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domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo XI Otro día en el colegio



 
Nota: Este capítulo contiene referencias al “Tratado de los sistemas y  motores”

Las pláticas de los días anteriores tuvieron un efecto positivo en mí, me encontraba de un humor bastante relajado y alegre, hasta mi actitud había cambiado.

Después de mi ausencia en el colegio por la “rehabilitación”, volví a asistir, la gran mayoría de mis compañeros me odia, pero creo que al menos les di algo de “preocupación” por mi accidente, una extraña sensación que sentir por alguien que antes solía ser antipático y huraño.

            -Qué bueno que ya estás bien –me dicen a lo largo del día compañeros y maestros.

El día transcurre un poco lento, ya me había acostumbrado a la inactividad de la rehabilitación que perdí el ritmo que tenía en la escuela, no perdí el hilo de las clases debido  a que mis padres me traían las notas y tareas de las clases y me hacían trabajar en ellas para no quedarme atrás, pero aún así era un poco extraño volver a la actividad de un día normal de clases.

            -No inventes Alberto te has perdido de muchas cosas mientras no estabas aquí-me dijo Andrés durante un descanso-Han entrado muchas chicas nuevas que están bien buenas y Fernanda vaya que se ha puesto mejor, me cae, ¿para qué dejaste que te tronara?
            -Pus veras-le dije mientras lo miré con un poco de rencor-Tú fuiste quien me obligo a “andar” con ella, me obligaste a tratar de volver con ella, además, te escuché hablar con ella de mi primo.

Andrés se quedo un poco sorprendido por lo que sabía y me respondió un poco apenado.

            -Bueno, es que yo trataba de ayudarte a salir de esa soledad en las que te has refugiado por tanto tiempo-dijo-Encima de todo no me lo niegues, eres un maldito pervertido de closet.
            -Eso no lo puedo negar-repuse mientras me encogía de hombros-Solo por eso tengo amigos promiscuos como tú.
            -Cállate maniaco de senos-respondió refunfuñando-Tú habilidad para  adivinar la talla ya raya en la manía.
            -Pero no pasa de eso-dije-¿Eh cochinito promiscuo? ¿Ya mero rompes el récord de tu tío?
            -No-contestó-Aún me faltan muchas más chicas con las cuales acostarme.
            -¿Ves?-le pregunté-Y dices que el pervertido soy yo.
            -¡O bueno ya!-se quejó-¿No has visto a Fernanda?
            -Por suerte-dije-No tengo ganas de verla, también, tiene meses que no hablo con ella, ¿acaso crees que tenemos la más mínima necesidad de vernos?
            -Pues vieras no más de lo que te pierdes-contestó-Hablando en tus términos, “subió” a  talla B, yo diría un poco más, ¿existe la talla B casi, casi C?
            -No sé-dije mientras me rascaba un poco la cabeza-Yo solo se dé A, B, C y así, mejor pregúntale a ella ¿no?
            -Ah…-reflexionó un poco y dijo-Mejor no, me patearía las pelotas de solo preguntárselo, pero mira-me tomó del brazo y me llevó a la ventana-Ahí va.

Caminaba por el patio principal del colegio acompañada por sus amigas de siempre, se había cortado el cabello y tenía un mechón de color… en un lado, y si, había aumentado un poco de busto como decía Andrés.

            -¿Vas a arreglar las cosas con ella?-preguntó Kenia detrás de mí.
            -No-respondí-No hay motivo.
            -Como tú quieras Beto-dijo mientras la veía-No le queda mal ese corte.
            -Si-dijo Andrés-Aunque todo mundo piensa que se desgracio con él.
            -¡Yo no hice nada!-exclamé-Acabo de regresar.
            -Yo hablaba del corte-aclaró-Zonzo.
            -Ouuh…am…correcto-dije-Así parece algún personaje de un anime.
            -No pus si-respondió Andrés e hizo un gesto extraño y continúo-Oye wey estas algo cambiado, antes no seguías el hilo de las conversaciones, siempre te salías por la tangente  y ahora hasta las sigues y admites tus manías naturalmente.
            -Ay Andrés-dijo Kenia-Déjalo en paz, acaba de salir de la recuperación, quizá y quedo loquito por tanta sangre que se le salió.
            -No es eso-dije-Tan solo estoy cambiando mi manera de ser, es mejor que este así en lugar de ese gruñón amargado de antes ¿o no?
            -Si-dijo Andrés y rápido añadió-Y mejor te quedas así.

Nos despedimos y cada uno regreso a su salón de clases, los tres estudiábamos carreras distintas en el colegio, pero nos conocimos en los cursos especiales al principio de la carrera y nos seguimos frecuentando. Por todas partes me seguían dando sus felicitaciones por haberme recuperado del accidente y me trataban como al sobreviviente de alguna especie de tragedia, ja, quizá para quienes me odian en el salón fue una tragedia que viviera.

Por fin, a las tres de la tarde terminan las clases y me voy a mi casa, la actividad de Ingrid me ha dejado una sensación de liberación que me ha quitado un gran peso de encima, Alberto y J. Alberto no se han aparecido, pero creo que el encontrar a Aljeos será un problema y todavía falta José. Camino al centro de la ciudad para comprar una revista o algo que me distraiga el resto de la tarde hasta que me den ganas de hacer la tarea. Tomo asiento en una banca del parque y empiezo a hojear la revista, pero al poco rato se sienta un tipo algo bajo y me empezó a hacer plática.

            -Buena tarde-me dijo-Veo que está muy entretenido con su revista.
            -Si-le respondí-llevo coleccionándola por espacio de dos años.
            -¿Tanto tiempo?-se sorprendió-Vaya, y eso a pesar de que la revista no tiene un contenido precisamente razonable, siempre colmada de artículos de  tecnología, los últimos estrenos de cine, sexo y notas varias que no aportan nada a la razón del lector .

Solté un pequeño suspiro y me resigne a pasar un momento con un moralista de esos que nada les parece y se dedican a andar catalogando los que los demás hacen.

            -Señor-dije mientras me levantaba para irme-no sea tan cerrado hacia la diversidad de ideologías y pensamientos de una revista, solo lograra terminar excluyendo a todo lo que no le parezca bien a su forma de pensar y podría dejar pasar algo increíble o hermoso.
            -Me parece que ya he llegado un poco tarde-respondió decepcionado-Esos idiotas ya te han influenciado tanto que tendré que tomar medidas… más drásticas.

Fue en ese momento que me di cuenta que se trataba de José pero antes de reaccionar me lanzó una nube de polvo que me adormeció de inmediato y perdí la conciencia al cabo de un rato. Cuando desperté, me encontraba en una sala de una casa de estilo antiguo, con los estantes de las paredes llenos de libros y el estilo de la decoración era bastante refinado y sobrio.

            -Por fin te despiertas-dijo José-Pensé que había utilizado demasiado somnífero.
            -¿Qué es lo quieres?-pregunté-¿Para qué me trajiste aquí?
            -Para enmendar el daño que ha creado  Alberto-me contestó-Por que por su culpa has dejado pasar eventos que nunca hubieras hecho, por favor, ¿llevar a esa chica a tu casa?, podías haberla dejado en la comandancia de policía, ¡pero no!, por la estúpida pasión, que yo tanto me esforcé en quitar de en medio, la llevaste a tu casa, la dejaste en tu cama y, peor aún, la dejaste llegar hasta tu interior, cosa que no dejabas que pasara antes, el amor solo resultaba en un molesto obstáculo en el diario acontecer y por eso lo evitabas.
            -El asumir esa solitaria existencia fue un error-respondí-ese muro impidió que resolviera muchos de los problemas que tenía y provoco el “error” de Fernanda.
            -¡Calla!-gritó-Esa niña tonta fue la que no supo apreciar lo que en su momento le ofrecía.
            -¿Y qué le ofreciste?-le pregunté-Qué yo recuerde, jamás le dijiste algo cariñoso, nunca le diste muestras de afecto, tan solo querías la satisfacción de su cuerpo para callar al deseo y distraer a la pasión.
            -Es solo parte de lo que tenía planeado-dijo-Quería que esa relación sirviera de modelo base para un proyecto que yo llamo “Sistemas y motores”
            -¿Y eso qué?-dije-¿Tratabas de mecanizar el amor?
            -No precisamente-respondió-Era un proyecto más ambicioso, trataba de mecanizar todas las acciones de un ser humano y primero quería empezar por los procesos en los cuales una persona se relaciona con los demás y por consiguiente se “enamora”, trataba de crear un modelo base adaptable a las diferentes formas de ser de las personas, incluso su orientación sexual, pero eso, en sí, me resulta una abominación en contra de la naturaleza.
            -Eso solo lo dices por el caso de Sonia-le recriminé-Te asusta lo  que ella ha hecho con su vida.
            -Es un error-dijo-Un error que pudiste haber evitado, si tan solo no la hubieras hastiado, si por un momento de tu irracional juventud me hubieras hecho caso todo este embrollo de personalidades jamás hubiera ocurrido.
            -El hubiera no existe-contesté-Para ser la razón, estas bastante confundido, las cosas pasan por algo, además, de haber hecho todo lo que dices dudo que se hubiera evitado todo esto, las personas cambian, en cualquier momento ella pudiera haber decidido que era suficiente y el problema entre ustedes de igual manera hubiera sucedido.
            -Correcto-admitió-Pero no olvides que trataste de volver con ella y esos intentos fueron resultado de los desesperados planes de último momento de Alberto.
            -Es cierto-respondí-Si, lo reconozco, su forma de actuar en ese momento me confundió e hizo surgir una chispa de esperanza en un momento de desesperación por la inminente soledad que se avecinaba.
            -A pesar de eso-dijo-La volviste a ver, a pesar de su cambio.
            -Todavía la quiero-continué-Pero se y admito que ella no tiene tiempo ahora, ha hecho su vida y yo me encargué de despedazar la realidad de la mía, me esforcé por evitar todo contacto con la realidad, me refugié en la soledad centrando mi atención en pequeñeces sin importancia, no quería que esa soledad fuera perturbada por la mirada de algún extraño ajeno a mi espíritu, encerré todo en un muro de aislamiento y me acoracé en contra de la realidad y sus efectos. Para ella tan solo soy un viejo amigo que, en su momento, fue su primera pareja, no sé si recuerde las cosas tal y como lo hago yo, pero al menos me alegra el saber que ella es feliz.
            -¡No me vengas con hipocresías!-reclamo-¡Para ti y Alberto todo lo que interesa de una mujer es su cuerpo! ¡La excitación animal que provee la figura femenina, el busto, las piernas y demás!
            -Si, en eso tienes razón-dije-Pero si tan solo fuera eso lo que me llamase la atención, hubiera terminado con varias mujeres huecas, con solo un buen cuerpo pero una mente vacía y sin personalidad, hasta en eso estabas metido tú, buscabas que las parejas potenciales tuvieran una mentalidad interesante y fuera de lo común.
            -Eso era antes-respondió-Cuando eras joven, en ese entonces era de otra manera.
            -¿Ves?-pregunté-Incluso tú cambiaste, ¿Por qué ahora no quieres aceptar los cambios de los demás?

José palideció, se levanto de su asiento y se dirigió hacia el bar que estaba en un rincón de la sala, se sirvió un trago bastante largo y lo bebió de una sola vez; se quedo contemplando el exterior por largo rato.

            -A veces los cambios son demasiado drásticos-dijo en voz baja-No aceptaré cambios que afecten los planes que tengo para ti.
            -Si son aquellos en los que quieres que lleve todo como si tratara de un experimento o un análisis científico-dije- Mejor olvídalo, prefiero ser un idiota pasional que pierda la esperanza cada día y que padece el peso de sus sentimientos a un tanque ambulante insensible a todo lo que sucede a su alrededor.
            -Pero es mejor evitar el dolor-dijo-Es mejor anular cualquier daño proveniente del exterior, de aspectos que no se puedan controlar.
            -El dolor es inevitable-dije-No se puede tratar de controlar todo aspecto de la vida, terminaría viviendo en un estado de eterno estrés por tratar de prever la siguiente amenaza, el que te guste atormentarte con ellos ya es caso aparte.

Antes de que siguiera la discusión, me levante y salí de la sala, pensé que José no tardaría en detenerme para seguir hablando pero no lo hizo, su forma de pensar  me resulta bastante dispersa y equivocada, trata de hacer que todo se adapte a su manera de ver el mundo, pero, por lo que veo, no está del todo perdido, solo es cuestión de hacer entrar en razón a mi perdida y desorientada razón, si estas platicas se repiten es más probable que la restructuración tenga una culminación exitosa, solo restaría reconciliar a Aljeos y con ello quedaría todo resuelto, pero el fin todavía se ve algo lejano.

Ya fuera de la casa de José, tomo una bocanada de aire y emprendo el camino a casa con un extraño paso decidido y una sensación de confianza bastante peculiar, la plática de la manía con Andrés y la discusión con José es resultado de la “integración” de mis personalidades que se está dando en mi interior, la soledad está dando paso a una temporada de compañía y quizá hasta de un posible romance con Ingrid, si es que mis pensamientos no me engañan y si así fuera, es solo cuestión de sobre ponerme y seguir adelante.

2 comentarios:

¡Me encantó! Creo que es de lo mejor que has escrito y mira que escribes demasiado bien :D

Pues sigo aqui pegada a la historia, los "monologos" de las varias personalidades son la onda siempre!

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