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martes, 22 de noviembre de 2011

Capítulo X Necesidad de Saber -Parte III-


Para matar un poco el tiempo seguí con la actividad de revivir los recuerdos, volví a empezar con los sucesos de la época de Sonia, puesto que estos son los que mayor carga presentaban para mi espíritu, la misma convulsión de presentaba en mí, pero era un poco menor a la de ayer, el dolor y el sufrimiento habían disminuido un poco y podía manejarlos de tal manera que no se notara tanto mi estado.

A eso de las cuatro cincuenta y cinco, Ingrid apareció por la puerta del local, iba vestida con una blusa blanca, un pantalón untado negro y llevaba un peinado sencillo, levanté mi mano para hacerle señas, me vio y rápidamente se sentó en la mesa y me saludó.

            -Vaya-dijo-Eres puntual, ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
            -Casi una media hora-respondí-Aparté la mesa, ya ordené los cafés.
            -Ah muy bien, entonces por eso llegaste antes-contestó-Te ves diferente.
            -¿Será porque, al fin, ya me puse a trabajan con tú consejo?-insinué.
            -OH… ¿Es en serio?-preguntó.
            -Si-dije-Tenías razón, es más complicado de lo que suena.
            -Te lo dije-contestó con una sonrisa en el rostro-¿Qué tal?
            -Es demasiado fuerte, los recuerdo en verdad pesan, más aún en una persona como yo, por ejemplo, los recuerdos de Sonia, la chica que te platiqué, son demasiado vívidos, principalmente porque ayer que la vi, estos quedaron “frescos”, así lograron ejercer un poder mayor  al que normalmente tienen.
            -Si-dijo-Suele pasar así, esa “actividad” es una forma de catarsis.
            -¿Catarsis?-pregunté.
            -Así es-respondió-La catarsis es, por así decirlo,  una forma de liberar pasiones o sentimientos que han sido reprimidos o dejados a un lado por largos periodos de tiempo.
            -Ya veo, los recuerdos llevan ligados sentimientos-dije-¿Por eso me diste ese consejo?
            -En parte-contestó-También por el muro que mencionabas ayer, pero eso solo complementa mi idea que tengo sobre ti.
            -¿Y cuál es tu idea?-volví a preguntar.
            -Que has llevado el dilema del erizo más allá de los límites normales de este.
            -¿Dilema del erizo?-dije-¿En qué consiste?
            -Básicamente, se trata de una fábula-empezó a explicar-Porque mientras un erizo trate de acercarse a otro, sean cuales sean sus intenciones, este herirá y será herido, en tu caso, te acercabas tanto que, al momento de separarte, te quedaban heridas muy profundas que tardaban demasiado en sanar.
            -Eso es cierto-concordé-Llegaba hasta un punto simbiótico en mis relaciones donde, cuando acaban, el golpe me lo llevaba yo.
            -Pero tan solo es una parte del dilema-continuó-Por eso mismo huiste, dejaste la cruel realidad de la vida y te apartaste de las personas, no querías y estoy segura de que no quieres entablar una relación seria, por el mismo miedo que tienes de lastimar y salir lastimado, no encaraste el problema y te engañaste diciéndote que no te afectaba en lo mínimo.

En ese instante la mesera se acercó dejando los cafés en la mesa y el frasco de azúcar, Ingrid tomó el suyo y le agregó un poco, al mío le agregué unas tres cucharadas y bebí de él.

            -Huí de la realidad porque en verdad que era dolorosa-dije-Era un conjunto de situaciones que no podía controlar, ¿el muro solo era la manifestación de esta huida de la realidad?
            -Es una medida que tomaste para limitar y controlar el efecto que tendrían ese conjunto de situaciones, de tal manera que las espinas jamás se te acercaran-dijo mientras ponía su café en la mesa-Te esforzaste por no comprender y no ser comprendido, porque sabías lo que eso significaba.
            -Si-contesté-Era dejarlos pasar el muro y llegar hasta mí.
            -Pero dentro de esa huida-continuo-Ocurrió algo peculiar, dejaste de limitar contacto con la realidad y las personas pero llegaste a un punto en el que nada te afectaba, nada te molestaba o perjudicaba.
            -¿Eso a que se debió?-pregunté
            -Pues desarrollaste un coraje que te llevo a tomar una postura no muy buena-respondió-Confundir la fortaleza con la dureza.
            -La dureza-dije-Ese fue un momento muy particular en mi vida, iba por la  vida sin dejar que nada me distrajera de un objetivo que ni siquiera era claro.
            -Tomando a otro animal-explicó-Se puede decir que llevaste el dilema del erizo hasta convertirse en el problema del armadillo, el armadillo, al vérselas con las espinas de los erizos y, pensemos en algún lugar más espinoso, en las espinas de un rosal, considerando que ambos representan a las personas y a la realidad, prefiere enfrentarlos con una coraza protectora, eso fue en lo que se transformó tu muro, en una coraza que te mantenía seguro de las espinas.
            -Ya veo-respondí-Así fue como corté todo contacto con la realidad, evitando, o más bien perdiéndome de las cosas bellas que existen solo por no querer salir lastimado, transformé las heridas en rencor y este pasaba a formar parte de la dureza de la coraza.
            -Si-respondió-Esa no es la mejor postura, la dureza no se esfuerza por cambiar nada porque nada la afecta, pero la fortaleza es el seguir en pie cuando la vida te ha devastado, dar una mano de ayuda a pesar de tú la necesites más y solo encuentres puños amenazantes.
            -¿Pero eso ya ha pasado?-pregunté.
            -Si-respondió alegre-en una parte, estas aceptando tus errores en el amor, tus heridas, tus episodios de infelicidad, está viviendo tú y no un ser moldeado por tu orgullo.

Tomamos un poco más del café y empezamos a hablar de sucesos como las recreaciones tan vívidas que dan el revivir a cada uno de los recuerdos, por que como dice el refrán, recordar es volver a vivir, o al menos eso es lo que dicen. Antes de terminar la charla, estaba pensando en mi libreta de versos, recordé que en ella estaban plasmadas las etapas que Ingrid mencionó.

            -Oye Ingrid-dije-¿Leíste mi libreta de versos cuando estuviste en mi casa?

Se atragantó con el café y mientras tosía me di cuenta que se sonrojaba.

            -Tomaré eso como un sí-dije con una sonrisa en el rostro.
            -Perdón-dijo-No era mi intención.
            -No hay problema-respondí-Me has ayudado mucho.

Terminamos nuestros cafés y salimos a dar un paseo, habían sido dos días difíciles y salir a dar una vuelta por la ciudad en compañía de alguien era en verdad reconfortante, hacia que valiera la pena salir herido, pero feliz. 


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Aviso: Debido al final de mi estadía en el DF este blog entra en un hiatus temporal, quizá en diciembre actualice algo, pero no estoy seguro, gracias por su apoyo :D

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