías dejado libre este lugar y ya lo llenas con más carne, huesos y nervios!

Se abalanzó hacía él sacando una navaja de su gabardina y entonces el joven se levantó  un poco y lo vio con gran enfado.

            -¡Cállense!-gritó el muchacho-¡Todos ustedes no saben lo que me provocaron! ¡Ya no quiero luchar más, voy a quedarme! ¡Ella dijo que estaría a salvo aquí!

Los cuatro hombres parecían consternados, esto no lo esperaban, el poder del motor S3 había rebasado sus expectativas, Alberto decidió quedarse en la zona donde había amontonado todos sus deseos frustrados con Sonia.

[…]

-Escenario [improbable] 4-
Ecos de verdades nunca dichas

Casa de Sonia, tres años atrás

Alberto acababa de besar a Sonia, la estaba abrazando cuando ella dijo.

            -Bueno, ¿Era lo que querías, no?
            -Ya te he dicho que eso no es lo importante-respondió.
            -Pero…Es algo que me desespera-contestó ella separándose un poco.
            -¿Cómo dices?
            -Idiota, es lo que buscas siempre, pareciera que es lo único que vienes a buscar cuando me ves, como si no supiera todas tus sucias fantasías, ¡Anda! Hazlas realidad, que estaré aquí viendo, pero si aún así no te satisfaces, entonces no quiero saber nada de ti.

Ambos jóvenes se separaron bruscamente, se veían el uno al otro como buscando por donde atacar.

            -¿Es eso lo que te molesta, eh?-empezó Alberto-¡Siempre había notado que algo te molestaba! ¡Pero tú nunca lo decías! ¡¿Cómo esperas que arregle lo que te molesta si nunca me lo dices?!
            -¡¿Quieres que te diga lo que me molesta?!-espetó Sonia-Perfecto, estoy harta de que vengas tan seguido, déjame un momento para estar sola, para pensar, no me abrumes con tu maldita presencia.
            -¡Pero si nunca habías dicho que te molestaba!
            -Claro-rezongó Sonia-Échame la culpa.
            -¿Qué es lo que quieres que haga?-preguntó el joven.
            -Vete de aquí-dijo Sonia cortantemente.
            -No me iré-contestó acercándose a ella-No quiero ir a ningún otro lugar.
            -Estando aquí solo me causas más daño-le dijo apartándolo con la mano.
            -Yo quiero ayudarte, quiero estar junto a ti y que tú me ayudes a mí.

Sonia lo empujó fuertemente contra una pared, Alberto rebotó contra ella y una estantería llena de libros le cayó encima junto con un jarrón que se estrelló en su cabeza, provocándole una cortada que sangraba continuamente.

            -¡A ti puede ayudarte quien sea!-le gritó furiosa-¡Y francamente no te importa quién, tienes miedo de todos los que están fuera de tu estúpido muro, pero sin embargo andas y andas rogando por ayuda cuando ni si quiera te molestas en ayudarte a ti mismo, no te preocupas por resolver tu realidad por tu propia cuenta, ya que piensas que no lo necesitas e ignoras la de los demás, ¿es que acaso eres tan egoísta?!

Alberto escuchaba con los ojos hacía el suelo, mientras varios hilos de sangre escurrían de su cabeza por su frente y cara, cayendo en su playera y el suelo. Se  levantó con la cabeza agachada, tomó uno de los libros y empezó a azotarlo todo con él.

            -¡Ayúdame!…no…no me dejes solo-decía entrecortadamente-¡No dejes que enloquezca! ¡No me dejes ser devorado por mi soledad!
            -No me importa-dijo secamente-Yo no estoy ahí.

Alberto se quedó agachado frente a ella, cuando, repentinamente, la tomó por el cuello y la empezó a ahorcar, tenía los ojos llenos de ira, parecía que, por la expresión de su cara, disfrutaba el hecho de estarla matando.

            -¿Es eso lo que querías?-Dijo Alberto viéndole por la cortada de su sombrero-¿Destruirla?
            -Además-agregó José-¿Dónde has puesto los ojos, si no en lo que ansías más deseoso?
            -No lo sé-dijo el joven dejando caer el cuerpo de Sonia, que se desplomó y desvaneció en el líquido ámbar-Ya ni sé quién soy.
            -Bueno –dijo J. Alberto-Pero el no saber algo te deja la oportunidad de aprenderlo.
            -Tu percepción del medio te crea, aunque cada quien crea su realidad, eso nos limita, pero es lo que nos hace únicos a todos, si la realidad fuera la misma para todos, el mundo no sería un lugar interesante ¿O no?-dijo José
            -Entonces ¿Vas a salir de aquí?-preguntó Alberto

El joven se agachó y se puso las manos en la cabeza, todo daba vueltas.

            -¿Qué hago?-preguntó-No puedo esperar por alguien, me siento terriblemente  solo,  mi mente se mantiene arraigada a la época de ella, dado que es la única felicidad que conoció, suena patético y en realidad lo es, pero no puedo engañarme y decir que pronto algo llegará, estoy cansado de esperar y buscar, es una actividad sin sentido, ¿Cómo algo que no es indispensable para vivir me afecta tanto? Solo es carne, hueso y nervio, pero es algo que en verdad quiero, solo quiero a alguien que me comprenda y esté conmigo.
            -Pero-intervino Aljeos-¿Para qué te mortificas con ello? O mejor dicho ¿Qué haces para solucionarlo? Si no haces nada, difícilmente algo cambiara, sin importar cuánto te quejes de ello, por cierto, buena estrangulada-dijo guiñándole un ojo.
[…]

-Escenario  Nº  5-
Libertad…momento fugaz

La mujer seguía sosteniendo al joven cerca de su pecho, cuando se escucho el eco de una voz femenina.

            -¿No saldrás de ahí?-decía la voz-¿Ni siquiera por mí?
            -¿Ingrid?-dijo Alberto.
            -Eso no es lo que en verdad deseas-le dijo la voz de Ingrid-Ni siquiera es la verdadera Sonia.
            -Claro que es la verdadera Sonia-respondió.
            -Ya no es la Sonia a la que tú amaste-dijo la voz-Es solo tú terco deseo de estar con ella, pero ella no le pertenece a nadie, ni si quiera a Violeta, no vale la pena pasarla mal por ella ¿No crees? Tú tampoco le perteneces a nadie, sin embargo te mantienes atado a esos recuerdos
            -¿Por qué me dices esto?
            -Porque yo te quiero y no quiero verte así.
            -¿Me quieres?-dijo el joven-¿En verdad?
            -Alberto-dijo maternal la voz-No llegaría hasta aquí si no te amara.
            -¿Me amas?-repitió el joven-¿Tú me amas? Pero si yo soy una uva podrida a la que se hace a un lado en lugar de ser comida.
            -No te menosprecies-dijo tiernamente la voz de Ingrid-¿No te das cuenta que tú corazón ha estado enfermo por tanto tiempo? Esta ennegrecido por las falsas esperanzas que lo han alimentado, pero ¿No lo has entendido?, que cuanto más enfermo este un corazón, más fuerte es el desencanto que te llevas.

El joven reparó en que estaba completamente sin piel y bañado en sangre, pero lo que más lo aterró fue el ver que no era Sonia quien estaba sobre él, si no una mujer sin piel y sin rostro.

            -Suéltame-le dijo mientras forcejeaba con ella.
            -¿Por qué te pones así?-dijo la mujer-¿Acaso no quieres quedarte aquí conmigo? ¿Vas a dejar este sitio sin dolor ni sufrimiento?
            -¡Tú no eres ella!-gritó aterrado-¡No quiero quedarme! ¡Alguien, ayúdeme!

Recibió la navaja de Aljeos y la furia rápidamente se apodero de él, hundió varias veces la navaja en el pecho y abdomen de esa mujer, poco a poco recuperaba su piel, y la sangre de la mujer se perdía, diluida por el líquido ambarino.

            -Ahora te has quedado solo joven amigo-dijo Alberto-¿En verdad ese era tú corazón?
            -Era un corazón repugnante, si me lo preguntan-dijo José
            -¿Por qué era repugnante?-preguntó el joven.
            -¿No te has dado cuenta?-le dijo J. Alberto mientras le ponía su  gabardina-Estaba lleno de odio, tristeza y soledad.
            -Pero no negarás que te sientes mejor ahora que te has desecho de ese corazón enfermo-le dijo Aljeos mientras sacaba su navaja del cuerpo de la mujer-¿Me dirás la razón que hay en esto?
            -Para que tenga lugar un nuevo corazón-dijo el joven-Para que nada me estorbe, además, estos deseos con Sonia, terminarían perturbando su felicidad y yo no quiero eso, para quitar ese corazón, debía destruirlo, asegurarme que no quedara nada de él, por qué si dejaba algo, esto traería problemas a la larga.
            -Vaya-dijo Aljeos-Le diste un significado a esta furia, más allá de solo destruir como pensaba.
            -Bueno-intervino José-Ahora ¿Crees que se pueda llevar bien la “fría razón” con la pasión?
            -Claro-contestó el joven-Si ninguno de ustedes se apoya en los otros, siempre habrá rencores entre uno y otro, si no lo hacen la decisión tomada afectará la condición que se está logrando en este momento, se que cuesta trabajo, pero hay que pensar muy bien algunas cosas antes de hacerlas, ahí si te aceptaría que te lo pienses todo muy bien, pero otras solo se deben hacer sin reparar mucho en lo que pasará, ya lo dije, si no, te perderás muchas oportunidades que no se volverían a presentar.
            -Bien hecho-dijo Alberto quitándose el sombrero-Lo has logrado, te has reestructurado, parecerá que has pasado mucho tiempo aquí, pero en realidad ni si quiera han pasado más de unos minutos.
            -Solo queda el tema de la señorita Ingrid-dijo J. Alberto-Vamos a ver como lo resuelves estando ya integrado.
            -¿Qué es lo que tenemos que hacer ahora?-dijo Aljeos jugando con una gran cantidad de dinamita.
            -¿Acaso no es obvio?-dijo el joven con una sonrisa-¡Derriben el muro!
            -¿Y con el S3?-preguntó Alberto.
            -Eso déjamelo a mí-respondió el joven-Pero cambiémosle el nombre.

[…]

Todos estaban riendo y aplaudiendo al brujo, mientras regresaba a mi lugar sentí la mirada expectante de Ingrid, se veía un poco cansada, supongo que debería estarlo, si logró concentrarse tanto para intervenir en la restructuración.

            -Estuvo chido como te hipnotizo ese mago Albert-dijo Sonia entre risas-Te hizo actuar como pollo y perro.
            -Además-dijo Violeta-Te hizo ayudarle en todo el acto.
            -Eeeeeh-dije inclinando la cabeza-No recuerdo nada de eso, oigan voy a respirar algo de aire fresco, ahorita vengo.

Salí y me quedé recargado cerca de la entrada, sabía que Ingrid me seguiría, estaba un poco cansado y cerré los ojos por un momento, cuando sentí que Ingrid tomaba mi mano.

            -¿Ahora si me dirás tu respuesta?-dijo abrazándome.
            -Ya la tengo-dije-Y no la habría logrado encontrar sin tu ayuda.
            -¿Mi ayuda?-se sorprendió.
            -¿No lo recuerdas?-le pregunté.
            -¿Recordar qué?
            -No importa-le dije abrazándola un poco más y levante su cara-Claro que acepto ser tú pareja.
            -¿Pero qué hay de lo que me contó Sonia?-dijo algo preocupada-Dijo que tú no dejabas de sentir algo por ella.
            -Eso es cierto Ingrid-dije y me acerqué a su rostro-Pero se puede amar de diferentes maneras a mucha gente, ella siempre será la primera en serio, pero ahora tú eres lo principal.
            -Alberto-dijo-¿Estás seguro de que estarás bien?
            -Bueno-contesté-Puede que este loco en mayor o menor medida, pero lo que siento por ti es auténtico.
            -Tienes razón-dijo acercando su rostro al mío-Ahora ya eres otro.

La besé y regresamos a dentro, donde Sonia ya estaba presentando su danza árabe y terminando ella de bailar, regresamos al escenario a tocar hasta el final de la fiesta, y para mí por fin había terminado mi historia, pareciera fantasiosa, pero es todo lo que este muchacho les puede contar, que al final supe encontrar lo que quería buscar.

-Fin-

0 comentarios:

Publicar un comentario