Era extraño, tenía mucho tiempo
que no estaba en una situación así, todo a mí alrededor parecía girar, el pulso
se aceleraba, bastante extraño. Ingrid seguía dormida en mi hombro, la acomodé
un poco más y la abracé, sentía el ritmo de su respiración, el ascenso y
descenso de su suave pecho, se acurrucó de la misma manera que cuando la dejé
en mi cama. Parecía que el tiempo transcurría más lento, que no había nada más
que nosotros y en ese momento me empecé sentir un poco asustado. ¿Siendo una
persona así, tan cambiante, tan inconstante, tenía yo derecho a tener o, mejor
dicho, merecer todo esto? La idea me pareció tonta y repulsiva en ese momento,
pero siempre queda la duda, la incertidumbre. Pasó un poco de tiempo hasta que
Ingrid despertó.
-Mmmmmm...-dijo
con voz adormilada-¿Qué hora es?
-No
lo sé-dije-Debe ser algo tarde, ya casi se ha ocultado el sol.
-Debo
tomar otra taza del té.
Se levantó lentamente y fue por
más a la cocina, yo me quedé sentado, como un poco incrédulo por toda la escena
que acababa de pasar, como si estuviera viviéndola otra persona, que eso no me
podía pasar a mí. Ingrid regresó y sacó una libretita roja de un librero.
-Este-empezó
a decirme-Es una especie de diario que llevaba cuando te conocí, como leí tu
libreta de poemas creo que es justo que tú le des un vistazo a la mía.
Lo dejó en mis manos, lo hojeé un
poco y comenté:
-Pero,
te dije que no había problema, es más, me parece bien que la leyeras, me ayudó
mucho lo que dedujiste de ella.
Agacho un poco la cabeza y su
semblante cambio un poco, parecía haberse entristecido.
-¿Y
tú no has deducido nada de mí? ¿Tan egoísta eres?
Ese comentario me cayó como un
balde de agua fría, era cierto, volvía a pasar, de nuevo me había centrado
tanto en mi propio bienestar, en llevar a cabo la restructuración, que poca
atención había puesto en los sentimientos de los demás, sin darme mucha cuenta
de lo que hacía, me levante y la abracé.
-Tienes
razón-le dije al oído-Soy un maldito egoísta, pero hay algo que tengo que
terminar de hacer antes de darte una respuesta, si te doy una ahora, es
probable que más adelante no sea la misma persona que te la dijo.
-Lo
sé-respondió-Pero me parecía que no te habías dado cuenta de nada, pero, al
menos, déjame darte un beso.
Lentamente, o eso me pareció,
Ingrid tomo mi cara entre sus manos y me dio el beso que tanto tiempo tenía yo
sin dar, casi lo había olvidado, un beso dulce, quizá por los cafés, el té o
quizás solo era yo, que importaba.
-Cuando
encuentres tu respuesta, ven a buscarme.
-Si
señorita.
Me despedí de ella y tomé rumbo
de nuevo a mi casa, tenía un torrente de emociones y sensaciones revolviéndose
en mí: felicidad, confusión, excitación, recelo, cautela y miles más, todas tan
fuertes y todas tan disparejas, me parecía que todo tenía un color diferente, ni
cuenta me había dado del paso del tiempo y ya estaba frente a mi casa. Al pasar
por la sala me di cuenta que el teléfono tenía una llamada perdida, presioné el
botón de reproducir y escuché el mensaje.
-Alberto,
solo te llamaba para decirte que mi madre quiere saber si puede contar contigo
para montar la coreografía del baile de quince años de Estela, regresa la
llamada en cuanto puedas. Hasta luego.
Tomé un poco de tiempo para
pensar, no en la petición de Sonia y los quince años de Estela, sino más bien
en como terminaría con la restructuración y, más importante, la respuesta que
le daría a Ingrid, paseé un rato por el departamento, mirando por la ventana
como la noche se posaba sobre la ciudad. Después de un rato llamé a casa de
Sonia para confirmar mi participación.
-Bueno
Albert, los ensayos serán cada fin de semana, bueno en especial para ti por que
estas fuera, espero y no lo olvides-dijo
Sonia.
-No,
pero me parece algo extraño que Estela haga fiesta de quince años-comenté-¿Pues
no que no le gustaban?
-No
le gustan-respondió-Pero mis padres la obligan a hacerla, ya ves proyectando
sus sueños sobre nosotras.
-Bueno-añadí-Hasta
el próximo fin de semana.
-Bye.
Colgué, me lavé los dientes y me
dispuse a dormir, tendría unas semanas algo movidas.
…
-Vamos,
vamos, Alberto, te tienes que aprender la coreografía más rápido que los demás
porque tú solo vienes en fines de semana-Me decía la instructora para llamar mi
atención.
-Si
torpe y todavía no te aprendes el paso del vals-añadió Sonia.
-Bueno
ya-reclamé-Es mi primer día ¿Qué esperaban?
Después de la visita a Ingrid,
ella y yo salimos un poco en la semana, sin querer me había llevado sus notas y
no me di cuenta hasta varios días después, pero ella me dijo que me quedara con
la libreta, no la he leído pero planeo hacerlo hoy al regresar a casa.
Al llegar a casa de Sonia para
ensayar esa coreografía, ya se encontraban ahí Rodrigo, Lucía, Eva, Jorge,
Alexa y un chico que no conocía David, todos ya tenían conocimiento de la
rutina y la ejecutaban con facilidad pero a mí me costaba algo de trabajo,
debido a que tenía la mente en otro lugar.
-Alberto
te notas un poco distraído-comentó Lucía-Pero tu semblante es alegre.
-Si-agregó
Rodrigo-Parece que te hubieran dado un gran noticia.
-¡Oh!-exclamo
Eva-¿No será que al pequeño Albert le han dado una prueba de amor?
-Mmmmm-gruñí-Ya,
no es gracioso.
-Ja
ja ja ja –rió Jorge-Entonces es cierto, cuéntanos ¿Cómo es?
-Conociéndote-intervino
Sonia-De seguro tiene un bustote.
-Ya
estuvo bueno-dije algo molesto-Chinga ¿De cuándo acá ponen tanto interés en mi?
-Es
que es divertido molestarte-dijo Estela-Te enojas muy rápido, es como tirar una
piedra en un hormiguero.
-Y
además no vienes tan seguido-dijo Alexa-Por eso bromeamos tanto contigo.
Suspiré un poco, seguimos
ensayando por un buen rato hasta que le pesqué el hilo a la rutina, la
instructora nos hizo repetirla una par de veces más para que viera mi avance.
-Bien,
Alberto, muy bien-comentó-Aprendes muy rápido, yo creo que para el próximo fin
de semana ya podrías aprenderte el paso del vals.
-Je
je je-reí por lo bajo-Bueno.
-Perfecto,
ahora, vamos a formar las parejas, porque hasta ahora han ensayado con quien
caiga-dijo la instructora-A ver, fórmense de mayor a menor los chicos y las
chicas
Nos formamos y me di cuenta que,
por estaturas, Sonia era mi pareja.
-Bueno,
pese a los que no vinieron, tenemos 5 parejas ya formadas-observó la
instructora-Vamos, un último ensayo y nos vamos.
Todos tomamos la posición inicial
y al tomar la mano de Sonia, ella rápido me dijo.
-¿Por
qué estas temblando?
-¿No
recuerdas que siempre me pasaba al tomarnos de la mano?
-Vaya-dijo-Pensé
que ya lo tendrías superado.
-Es
en eso en lo que estoy-le contesté mientras empezábamos a bailar-Ingrid podría
decirse que se me declaró.
-¿Y
qué le dijiste?
-Qué
tenía que resolver algo antes de darle una respuesta, pues si no, podría
cambiar de parecer.
-Bueeeeno-dijo
algo decepcionada-De lo mal que pudiste haberlo hecho, la regaste poco.
-¡Sonia,
Alberto! Dejen de platicar y concéntrense.
-Si
Alberto, ¡Con-cen-tra-te!-dijo Iván-Oye ¿Me ayudarías con una escena de un
videojuego después de ensayar?
-Esta
bien Iván, Sonia ¿Te lo platico terminando?
-No
voy a quedarme, voy a salir con Violeta después de esto-contestó.
-Bueno-dije
con un suspiro-Será en otra ocasión.
-¡Ya
dejen de platicar!-grito la instructora.
Terminando, Sonia rápidamente se
despidió y salió a encontrarse con Violeta, le ayude a Iván con su juego y
Estela me pido que si The Anonimus podía tocar en su fiesta.
-Anda
Albert-me decía-No quiero que mis padres contraten al típico sonido, además,
Sonia dice que tu banda tiene muchos géneros y que son bastante carismáticos.
-Por
mí no habría problema, pero el detalle esta con los otros-dije-No sé que digan.
-¿Y
si les hablas?, Digo, porque les pagaríamos por la tocada-dijo como que
distraída.
-Buena
idea.
Tomé prestado su teléfono y hablé
a casa de Hugo.
-Hugo,
¿qué te parece la idea de tocar en la fiesta de quince años de la hermana de
Sonia?
-No
inventes calvo-protestó-¿Unos quince años? No juegues, que hueva.
-¿Mencioné
que nos pagarán por la tocada?-dije con un tono más convencedor.
-Viéndolo
por otra parte, es una forma muy adecuada de proyectar nuestra imagen como
banda y lograr llegar a un público nuevo-respondió Hugo.
-Si,
ajá, avísale a Oscar e Isaac, yo te digo cuando tendríamos que ensayar ¿Vale?
-Órale,
bye.
-Listo-dije-Ya
quedó.
…
Esa noche de regreso en mí
departamento, después de haber escuchado y medio ensayado algunas canciones que
Estela quería que tocáramos, me puse a leer el diario de Ingrid.
18 de Enero de…
No sé ni
por dónde empezar, este día fue completamente extraño, fue de un extremo al otro
en un pestañeo.
Bueno,
después de ir al As de espadas a cobrarle al mal nacido de Tomás, ese imbécil
se puso digno y no me quería pagar, de hecho empezó a molestarme y justo cuando
creía que me golpearía o algo peor, apareció un muchacho por la esquina, le
pedí ayuda y pareció que la escena lo dejó extrañado, pero me ayudó, me quito
de encima Tomás, sin embargo, él le pegó en la cara y lo estaba pateando, yo le
pedía que parara, que lo iba a matar y justo cuando termine de decir esto, paso
algo raro y aterrador, el muchacho se levantó de repente y lo empezó a ahorcar,
tenía los ojos inyectados de una furia incontrolable, su rostro solo transmitía
ira y un ardiente deseo de matar, llorando le pedí que se detuviera y se
detuvo, apenas le agradecí me desmaye.
Desperté
en un departamento desconocido, vi al chico, se llama Alberto, dormido
profundamente en un sillón, al lado tenía una libretita abierta, no resistí el
deseo de ver que decía.
Calla,
ella duerme en silencio.
Deja que
los huesos se calienten
en la
hoguera del suspenso
Quiero
vaciar mí mente,
que ya
nada sea aparente.
Agitar el
tiempo y llegar casa
siempre
contento
Seguí
leyendo por un rato, poesías bastante cargadas de su personalidad, todo lo que
guarda en su interior, preparé algo de comer para agradecer el favor,
platicamos un poco, le sugerí que hiciera una especie de catarsis, tiene un
verdadero “dilema del erizo”, espero y tome en cuanta mi consejo, además, quede
de verlo dentro de un rato aquí al lado, en el gato negro.
Era la última entrada de ese
diario, ya de ahí en adelante solo quedaban algunas notas escolares o deberes y
pensar que terminaríamos juntos si todo sale bien, he ahí el detalle, si todo
sale bien, no sé qué es lo que guarde en mi interior, debería saberlo, pero en
la desesperada carrera por construir el muro, lentamente empecé a esconder a
los demonios que tenía, a enterrar ideas, a perseguir y eliminar planes, todos aventados en un
pequeño espacio en mi, hacinándose y esto los hará caer como fichas de dómino,
todas formadas en un complicado diseño que no logo entender, he vivido preso en
una cárcel construida por mí mismo, ahora las paredes se han resquebrajado, el
aire y la luz se escurren por las fisuras, mi cuerpo tiembla, pero no de miedo,
no tendré miedo, no hay tiempo para tener miedo, hay mucho por hacer.
Nota:
A partir del siguiente capítulo
entramos a la recta final de esta historia, y para el final, he reservado la
artillería pesada, muy probablemente sea un capítulo largo, cambiaré un poco la
manera de narrarlos y la estructura será otra, no adelanto nada, pero serán
relatos cortos, relacionados con la idea central de esta historia, unificar 4
conceptos: Furia, razón, pasión y sensatez (lo que vendría siendo el equilibrio
de J. Alberto), aquí es probable que se ponga “intensa” la historia.
Están avisados y gracias por leer
este intento de historia por parte su desvariado autor.
José Alberto Ruiz Domínguez.
2 comentarios:
Wow no puedo esperar para esa recta final, me ha tenido al filo del asiento toda la historia :)
*NO MANCHES YA QUIERO LEERLA!!!!
CLAUDINE
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