Para matar un poco el tiempo
seguí con la actividad de revivir los recuerdos, volví a empezar con los
sucesos de la época de Sonia, puesto que estos son los que mayor carga
presentaban para mi espíritu, la misma convulsión de presentaba en mí, pero era
un poco menor a la de ayer, el dolor y el sufrimiento habían disminuido un poco
y podía manejarlos de tal manera que no se notara tanto mi estado.
A eso de las cuatro cincuenta y
cinco, Ingrid apareció por la puerta del local, iba vestida con una blusa
blanca, un pantalón untado negro y llevaba un peinado sencillo, levanté mi mano
para hacerle señas, me vio y rápidamente se sentó en la mesa y me saludó.
-Vaya-dijo-Eres
puntual, ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
-Casi
una media hora-respondí-Aparté la mesa, ya ordené los cafés.
-Ah
muy bien, entonces por eso llegaste antes-contestó-Te ves diferente.
-¿Será
porque, al fin, ya me puse a trabajan con tú consejo?-insinué.
-OH…
¿Es en serio?-preguntó.
-Si-dije-Tenías
razón, es más complicado de lo que suena.
-Te
lo dije-contestó con una sonrisa en el rostro-¿Qué tal?
-Es
demasiado fuerte, los recuerdo en verdad pesan, más aún en una persona como yo,
por ejemplo, los recuerdos de Sonia, la chica que te platiqué, son demasiado vívidos,
principalmente porque ayer que la vi, estos quedaron “frescos”, así lograron
ejercer un poder mayor al que
normalmente tienen.
-Si-dijo-Suele
pasar así, esa “actividad” es una forma de catarsis.
-¿Catarsis?-pregunté.
-Así
es-respondió-La catarsis es, por así decirlo,
una forma de liberar pasiones o sentimientos que han sido reprimidos o
dejados a un lado por largos periodos de tiempo.
-Ya
veo, los recuerdos llevan ligados sentimientos-dije-¿Por eso me diste ese
consejo?
-En
parte-contestó-También por el muro que mencionabas ayer, pero eso solo
complementa mi idea que tengo sobre ti.
-¿Y
cuál es tu idea?-volví a preguntar.
-Que
has llevado el dilema del erizo más allá de los límites normales de este.
-¿Dilema
del erizo?-dije-¿En qué consiste?
-Básicamente,
se trata de una fábula-empezó a explicar-Porque mientras un erizo trate de
acercarse a otro, sean cuales sean sus intenciones, este herirá y será herido,
en tu caso, te acercabas tanto que, al momento de separarte, te quedaban
heridas muy profundas que tardaban demasiado en sanar.
-Eso
es cierto-concordé-Llegaba hasta un punto simbiótico en mis relaciones donde, cuando
acaban, el golpe me lo llevaba yo.
-Pero
tan solo es una parte del dilema-continuó-Por eso mismo huiste, dejaste la
cruel realidad de la vida y te apartaste de las personas, no querías y estoy
segura de que no quieres entablar una relación seria, por el mismo miedo que
tienes de lastimar y salir lastimado, no encaraste el problema y te engañaste
diciéndote que no te afectaba en lo mínimo.
En ese instante la mesera se
acercó dejando los cafés en la mesa y el frasco de azúcar, Ingrid tomó el suyo
y le agregó un poco, al mío le agregué unas tres cucharadas y bebí de él.
-Huí
de la realidad porque en verdad que era dolorosa-dije-Era un conjunto de
situaciones que no podía controlar, ¿el muro solo era la manifestación de esta
huida de la realidad?
-Es
una medida que tomaste para limitar y controlar el efecto que tendrían ese
conjunto de situaciones, de tal manera que las espinas jamás se te
acercaran-dijo mientras ponía su café en la mesa-Te esforzaste por no
comprender y no ser comprendido, porque sabías lo que eso significaba.
-Si-contesté-Era
dejarlos pasar el muro y llegar hasta mí.
-Pero
dentro de esa huida-continuo-Ocurrió algo peculiar, dejaste de limitar contacto
con la realidad y las personas pero llegaste a un punto en el que nada te
afectaba, nada te molestaba o perjudicaba.
-¿Eso
a que se debió?-pregunté
-Pues
desarrollaste un coraje que te llevo a tomar una postura no muy
buena-respondió-Confundir la fortaleza con la dureza.
-La
dureza-dije-Ese fue un momento muy particular en mi vida, iba por la vida sin dejar que nada me distrajera de un
objetivo que ni siquiera era claro.
-Tomando
a otro animal-explicó-Se puede decir que llevaste el dilema del erizo hasta
convertirse en el problema del armadillo, el armadillo, al vérselas con las espinas
de los erizos y, pensemos en algún lugar más espinoso, en las espinas de un
rosal, considerando que ambos representan a las personas y a la realidad,
prefiere enfrentarlos con una coraza protectora, eso fue en lo que se
transformó tu muro, en una coraza que te mantenía seguro de las espinas.
-Ya
veo-respondí-Así fue como corté todo contacto con la realidad, evitando, o más
bien perdiéndome de las cosas bellas que existen solo por no querer salir
lastimado, transformé las heridas en rencor y este pasaba a formar parte de la
dureza de la coraza.
-Si-respondió-Esa
no es la mejor postura, la dureza no se esfuerza por cambiar nada porque nada
la afecta, pero la fortaleza es el seguir en pie cuando la vida te ha
devastado, dar una mano de ayuda a pesar de tú la necesites más y solo
encuentres puños amenazantes.
-¿Pero
eso ya ha pasado?-pregunté.
-Si-respondió
alegre-en una parte, estas aceptando tus errores en el amor, tus heridas, tus
episodios de infelicidad, está viviendo tú y no un ser moldeado por tu orgullo.
Tomamos un poco más del café y
empezamos a hablar de sucesos como las recreaciones tan vívidas que dan el
revivir a cada uno de los recuerdos, por que como dice el refrán, recordar es
volver a vivir, o al menos eso es lo que dicen. Antes de terminar la charla,
estaba pensando en mi libreta de versos, recordé que en ella estaban plasmadas
las etapas que Ingrid mencionó.
-Oye
Ingrid-dije-¿Leíste mi libreta de versos cuando estuviste en mi casa?
Se atragantó con el café y
mientras tosía me di cuenta que se sonrojaba.
-Tomaré
eso como un sí-dije con una sonrisa en el rostro.
-Perdón-dijo-No
era mi intención.
-No
hay problema-respondí-Me has ayudado mucho.
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Aviso: Debido al final de mi estadía en el DF este blog entra en un hiatus temporal, quizá en diciembre actualice algo, pero no estoy seguro, gracias por su apoyo :D
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